𝐂 𝐇 𝐀 𝐏 𝐓 𝐄 𝐑 𝐈𝐈𝐈

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TaeHyung cepillaba despacio sus dientes viéndose en el espejo roto que colgaba sobre la malgastada pared. Escupió y enjuago su boca para luego guardar su cepillo. Salió del baño y corrió a la sala, en donde estaba friendo unos huevos que serían para los pequeños gemelos. Apagó la llama de la cocina eléctrica y sirvió el desayuno, sonrió satisfecho.

—¡JungKookie! ¡JeongGuk! ¡El desayuno se enfría! — Gritó para que ambos azabaches puedan escucharlo. Cosa que funcionó ya que los infantes entraron a la sala mostrando que ya estaban bañados y con ropa limpia, con una sonrisa en los pequeños belfos de los Jeon, empezaron a modelar en todo el salón, la cálida risa de TaeHyung era la única melodía que se podía escuchar, los pelinegros estaban embobados viendo a su hyung reír.

— ¿Estamos lindos, Tete? — Dijo JeonGguk acercándose al sofá, JungKook imitó esa opción colocándose a lado de su hermano. Kim les dio el plato correspondiente a cada uno, entregándoles un beso en la frente como solía hacerlo.

— Están muy lindos, Ggukie. — El nombrado sonrió achicando sus ojos y empezó a comer con cierta velocidad. — Wow, no coman así, les hará daño. Tomen un poco más de tiempo en saborear la comida, intente hacerla lo mejor posible solo con sal. — Comentó el castaño avergonzado de su carencia. 

— ¡Está muy bueno! ¿Verdad que si, Ggukie? — Su hermano asintió esta vez masticando más despacio, como dijo TaeHyung. 

— Me alegro que les guste, buen provecho. — Les regaló una última sonrisa antes de regresar a su pieza para tomar la mochila en dónde llevaba todo lo necesario. Observo sus tenis con agujeros y solo ató la cinta. Salió, buscando la llave del departamento. 

— ¿Tú comiste, Tete? — Preguntó el mayor de los gemelos viendo al moreno.

— E-eh... ¡Si! Comí antes que ustedes despertarán. — Mintió sintiendo su estomago arder debido a los jugos gástricos que lo dañaban. — Tendré que salir pequeños, prometo no tardar. — Los gemelos se levantaron y corrieron a abrazarlo-

— ¡Te amo! — Dijeron al mismo tiempo los de tez blanca, Kim se agachó y beso la mejilla de ambos, despidiéndose para luego salir del departamento.

— ¿Y ahora que haré? — Susurró para si mismo caminando por los largos pasillos.

Solo tenía quince años y ahora debía mantener a dos niños, sabiendo que no se podía ni mantener a él mismo, pero no le molestaba en lo absoluto, no se arrepentía de haber salvado a esas pobres criaturas perturbadas, lo haría de nuevo, una y mil veces. Abandonó el gran edificio encaminándose hacía el centro comercial, creyendo que ahí quizá se apiadaran de su pobreza pero fue mala idea, solo se llevo insultos y palabras morbosas de personas mayores. 

— ¡Señora, se lo ruego!  — Se arrodilló dejando su dignidad en el piso, pero le importaba poco. La adulta vio al castaño con ojos llorosos implorando piedad. 

— Mierda, levántate mocoso, dañas mi negocio con tu sucia pobreza.  — Dijo burlándose de aquel pobre niño que solo buscaba mantenerse. Una lágrima bajo por su pómulo debido al enorme desprecio que estaba presenciando.

TaeHyung sabía lo cruel que podían llegar a ser las personas en Corea. Le tocó vivir en lugares en donde lo trataban como basura, sin embargo, se trago absolutamente todas esas humillaciones con tal de ser fuerte y cumplir su sueño, estudiar fotografía. Era irónico ¿No? Una persona que jamás toco una cámara o cualquier dispositivo tecnológico por su carencia económica anhelaba por llevar una carrera fotográfica. 

Se levantó del piso, pasando el dorso de sus manos bruscamente por su húmedo rostro, sacudió sus rodillas que estaban polvorientas y hizo una reverencia disculpándose en voz baja con la malvada mujer. Se fue del lugar cansado, en todos los puestos era lo mismo. Llevaba ocho tiendas visitadas y no había ninguna que lo tratará bien o al menos con respeto.

𝐆𝐎𝐋𝐃𝐄𝐍 𝐉𝐄𝐎𝐍'𝐬 ꒰࿔ 𝐤𝐨𝐨𝐤𝐯 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora