2

39 17 11
                                    

Una semana había pasado desde que se mudaron a Riverplace. Peter, el abogado de Anna, les estaba ayudando con todo. Era un hombre sencillo, muy dispuesto y sobre todo resultada agradable hablar con él.
Unos días antes de empezar con la rutina de clases y trabajo, invitó a la familia unos días a ir a un glamping, a dos horas de la ciudad.

Nadia disfrutaba paseando, cogía su mochila, un libro y se adentraba en el bosque, dispuesta a encontrar nuevas rutas por donde perderse. Le relajaba el sonido de la naturaleza, desde pequeña siempre le había calmado escuchar el viento, una cascada o el trinar de los pájaros.

̶ Cariño, ¿Por qué no te animas a hacer alguna actividad como tus hermanos? ̶ le preguntó Anna a Nadia.
̶ Salgo a andar todos los días. ̶Actividadesparasocializar hija.
̶ Es anti social mamá, pareces nueva.- intervino George. ̶ Mejor sola que mal acompañada.
̶ Hazlo por mi cariño. Hoy es el último día.- pidió Anna. ̶ Está bien...
̶ ¿En serio mamá? Siempre salgo mal parado. ¿Por qué no se va con Nathan y sus amigas?

̶ Tranquilo, no me dirijas la palabra, ni me mires y parecerá que no estoy.

Tras el desayuno, por separado, los hermanos se dirigieron al lugar donde se realizaban las actividades en el glamping. Nadia se quedó en una esquina esperando a que llegasen los monitores y explicasen las normas del juego.

Al comenzar, corrió a esconderse detrás de unos arbustos, no saldría hasta que estuviese segura de donde estaba la siguiente pista. Era muy competitiva, su intención era ganar el juego. Se percató de que su hermano iba tras ella, así que en cuanto pudo le tiró una piña e hizo que gritase, al hacerlo, los monitores descubrieron su escondite y quedó eliminado.

«Por idiota» , pensó riéndose para sus adentros.

A medida que avanzaba el juego, los participantes iban siendo eliminados. Según el megáfono ya solo quedaban dos, una ella y el otro ¿quién sería y dónde estaría? Debía encontrarle.

Reptó por el suelo como pudo y descubrió la última pista justo debajo de un árbol, oculto bajo un montículo de césped. Miró a su alrededor, salió corriendo de su escondite y cogió la pista dispuesta a ir hacia la meta. Alguien apareció de la nada y se la quitó de las manos, escapando de nuevo.

̶ ¡Eeeiiii! La tenía yo. ̶ gritó corriendo tras él. ̶ Ahora no.- contestó el chico.
̶ Eso es hacer trampas.
̶ ¿Quién lo dice?

Nadia se tiró al suelo e intentó agarrarle del tobillo para inmovilizarlo, sin embargo el chico la esquivó y
llegó primero a la meta.
̶ Bien jugado.- se acercó a tenderle la mano para ayudarle.
̶ Idiota.- bufó Nadia ignorándolo y levantándose sin ayuda.

Al ser la última noche, se celebraba una fiesta en la sala de eventos, Nadia había prometido a su madre que iría para que se quedase más tranquila. Se llevó un libro, esperaría a que ella se fuese con Peter y el resto para volver a la cabaña.

Buscó un banco alejado del barullo y comenzó a leer. De vez en cuando levantaba la cabeza, todo el mundo estaba bailando en la pista, ajenos a ella. Su hermano se encontraba rodeado de chicas y parecía ser el centro de atención. Volvió la vista a su libro, jamás entendería cómo se podían fijar en alguien como George.

̶ Hola.- escuchó una voz detrás suya.
Volteó la cabeza y vio a un chico acercándose a ella, le ignoró.
- ¿ Sigues enfadada? ¿Perdona? ¿Te conozco?
- Soy Nick, el que te ha ganado en el juego de esta mañana.
- ¡Aaah! El tramposo.
- Si me quieres llamar así....
- En realidad no te quiero llamar de ninguna manera, quiero que desaparezcas.
- Cierra los ojos y no me verás.
- ¿ Te crees gracioso?
- No he intentado serlo, solo te decía que si cierras los ojos desapareceré de tu vista.

George se acercó a ellos con dos copas en la mano,
una se la entregó a Nick y a la otra le dio un trago.

̶ Te estaba buscando tío. ¿Qué haces aquí?

El chico no respondió, solo hizo un gesto para que mirase a Nadia.

̶ Veo que ya conoces a mi hermana.
̶ ¿Es tu hermana? No me habías dicho nada. ̶ contestó Nick avergonzado.
̶ No es algo de lo que me sienta orgulloso. Ten cuidado, muerde. ̶ bromeó George.
̶ Lo que me faltaba.... ̶ suspiró Nadia levantándose para irse a otro lado.
̶ ¿Ves lo que te digo?

