Capítulo 5

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Arley llegó temprano a la cafetería que estaba enfrente de su universidad, había logrado, a regañadientes levantar a Oliver más temprano, lo que les permitió salir con más tiempo, el niño de nueve años llegó con veinte minutos de antelación a la escuela siendo recibido por la directora quien conocía a Arley y entendió que debía llegar temprano a una cita de trabajo, la mujer canosa mayor prometió cuidar del niño de nueve años que solo atinó a abrazar a su hermano mayor y desearle suerte.

Arley estaba centrado en su libro cuando frente a él se sentó el escritor, vestido con ropa deportiva y lentes de sol que se quitó inmediatamente se acomodó en el asiento, ambos se miraron durante un instante antes de saludarse.

―Buenos días señor Floyd―dijo Arley de forma respetuosa.

―Buen día Johnson―respondió de la misma forma.

William se había sorprendido al verlo esperando, él nunca llegaba tarde, no podía, demasiado obsesivo como para ser capaz de algo así, pero ciertamente no esperaba que el joven que tenía que llevar a un niño a la escuela llegará antes que él. De cierta forma quedó complacido ante la idea de que fuera tan obsesivamente responsable como él, era una forma de calmar sus nervios frente al nuevo empleado.

―Este es el teléfono donde se pondrán en contacto todos, incluido Marcus, coordinará las entrevistas, siempre de tarde, a excepción que realmente sea inamovible. Mantendrán activas las redes sociales, te entregaré algunos artículos que debes publicar en el blog de la saga a lo largo de cada mes y también responder comentarios―hizo una pausa mientras miraba al castaño frente a el―, trata de informarte de que trata para poder responder a las dudas.

Arley asintió, estaba tomando apuntes en un pequeño cuaderno, tenía buena memoria, pero no iba a permitir que nada se le escapara y arruinara la oportunidad. William lo noto y asintió conforme con su forma de conducirse, cada acción del más joven confirmaba su decisión.

―Debes, como se dijo ayer quedarte hasta las doce de la noche en mi departamento, luego te llamare un taxi para que te vayas, deberás pedir la comida, allí está la lista de los lugares, si sabes cocinar puedes hacerlo, en ese caso deberás hacer la compra, necesito que me busques un nuevo gimnasio, preferentemente cerca del departamento, de momento estarás tranquilo, la rueda de entrevistas ya pasó así que podrás comenzar despacio―William respiro mirando al joven que le devolvía la miraba seriamente―. Como se acordó ayer, comen en el departamento, el niño―se interrumpió pues no sabía el nombre del más pequeño de los hermanos.

―Oliver.

―Olvier puede ver la televisión, leer, dibujar, lo que sea mientras no haga ruido excesivo y no vaya a mi estudio o a mi habitación.

―Entendió, muchas gracias por la comprensión.

―Nunca digas que trabajas para mí o reveles la información que puedas saber de mi.

―Por supuesto―dijo asintiendo.

Arley podía entender su preocupación pero estaba seguro de que lo estaba tomado por idiota, era obvio que su trabajo era ayudarlo a él, no poner palos en la rueda, pero decidió no presionar ese hecho.

―Esta es mi dirección―William le enseñó en el celular donde buscarla.

Arley nuevamente asintió.

―Dijiste que estudias abogacía.

―Sí señor.

―Cuando no tengas una ocupación, que ocurrirá más de lo que parece una vez que te acostumbre, dedícate a estudiar, como ayer te explicaron, muchas veces tu trabajo recaerá en estar por si necesito algo, no en hacer algo en específico.

A tu ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora