Arley despertó jadeando y sudando, todo estaba oscuro, se tomó un momento para reajustar su respiración antes de girarse y revisar la hora en su teléfono. Eran las tres de la mañana ya era viernes, la semana había pasado muy rápido, tuvo que ir al médico y volver a visitar a los oficiales de policía, la señora Hings también lo visito. Arley miro el techo completamente liso de la habitación recordando como hacia menos de doce horas le habían dado la noticia, el lunes a las ocho de la mañana tendría el juicio, la corte de lo familiar había aprobado el caso y se consideraba de urgencia. Arley estaba seguro de que su caso no era más urgente que el de otras familias, él estaba seguro de que eso había tenido que ver con las horas que William había estado en el teléfono los días previos.
La semana con el escritor había sido relajada, pese a las visitas, William no lo dejaba hacer demasiado, él y Oliver parecían complotados para obligarlo a quedarse en el sofá y hacer la tarea de la universidad. Arley tenía que reconocer que el cabio de aires le gustaba mucho, le gustaba ver a Oliver reír todo el día por las tonterías que decía el autor, le gustaba ver la libertad con la que su hermano se movía, no había miedo en sus ojos, no pedía permiso para ir al baño. Pese a su primera resistencia, Arley reconocía que había sido la mejor decisión que pudo tomar.
Soltó un suspiro y se sentó en la cama, sus pies tocaban la alfombra mullida de peluche color gris, nunca había tenido una alfombra, le gusto la sensación de algo cálido al salir de la cama, tomo nota mental para agregarlo a las cosas de su nuevo departamento. Tiro de la manta gris que el escritor le había prestado y salió envuelto en ella hacia la cocina.
Freno en seco al entrar, apoyado contra la barra, de espaldas estaba William, tenía los hombros tensos y sus manos parecían apretar fuertemente el mármol blanco. William estaba solo con unos pantalones y una remera holgada, era evidente que estaba en pijama igual que él. Arley hizo ruido avisando su llegada y William giro rápidamente para verlo. Él joven noto inmediatamente que el hombre estaba muy tenso, ya que su presencia lo había asustado.
― ¿Estas bien?
―Sí, no te preocupes―contesta William regalándole media sonrisa.
― ¿Quién es el que miente ahora?―pregunta Arley.
―No quiero que te preocupes por estas cosas ahora...
―Estas más tenso de lo que te he visto nunca, me preocupo.
William suelta el aire que retenía y ve como el joven se acerca envuelto en la manta. Él los conduce al sofá. Una vez allí sentados Arley le comparte la mitad de la manta para que cubra sus pies descalzos.
―El juez rechazo la demanda a Melodí.
― ¿Por qué? ¡Es completamente legitima!―exclama el joven mientras se sienta más erguido en el sofá.
―El juez cree que exagero―respondió con pesadez.
―Pero...
―No te preocupes, Jonathan se encargara.
―Pero estas preocupado―contradice Arley acercándose un poco al hombre.
―Estoy enojado―contesta.
Arley se queda dónde está, pero extiende su mano y toma la de William en un intento por reconfortar al hombre. Arley puede sentir su piel erizándose, el contacto se siente mucho más íntimo que un simple gesto de afecto y confort, puede sentir sus propios latidos en su pecho, la sangre bombeando rápido, pero no se aparta, William tampoco, sus manos se quedan conectadas una sobre la otra mientras ellos están en silencio.
― ¿Qué haces levantado?―indago luego de unos momentos.
―Me desperté―Arley observo como William tomaba su mano con cuidado y volvía a acariciarla de forma rítmica como lo había hecho en el hospital y en el auto―. Creo que fue una pesadilla...
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A tu lado
RomanceArley un estudiante de derecho sobresaliente con muchos problemas en casa, vive para proteger a su hermano de nueve años de las manos de un padre alcohólico. William es el escritor del momento, con una vida estable y una ex asistente un poco loca...