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KAIA

Tuve un ataque de pánico, así lo llamó Ryder cuando me encontró en el suelo del baño luego de llegar de la escuela. Al parecer el estar bajo tanto estrés puede resultar en sustos como este. Luego de que le aseguraría a Ryder que me quedaría en casa y descansaría le mandé un mensaje a Trent para cancelar la clase de hoy. A decir verdad, tampoco tenía tantas ganas de ir.

Luego de la noticia de la Sra. Brown y las restricciones que dio a conocer el director Johnson caí en cuenta que las cosas se están saliendo de control. Cuando decía que quería un nuevo comienzo no me refería a esto, quería más libertad y ahora estoy más resguardada de lo que estaba en Sallmark.

— ¡KJ! Estoy en casa —grita Ryder cerrando la puerta de entrada. Compruebo que la salsa esté lista y remuevo el spaguetti en la olla de agua hirviendo antes de encontrarlo en la sala— ¿Cómo te sientes?

— Mejor, —me siento sobre el respaldo del sofá— necesitaba una siesta.

Asiente y levanta una bolsa blanca— Por supuesto, traje donas. ¿Quieres que pidamos algo para cenar?

— Hice pasta, sé cuánto te gusta. —Una sonrisa se extiende por su rostro y se acerca a besar mi frente.

— Eres la mejor. Voy a darme una ducha rápida y regreso.

— Claro, pondré la mesa.

Luego de que Ryder me contara su día y de que le asegurara que tuve el descanso que necesitaba lo encuentro con sus ojos fijos en mis acciones.

Suelto el tenedor sobre el plato provocando un sonido no muy lindo y le devuelvo la mirada.

— ¿Por qué me estás mirando como si tuvieras una mala noticia? —Ryder limpia su boca con la servilleta y desvía su atención al vaso de vidrio frente a él— ¿Qué pasó ahora?

Suelta un suspiro largo y se vuelve hacia mí.

— Estuve pensando, —eso nunca es bueno— creo que deberías volver a Sallmark.

Esa simple frase es como una bomba para mí. ¿Volver a Sallmark?

— ¿Qué? ¿Estás bromeando? —levanto la voz.

— Eres una buena estudiante y mamá te hará entrar de nuevo en la escuela.

Muevo una mano cortando su hablar. Río con amargura y paso las manos por mi rostro.

— Esto es ridículo Ryder. —murmuro.

Mi hermano se remueve incómodo en su asiento. Puedo imaginarme sus responsabilidades como hermano mayor pero la idea de volver a ese lugar no es una opción a considerar. Si lo hago voy a volverme loca. Estoy segura que mamá me llevará consigo cuando el proceso de divorcio finalmente esté cubierto hasta que finalmente cumpla la mayoría de edad y pueda decidir por mí misma.

— No estoy tranquilo pensando en que puede pasarte algo. —intenta tomar mi mano pero la aparto. Una mirada de arrepentimiento cruza su rostro al igual que el mío.

— No voy a volver ahí.

— ¿Prefieres quedarte en un lugar con un asesino en serie que estar a salvo? —esa pregunta me da escalofríos pero no es la indicada, en su lugar debería preguntarle ¿Pretendes que me vaya y te deje aquí a merced de un lunático?

Somos un equipo y la idea de que el podría estar en peligro también me atormenta.

— No voy a dejarte Ryder, no quiero volver a separarme de ti. —mi voz se asemeja a la de una niña pequeña quien clama por su hermano— ¿Apenas te volví a ver y ya quieres que me vaya?

EDAN ✔ ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora