EDAN ✔ ©

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KAIA

— Se está haciendo una costumbre verla por aquí, señorita Wittman —el oficial Parker toma asiento frente a mí dejando una carpeta negra sobre la mesa. Dormí como la mierda anoche, si se le puede decir dormir a esas dos horas en las pesadillas me atacaron, además del hecho de que Ryder no dejó de estar pendiente de mí. Lo que me sofocó.

Y como si fuese poco, esta mañana recibí una llamada desde la comisaría para venir a dar mi historia. De nuevo.

— Créame que eso está muy lejos de ser placentero —miro mis manos, están sudando... temblando.

— Corroboramos con Trent su estadía en el gimnasio esa tarde —habla— pero hay un bache muy profundo en todo esto —mis ojos viajan a su cara. Por supuesto que lo hay, siempre hay algo nuevo que ellos descubren— hubo un tiempo de casi quince minutos en los que no se sabe que hizo usted. Desafortunadamente no hay cámaras que respalden su historia.

Sé a dónde va todo esto. Algo tan simple como eso puede generar cualquier tipo de conclusiones.

— Tuvo quince minutos donde nadie la vio —por un momento quiero golpearme por haber elegido ese camino. Si hubiera seguido por el camino largo nada de esto hubiera pasado y alguien más habría encontrado a ese hombre.

— Creen que yo lo hice —digo sin vueltas. Claro que lo creen, todo apunta a mí.

— La muerte parece estar siguiéndola, Srta. Wittman — esas palabras me dejan heladas. Escucharlas decirse en voz alta intensifican el miedo que estoy sintiendo. Desde que he llegado aquí no he visto más que personas muriendo, estoy empezando a convencerme de que, en efecto, la muerte me persigue.

— ¿Piensa que esto es gracioso? —La angustia aparece en mi voz inundándola por completo— Sólo lo dice porque necesita a alguien a quién culpar.

El hombre frente a mí ni siquiera responde. Su rostro se mantiene neutro y hablar con él es como estar jugando al poker contra uno de los mejores contrincantes del mundo. Me gustaría saber sus pensamientos.

Abre la carpeta y lee la primera página un segundo antes de hablar.

— Notas promedio en su antigua escuela, ex integrante del club de cerámica —lista para luego mirarme— ¿tiene una buena relación con sus padres?

— ¿Acaso alguien la tiene? —murmuro sin pensar. Todos los que conozco tienen alguna queja sobre sus padres. Hoy en día es algo muy común.

— Se están divorciando —ni me lo recuerde— ¿ese es el por qué decidió venir a vivir aquí con su hermano?

Evito fruncir el ceño— Extrañaba a Ryder —respondo con honestidad.

— ¿Y era una mejor forma de escapar de las peleas de sus padres? —su discurso es bueno, sabe hacia dónde apuntar. Sé a lo que quiere llegar.

— ¿Qué tiene que ver eso con esto?

— Simplemente trato de entender la fuente de sus actos.

Mi mirada se endurece. Esto ya es ridículo. — ¿Piensa que maté a esas personas por rencor hacia mis padres? —me mira un segundo antes de contestar.

— Sólo fue una observación, no estoy suponiendo nada —levanta las manos en manera de rendición.

— Ambos sabemos que sí.

— Trent me dijo que está muy interesada en la defensa personal —salta hacia otro tópico.

Cruzo mis brazos— Una mujer tiene el derecho de saber defenderse a sí misma o nadie más lo hará —y el que diga lo contrario es porque no conoce el mundo.