EDAN ✔ ©

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KAIA

Apenas llegamos nos topamos con un lugar completamente diferente a la ciudad. El movimiento en forma de grupos de jóvenes está por todas partes. Hay tanta vida junta en una sola noche. La música de un DJ acapara el ambiente al igual que las filas de autos estacionados a ambos lados de la calle.

— Casi nunca tenemos grandes eventos así que aprovechamos cada oportunidad que tenemos —explica Gabby cuando ve mi expresión. Vengo de una ciudad grande y me sorprende la idea de todo esto en un lugar como Mountlake, que es considerado como relativamente un lugar tranquilo.

Claro si no nos olvidamos del hecho de que hay un loco demente asesinando personas y este puede ser un bufet para él.

No tengo idea como convencí a Ryder de que me dejara venir. Supongo que se sentía culpable de haberme dejado toda la noche "sola".

Edan es un tema aparte. Esta mañana ni siquiera apareció, para cuando bajé su madre me esperaba con un desayuno rápido y el discurso de que Edan salió temprano porque tenía unas cosas que hacer.

Doy gracias al cielo que el día estuvo un poco fresco y pude ponerme una polera que funciona para cubrir mi cuello. De esa manera logré tapar las manchas moradas que apenas aparecieron. Aun sigo pensando en eso y el enojo dentro de mí crece porque Edan no tuvo la delicadeza de dar la cara luego de lo que pasó. Simplemente huyó.

— ¡Vamos! Quiero ver qué tan al frente llegamos —grita Dylan sobre la multitud que se agrupa en la entrada del edificio abandonado. El chico le muestra nuestras entradas al de seguridad y pasamos sin problemas.

Por dentro, el lugar está atestado de gente, tanta que hasta creo que tal vez pueda salir de aquí siendo claustrofóbica. No tengo idea de quienes tocan, según Gabby es una banda llamada Quasi de un estado vecino bastante popular en las redes sociales. Logramos empujar a varias personas para llegar a un buen punto de visión y cerca de media hora más tarde, las luces se apagan y empieza el show.

Los fuertes golpes de la batería siguen un ritmo estable. Los demás integrantes de la banda hacen su aparición y la fiesta empieza a tomar forma. Son bastante buenos, geniales diría yo. Es una extraña mezcla entre el rock popular de los ochenta con unos toques del estilo de Coldplay que funciona increíblemente bien.

Por un momento me permito olvidar todo lo que ha sucedido hasta ahora y me dejo llevar por la música bailando en mi lugar.

Luego de disfrutar unas cinco o seis canciones más, siento una extraña sensación abrumadora. El público a mi alrededor parece estar sofocándome pero lo que más me incomoda es la sensación de ser observada. Miro a mis amigos que parecen estar absortos con el espectáculo frente a ellos y muevo mis ojos a través de todo el lugar sin llamar mucho la atención.

A unos metros de nosotros me encuentro con un rostro conocido.

Edan.

Está bebiendo una cerveza junto al mismo chico con el que siempre está. Sus ojos están fijos en la banda sobre el escenario y en ningún momento vuelve hacia mí lo que es molesto porque la extraña sensación continúa. Creí que tal vez era él quien me había estado observando. Al parecer no.

El chico le dice algo a su amigo y se encamina hacia el sector donde se encuentra una barra improvisada y los baños.

Una necesidad de seguirlo se aferra a mí y termino cayendo en ella.

— ¡Ahora vuelvo! —Le grito a Gabby— voy al baño.

La chica asiente y me dice que estarán esperándome justo aquí.