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KAIA

Unos murmullos se hacen presentes. Suspiro antes de abrir de a poco mis ojos pero la luz me lastima un poco así que vuelvo a cerrarlos soltando un quejido.

— Kaia —escucho la voz de Ryder a un lado y volteo hacia él en completa confusión. —Kaia, ¿cómo te sientes?

— Mi cabeza —logro pronunciar sintiendo como un malestar general me atraviesa como un rayo. — Me duele la cabeza.

— Tuviste un golpe fuerte, —dice— traeré al médico, no te muevas.

Como si pudiera ir a alguna parte. Mi cuerpo se siente débil y si intentara salir de esta cama es muy probable que termine de cara al piso, eso no suena muy cómodo. Imágenes de la noche anterior me atacan como una película muda en una velocidad de x2. Cierro mis ojos con fuerza intentando calmar este mareo luego siento la puerta abrirse nuevamente.

La puerta se abre dejándome ver a un hombre casi calvo dándome una sonrisa amistosa— Kaia, me alegra que estés despierta. —Se acerca para inspeccionar mi cabeza— ¿Cómo te sientes?

— Mareada. —asiente.

— Es normal, tuviste una noche dura. —Y que lo diga— ¿Recuerdas algo de lo que pasó? —Saca una pequeña linterna— sigue mi dedo— indica.

— Estábamos caminando con Gabby, —comento haciendo lo que me pide— la perdí entre un grupo de gente y luego...me atacó, —trago saliva antes de mirarlo— fue él ¿verdad?

El doctor no responde directamente a mi pregunta, en su lugar hace una línea fina con sus labios antes de hablar— No había cámaras pero la policía sospecha eso.

— ¿Por qué no me mató? —alterno la mirada entre mi hermano y el hombre junto a mí. Creo que ambos y tal vez otras cientos de personas se hacen esa misma pregunta. Estaba completamente a su merced, nada podía detenerlo así que... ¿por qué dejarme con vida?

— Tienes suerte que tu amigo te encontrara a tiempo. —comenta el doctor chequeando otras partes de mi cuerpo y mi rostro.

— ¿Quién?

— Edan. —responde Ryder.

Lo miro ansiosa— ¿Dónde está? ¿Le sucedió algo? —amago con bajarme de la cama pero el hombre junto a mí me detiene y me obliga a volver a recostarme.

— Tranquila, —sonríe— el está bien, te trajo aquí y llamó a tu hermano.

— ¿Dónde está? —vuelvo a preguntar.

— Afuera. —contesta Ryder. Por su expresión no creo que eso le haga muy feliz. Él fue uno de los primeros en pedirme que me alejara de él. Amago nuevamente con alejarme de ellos pero Ryder da un paso adelante y sostiene mi pierna.

— Kaia, detente, —ordena— le diré que entre una vez que terminemos.

El doctor suelta una risita por lo bajo y asiente hacia mi hermano.

— Todo se ve estable. —Dice— Diría que un par de noches aquí serán suficientes, luego podrá ir a casa. —Su atención vuelve a centrarse en mí— Deberías evitar alterarte y descansa mucho.

Una vez que estamos solos, veo el rostro del chico con mayor claridad. Parece cansado.

— ¿Estás bien? —pregunto.

Ryder toma asiento junto a mí y sonríe apenas— Yo no debería responder eso.

— Estoy bien. —aseguro.

Niega luego de un momento— Esto no está bien, es suficiente. —hace una pausa y me mira— Vas a volver a Sallmark.

— Ryder...

EDAN ✔ ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora