Había pasado un mes desde que se habían instalado en el nuevo departamento, Arley y Oliver se habían acostumbrado a la nueva rutina, la nueva vida era mucho más sencilla y pacífica, incluso las maestras de la escuela habían hablado con Arley para decirle que él pequeño estaba teniendo un incremento en sus notas, colocándolo entre los primeros de su clase. Arlye lo había celebrado permitiéndole elegir la comida durante todo el fin de semana, Cristian le había regalado unos cuantos cuadernos de dibujo y William que se había enterado de la noticia le regalo un libro que había sido su favorito de pequeño.
Cuando todo comenzó a tomar un rumbo normal en la vida de la pequeña familia Johnson fueron los sentimientos de Arley los que comenzaron a batallar en su mente. El joven estudiante de abogacía estaba complacido con como iba todo en su vida, la universidad casi a punto de entrar en su ultima etapa, las practicas, el colegio de Oliver cada vez mejor, y las cosas en su trabajo como asistente personal de William funcionaban perfectas, lo único que parecía no encajar correctamente era la vocecita interior que lograba sonrojarlo cada vez que el autor estaba en la misma habitación que él.
William había notado el cambio sutil en las acciones o reacciones de Arley, ya no saltaba cada vez que escuchaba un ruido fuerte, tampoco lo hacía Oliver, el hermano más joven se había vuelto más extrovertido, mientras que el mayor seguía siendo el mismo, con la diferencia de que ya no podía sostenerle la mirada con tanta facilidad, sin importar si estaban discutiendo o si mantenían una tranquila conversación, las mejillas del estudiante se volvían fácilmente de un tono rosado y también había comenzado a esquivar su mirada. Arley aún era apasionado cuando discutían sobre libros o leyes, también se había vuelto mucho más confiado, cuneado expresaba su opinión, ya no tenía la necesidad constante de mantenerlo siempre en su punto de mira, como si de una serpiente al asecho se tratara, Arley estaba mucho más relajado, la confianza que sentía alrededor de William era impagable para el escritor que desde el instante en que lo conoció deseo que el joven fuera libre y abierto. Claro que ni en mil años había esperado enamorarse de su asistente después de su previa experiencia pero ahí estaba y no aspiraba a estar en otro lugar, aún si los posibles resultados eran desastrosos para él.
Esta tarde de viernes solo estaban Arley y William, el pequeño Oliver había sido invitado a una pijamada de cumpleaños, era una noche de chicos, iban a acampar en el jardín de la casa, contar historias de terror y harían una pequeña fogata bajo la atenta vigilancia de los padres del cumpleañero. El niño de casi diez años estaba extremadamente feliz por la idea, había comenzado a hacer más amigos, se había vuelto mucho más abierto y alegre, era mucho mas social, lo que hacía que sus tardes y fines de semana estuvieran cubiertos de visitas y salidas con amigos.
Esa noche, luego de que ambos adultos acabaran con las tareas pensadas para el día, en el caso de William significaba un considerable avance en los capítulos de su próximo libro, así como el primer bosquejo del siguiente guión ya que al ver el éxito en la recepción del estreno de la primera película los productores querían que se empezara a trabajar en la siguiente. Arley paso la tarde poniéndose al día con las entradas de blog y los comentarios además de las miles de respuestas a los mensajes de los fans en redes sociales. Cuando ambos acabaron con las tareas William propuso otra noche de películas y pizza. Algo a lo que el más joven estuvo feliz de aceptar. Ambos decidieron continuar donde lo habían dejado, viendo la segunda película de la saga de Starwars.
― ¿Quieres otro café?―pregunto William cuando la película finalizo.
―Claro.
Arley se puso de pie y se dispuso a ayudar con los platos. Mientras hacia esto el estudiante de abogacía noto el cambio en el ambiente, ya no se sentía como una simple tarde de películas, sino que comenzaba a sentirse como cuando de adolecente tenia citas con algún chico y se encerraban a ver películas.
― ¿Vemos la que sigue?―pregunto en un arranque de valentía, luego de colocar los platos en el lavavajillas.
―Me gustaría...
William también noto el cambio, no es que fuera a expresar ningún tipo de disgusto, tenía deseos de consentir a Arley mucho más de lo que su asistente alguna vez hubiera experimentado. Ambos se sentaron en el sofá con el café y dos trozos de tarta de manzana que Ana le había dado a William cuando visito a su madre. Esta vez no había distancia entre ellos, Arley se acurruco a un costado del cuerpo de William abrazando su taza de la misma forma en que lo hacía el escritor, no había ningún tipo de contacto romántico sin embargo el afecto se podía sentir, cuando las escenas se comenzaron a poner un poco más emotivas William abrazo a Arley y lo acerco un poco más si eso era posible. Se durmieron justo después de acomodarse un poco más cerca y taparse con la manta gris que era tan preciada para el escritor y que en su opinión cada vez que Arley la usaba su valor aumentaba.
Amanecieron nuevamente en el sofá de la sala, completamente abrazados entre si y a medio cubrir con la manta que se había caído mientras la noche pasaba. La película había finalizado y el televisor se había suspendido por falta de uso. El primero en despertarse fue Arley sin embargo esta vez no entro en pánico, esta vez había sido completamente a propósito que se había quedado dormido en los bazos de William, cerró los ojos y por primera vez en años se sintió seguro, querido. Aspiro el perfume de la remera del escritor y se quedó allí fingiendo que no se había despertado en absoluto. William por su parte se había despertado en el momento en que la respiración del futuro abogado había cambiado. Él noto que el joven no se había separado de su cuerpo huyendo de forma despavorida sino que por el contrario se había acercado más acurrucándose en su costado. William apretó sus brazos en su espalda y lo abrazo manteniéndolo junto a él dándole la seguridad de que él tampoco se iría de allí.
Se quedaron allí por unas horas, ahora ambos conscientes de que el otro estaba despierto pero ninguno quiso hacer un movimiento que los separara, al menos no hasta que sus estómagos comenzaron a rugir por falta de alimento y les avisaron a ambos que habían pasado demasiado tiempo ignorando las necesidades fisiológicas de su cuerpo. Con una pequeña risa sonando entre ambos los dos decidieron levantarse y preparar algo de comer.
― ¿Café y huevos están bien para ti?
―Si, deja que te ayudo.
Era una secuencia cómoda ponerse entre ambos a hacer desayuno tardío, nuevamente ambos sentían que ese era su lugar, donde debían estar en ese momento, un sentimiento asombrosamente ajeno para ambos. Fue quizás mientras ambos compartían una taza de café en silencio que se dieron cuenta de la familiaridad de su compañero, Arley noto que William estaba relajado a su lado, emanaba confianza pero al mismo tiempo no era en absoluto el hombre tenso y un poco gruñon que conoció hacia casi cuatro meses, el escritor se había vuelto con él y su hermano un hombre cómodo y confiado. Quizas fueron las experiencias compartidas lo que limo asperezas y dudas sobre su persona. Arley no lo sabía, pero no pudo evitar extender la mano sobre el mármol de la barra y tomar la mano de William que descansaba ociosa.
William por su parte también noto la comodidad de Arley, la facilidad para el contacto que había sido tan ajeno no hace mucho, la seguridad con la que se movia a su lado, de tal forma que ya no temblaba cuando de pronto el aparecía en una habitación o entraba en su espacio personal. William sabía que no había vuelta atrás después de verlo enojarse con él, defenderlo, y llorar sobre su hombro, tampoco había vuelta atrás luego de ver sus ojos brillar por haber probado un jugo de fruta exótica. William se consideraba un hombre enamorado, la mano sobre la suya, el silencio y la amabilidad en los ojos le demostraron que sus sentimientos eran reciprocos.
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este es el último capítulo antes del epílogo.. espero les haya gustado la historia.. Me hizo muy feliz poder compartirles un poco de mí..
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A tu lado
RomanceArley un estudiante de derecho sobresaliente con muchos problemas en casa, vive para proteger a su hermano de nueve años de las manos de un padre alcohólico. William es el escritor del momento, con una vida estable y una ex asistente un poco loca...