-Capítulo 13- Vuelta a casa

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Estaba acurrucada en la silla con los ojos cerrados cuando de repente se oyeron los pitidos que mantenían con vida a Aless. Abrí los ojos y miré a Aless, estaba despierto. Me levanté de golpe y me acerqué a él feliz.

-Mi amor.- dije llorando de felicidad.

Aless estaba confuso, se tocó la boca donde tenía el tubo para respirar. Bajó sus brazos y se tocó las piernas y abrió los ojos como platos. Los médicos entraron y me sacaron de la habitación.

Salí de allí para poder llamar por teléfono, ya qué en la UCI no se permitían aparatos electrónicos. Encendí mi teléfono y llamé a mi tía. Estaba eufórica de felicidad.

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LLAMADA

-Aless ha despertado.- dije feliz. No le di tiempo a hablar.

-¿De verdad?- preguntó mi tía emocionada.

-Sí, ahora mismo el médico está con él.- dije.

-Vamos enseguida.- dijo mi tía.

-Vale.- dije y colgué.

FIN LLAMADA

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Apagué el teléfono y volví con Aless. El médico aún estaba con él y esperé en el pasillo. Unos minutos después llegaron mis tíos y el médico salió justo cuando ellos estaban a mi lado.

-¿Cómo está mi marido, doctor?- pregunté preocupada.

-Me temo que no son buenas noticias.- dijo el médico.

El médico de Aless en multimedia.

-¿Qué le pasa a mi hijo?- preguntó mi tío preocupado.

-El señor Lombardi está paralítico, no tiene sensibilidad de cintura para abajo.- dijo el médico apenado.

-¿Qué?- preguntamos los tres a la vez.

-La vértebra L3 aún está dañada a causa del hierro del coche y no sabemos si su lesión es permanente o sólo temporal, le haremos más pruebas para saber que tan dañado está la vértebra.- dijo el médico.

-¿Puedo verle?- pregunté.

-Claro, pediré las pruebas pertenecientes y lo trasladaremos a una habitación.- dijo el médico.

Él se fue y me quedé mirando a Aless desde la ventana. Estaba triste y enfadado. Yo me sentía impotente por no estar en su lugar. Tomé varias respiraciones y entré con cautela. Me acerqué a la cama a una cierta distancia. Lo miré fijamente con lágrimas en los ojos y a él también se le estaba cayendo. Giró la cara para que no lo viera.

-No voy a volver a caminar.-dijo Aless llorando.

-Lo sé pero lo superaremos juntos.- dije llorando.

-NO LO ENTIENDES, YA NO SERÁ LO MISMO.- gritó Aless furioso.

-Mi amor, hemos pasado por mucho juntos y este lo superaremos, no pienso rendirme y no dejaré qué tú lo hagas.- dije con lágrimas en los ojos. Aless no dijo nada más, sólo lloraba igual que yo.

Al día siguiente, trasladaron a Aless a una habitación privada. Los dos últimos días, le hicieron las pruebas. El fisioterapeuta del hospital, empezó con los masajes para que no se le atrofien los músculos de las piernas. Me fijaba como lo hacía para hacerlo en casa después de darle el alta.

El médico apareció por la puerta para decirnos los resultados de las pruebas. Estaba serio y nos temíamos lo peor, como que se quedaría en silla de ruedas.

Luchando por amor (CORRIGIENDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora