Capítulo 17

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 Ese Lunes amaneció más frio de lo normal, casi parecía que el clima compartía estado de ánimo con Arley y William. Oliver por su parte se encontraba ajeno a todo la situación, si bien el pequeño de nueve años sabía perfectamente lo que estaba pasando parecía decidido a no emitir palabra alguna sobre el hecho, a excepción de que prometía levantarse temprano para ir al juzgado. Arley sabía que su hermano simplemente estaba tratando de superar las cosas a su manera, probablemente no quería cargarlo a él con todo lo triste que se sentía, el joven estudiante de derecho lamentaba profundamente ver lo apagado de su hermano, el poco brillo en la mirada.

Luego del desayuno el cual William había preparado, los tres se dirigieron hasta el juzgado de lo familiar, donde allí estaban Jonathan quien lo representaría y también estaba Cristrian para darle aliento, Oliver no había soltado su mano desde que bajaron del auto, y Arley no se atrevía a decirle nada, simplemente se quedó allí sosteniendo al pequeño mientras escuchaba todas las indicaciones sobre cómo se llevaría acabó el procedimiento y cuáles serían las preguntas más obvias por parte de la jueza. Arley vio como momentos después de que se adentraran en el juzgado llego la señora Hings con una gran carpeta en su mano. Le dedico una sonrisa a Oliver antes de perderse entre las personas, probablemente a presentar otros casos antes que el suyo.

Las piernas de Arley rebotaban constantemente contra el piso, sus ojos iban y venían entre las personas que se detenían a mirar al pequeño grupo que conformaban, a su lado estaba William observándolo, Arley lo sabía, podía sentir los ojos del escritor recorrerlo y ver su ansiedad. El escritor quería abrazar al joven, sin embargo sabia muy bien que Arley no reaccionaria bien a ese tipo de contacto físico. Oliver por su parte se encontraba nuevamente aislado en un libro, ignorando a todo el mundo a su alrededor, se había pegado al cuerpo de su hermano en busca de sentir seguridad.

―Johnson―la voz atravesó el pasillo.

―Vamos―dijo Jonathan poniéndose de pie.

Arley le dedico una mirada a Oliver que se veía pálido y angustiado al ser llamados, el joven estudiante de abogacía no estaba mucho mejor, pero estaba mucho más acostumbrado a contenerse que el más pequeño. Arley tomo la mano de su hermano y se dispuso a seguir a Jonathan a la sala del tribunal, sentía su estómago completamente revuelto, estaba estrujado, Arley podía sentir como sus manos sudaban, su mente se debatía, estaba seguro de que obtendría la custodia de su hermano pero al mismo tiempo su mente no lo dejaba mantenerse en calma.

William observo como su asistente secaba su mano contra el pantalón, y luego cerraba la mano en un puño, algo que siempre lo había visto hacer cuando necesitaba calmarse, William lo había notado en la entrevista, en el coche cuando lo llevo a conocer a sus productores, también cuando habían estado en la rueda de prensa y por supuesto cuando estuvo por última vez frente a su padre. William sabía que era la forma que tenía el joven de anclarse, de liberar de alguna forma toda la tensión y el miedo que se estaba acumulando en su cuerpo.

La sala del tribunal estaba llena, Arley noto que había otros abogados con sus clientes, también estudiantes de abogacía como él que estaban tomando apuntes, y al final, justo frente a la jueza, estaba Tayler Johnson, Arley noto que su padre por primera vez en años se veía sobrio y había hecho el mínimo esfuerzo por su apariencia. El joven estudiante evito la mirada de su padre y se enfocó en mirar la zona de los testigos dedicados a su caso, allí se fueron a sentar Cristian y William quienes estaban como sus testigos, también reconoció a Milton el dueño del bar, que al verlo le dedico una sonrisa compasiva y el detective .

Al llegar frente a la jueza Arley noto que la señora Hings ya estaba sentada esperando, y que se habían ubicado de forma tal que les daba a ambos la sensación de protección. La jueza Low como se podía leer en el gafete frente a ella, era una mujer bastante joven y se encontraba muy seria mirando las carpetas que evidentemente pertenecían a su caso.

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