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KAIA

— ¿Puedes explicarme qué pasó anoche? —pregunta uno de los oficiales sentados frente a mí. Nos encontramos en la sala de arte ya que nadie va a ocuparla hasta después de las diez de la mañana. Tiempo suficiente para hacer un interrogatorio sin ser interrumpido.

Esto es estúpido. No he hecho nada y aún así siento que soy culpable de todos los cargos. Incluso tengo miedo de decir algo mal o que vean lo nerviosa que estoy y me definan como la autora del crimen.

Respiro hondo y trato de hablar lo más claro y en calma posible.

— Llegué a la fiesta como a las diez treinta.

— ¿Con quién? —me interrumpe de inmediato.

— Gabriella y Dylan, ellos pasaron por mí —respondo y me hace una seña para continuar— estábamos disfrutando de la música hasta que Marny me llamó al centro de la pista para darme su bienvenida y lo siguiente que sé es que estoy cubierta de pintura negra de cabeza a pies.

— ¿Y luego?

— Gabbie me llevó hacia el jardín de la casa y me ayudó a limpiar.

Asiente— Marny dijo que su piscina estaba oscura.

— Porque me arrojé a ella para quitar un poco de pintura, ¿puede culparme? —su mirada dura no afloja en ningún momento.

— Continúa.

— Le dije a Gabbie que me iría porque era tarde, estaba empapada y tenía frío, cuando caminamos hacia el frente de la casa escuchamos el grito de quien encontró a la chica.

— Ese chico, —mueve una mano— Cross, dijo que te fuiste con él.

Asiento con lentitud— Cuando Dylan llegó junto a Gabbie caminé lejos de ellos y vi a Edan —hago una pequeña pausa— él se ofreció a acompañarme porque es peligroso caminar de noche sola y más luego de lo que acababa de pasar.

— ¿Conocías a Jordan Dennis? —coloca sus codos sobre la mesa.

Niego— Sólo de vista, nunca hablé con ella, —explico— como pasa con el 85% de los otros estudiantes, acabo de llegar a la ciudad —admito.

— ¿No eres muy sociable? —un atisbo de sonrisa burlona aparece en su rostro.

— No se me da muy bien acercarme a la gente, pero una vez que entro en confianza me vuelvo más suelta.

Las preguntas innecesarias continúan hasta que finalmente me dejan salir del salón. Siento como si hubiera dado la prueba de mi vida y estuviera a la espera del resultado.

— Edan Cross, puedes pasar —Edan se levanta del suelo y camina pasando junto a mí pero no me mira.

No era necesario que dijera lo de anoche pero aun así lo hizo. ¿Acaso le di pena?

El oficial no cerró muy bien la puerta antes de dirigirse a su asiento, por lo que apenas puedo escuchar algo de lo que están hablando.

Por fortuna somos los únicos en el pasillo ya que los demás se fueron a sus respectivas clases y el maestro que quedó a cargo de nosotros se fue a comprar unos bocadillos por lo que tengo unos minutos para oír la conversación.

Edan le explica con detalle su parte de la historia y su voz no flaquea en ningún momento.

— ¿Entonces decidiste ser una buena persona y acompañaste a la señorita Wittman a su casa?

— Si usted la hubiera visto habría hecho lo mismo, era un desastre andante y la visión de Jordan cubierta de sangre sumó para ponerla de los nervios —suspiro intentando olvidar la imagen de esa chica.

EDAN ✔ ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora