𝐂𝐚𝐦𝐚 𝐕𝐚𝐜𝐢𝐚 : ᵈᵘᶜᵏᵒ : FINALIZADA ✅✅

↷✦; 𝖢𝖺𝗉𝗂𝗍𝗎𝗅𝗈 𝖰𝗎𝗂𝗇𝖼𝖾 ❞

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— Cenfe... — Matias llamó un poco incómodo a Campos, que se encontraba recostado junto a él.

Desde hace más de una hora y media.

— ¿Qué pasa? — Tomás consultó, mientras acariciaba el vientre del otro, que hizo todo lo posible para no quejarse.

— No me estoy sintiendo bien. — el morocho confesó bajito. — Siento dolor aquí. — señaló, tocando en la misma área que Campos lo estaba haciendo. — Y no sé por qué... pero tengo muchas ganas de llorar. — agregó.

Haciendo que Campos se levantara de inmediato y lo examiné rápidamente.

— ¿Desde cuándo te sientes así? — Tomás preguntó preocupado.

— Luego de haberme tomado las pastillas que Indra me dio. — Matías respondió, encogiendo su cuerpo en la cama. Y todo por culpa de un fuerte y repentino cólico. — Cenfe, me está doliendo más. — dijo, para luego sentir como algo bajaba por sus piernas. — Cenfe... creo que estoy sangrando. — indicó, notando la sangre que recorría sus piernas, empezando desde su zona íntima. — ¿Cenfe, qué me pasa? ¿Qué le pasa a nuestro bebé? — pregunto asustado y entrando en pánico.

Pero en vez de recibir consuelo o ayuda por parte de Campos. Este le dejó un fuerte puñetazo en la cara, que le hizo sangrar la nariz.

— ¡Idiota! ¡No debiste tomarte esas pastillas! — el Alfa se queja iracundo y con la vida de su bebé dependiendo de un hilo.

Si lo que pensaba, era lo que estaba sucediendo.

— Cenfe... perdón... pero Indra me dijo... — Matias intentó disculparse para que el otro no se molestará con él.

Pero el dolor en su vientre se hacía cada vez más insoportable, por lo que empezó a llorar y gritar con fuerza.

— La puta madre, esto no puede estar pasando. — Campos dijo, mientras salía apresuradamente de la habitación para buscar a su gente.

Pero por mucho que buscaba, no encontraba a ninguno de sus subordinados por ningún lado.

Y eso no le daba una buena espina.

Así que tuvo que recurrir a su suegro, para que este le ayudará.

A pesar de haber sido un tirano con aquel.

🌙.

— ¡Le dieron pastillas abortivas a Matías! — Tomás gritó iracundo, interrumpiendo en el despacho de Darío.

Habiendo sido atraído por el aroma de este a ese lugar.

Cayendo justo donde aquel quería que estuviera.

— Uy, no me digas. — Darío habla sin interés o duelo alguno. — Pero qué pena la verdad. — dice, fingiendo mucha tristeza.

— ¡MI HIJO SE ESTÁ MURIENDO! — el otro Alfa grito imponente.

No soportando para nada la actitud de su suegro.

Así que estaba dispuesto a darle una tremenda paliza para que entendiera la gravedad de la situación. Pero al querer acercarse, fue detenido por unos cuantos sujetos.

— ¿Pero qué mierda hacen? ¿Acaso no saben quién soy? — Tomás inquirió rápidamente, intentando liberarse del agarre de los contrarios.

— Ellos saben quién eres, pero ahora mismo... El único que da las órdenes en esta casa soy yo. — Darío sentenció. Mientras se ponía de pie y se acercaba a Tomás.