Iba a decirle algo a su hermano, pero no merecía la pena malgastar palabras con alguien que no estaba a su altura. Buscó otro sitio tranquilo, esperaría un rato más para poderse ir a la cabaña a dormir. No le interesaba la fiesta, ni la gente que había en ella, no entendía porque su madre le obligaba a socializar. Era muy distinta a sus hermanos, ellos tenían más facilidad para hacer amigos, en cambio ella era más selectiva, no le gustaba hablar con cualquiera, primero observaba y después actuaba en consecuencia, era de primeras impresiones.

̶ Nos volvemos a encontrar.- comentó sarcásticamente Nick acercándose de nuevo a ella.
̶ ¿Otra vez aquí?
̶ Te cruzas en mi camino, casualidades de la vida.
̶ Deja de perseguirme, que pasa ¿te has aburrido del memo de mi hermano? ̶ ¿Eres siempre así?
No respondió, ¿qué narices quería? Apenas se había fijado en él detenidamente, no tenía interés en hacerlo, lo único que quería en ese momento era gritarle que se fuese a otro sitio y que le dejase tranquila.
̶ ̶ ̶ ̶ ̶ ̶
- ¿ Qué lees?
- ¿A ti que te importa?
- Era por romper un poco el hielo.
- ¿Piensas quedarte aquí mucho rato? Tal vez...
- No puede ser...

Nadia se mordió el labio inferior con rabia y movió la cabeza de un lado a otro. No se iría de donde estaba porque estaba claro que el tal Nick estaba
decidido a seguirla.

̶ ¿No te gustan las fiestas? ¿Divertirte un poco?
̶ ¿Quién te dice que no me esté divirtiendo?
̶ Un fiestón tienes encima... Tú libro y tú lo estáis dando todo.- vaciló el chico.

Ella le miró por primera vez, por un momento se quedó sin poder parpadear, no podía dejar de mirar esos ojos; eran de un color agua marina que jamás había visto, parecía que podía ver a través de ellos.

Su sonrisa era cautivadora, resultaba sexy y a la vez familiar, como si la hubiese visto en otro sitio, quizá en algún sueño. Debía dejar de mirarle tan fijamente o notaría que le había dejado impresionada.

̶ Bueno Nadia. Sé que te llamas así porque se lo he preguntado a tu hermano, sabía que si te lo preguntaba a ti no me lo dirías.

Ella dejó escapar una sonrisa.

̶ Si te ríes es porque sabes que tengo razón.
̶ Tal vez.
̶ A parte de tener mal perder y mal gusto para los libros, eres una chica de pocas
palabras.
̶ ¡Ah! Que tú lees, pensaba que no sabías hacerlo.
̶ Te sorprendería la cantidad de cosas que se hacer.
̶ Pocas cosas me sorprenden y tu no serías una excepción.
- Este libro me lo he leído, y te diré que al final...
̶ Ni se te ocurra hacerme spoiler.
̶ Si no quieres que lo haga cuéntame algo de ti.
̶ ¡Estás de coña! Una cosa es que te quedes aquí y otra bien distinta es que me ponga a contarte mi vida.
̶ No lo estoy. El profesor Haley sale de la cueva en busca de uno de sus inventos y se encuentra con...
̶ ¡Está bien! ¿Qué narices quieres que te cuente?- le interrumpió Nadia al ver que le iba a destripar la historia.
Nick parecía divertirse, esbozó una sonrisa maliciosa y le devolvió el libro.
̶ ¿Por qué no te he visto estos días?
̶ ¿Por qué no te he visto estos días?
- No te habrás fijado.
- Soy muy observador y me hubiese quedado con tu cara.
- Esta bien, estaba ocupada haciendo otras cosas
-Adivino, leyendo ¿Todo lo que lees es esta basura?
- ¿Basura? Leo de todo , no te equivoques. Pero no solo leo.
- ¿Ah no? ¿Y qué otras cosas haces?

No sabía porque le estaba dando tantas explicaciones a un extraño, lo raro era que quería.

- Pasear.
- ¿Te gusta hacer ejercicio? Yo salgo todas las mañanas a correr.
- Me gusta andar y tener tiempo para pensar. Tiempo para pensar...
- ¿Qué pasa? ¿Por qué lo dices así?
- Nada... nada. ¿Tienes tiempo para divertirte?
- Siempre me divierto.

Nick arqueó las cejas e hizo una mueca.

- Se lo que estás pensando.
- ¿ A sí? Ahora solo pensaba en ir a por algo de beber, ¿quieres algo?
- Agua con gas por favor

Bailando bajo las estrellas ( tituló temporal )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora