Capítulo 18

423 48 8
                                    

Arley se despertó con el sonido estridente de su despertador, habían pasado dos semanas desde que había superado el juicio a su padre, también dos semanas desde que había colapsado sobre su jefe. Arley aún podía recordar la mañana siguiente, amaneciendo en los brazos protectores de William, el hombre no lo había dejado ir hasta que quedo claro que no tenía nada de que avergonzarse. Y esa probablemente había sido la parte más vergonzosa, eso y el hecho de que en realidad le había costado alejarse del escritor, pues se encontraba cómodo y seguro, una sensación muy ajena a su vida.

El día anterior le habían quitado el yeso de su brazo y ahora estaba experimentando tener nuevamente su movilidad, y aunque el medico había dicho que debía tomarlo con calma, el mismo no podía esperar para empezar a volver a su vida normal, William le ha había dado via libre para volver al trabajo, y también el contacto directo de una inmobiliaria para que pudiera buscar su propio apartamento. Él sabía que el escritor no quería que se fuera de la casa, por lo que apreciaba realmente el gesto ya que si fuera por el hombre ni Arley ni Oliver pondrían un pie fuera de la casa más de lo necesario, William se había vuelto muy protector con ambos luego de que toda la historia se derramara en los tribunales.

―Buenos días―dijo el joven asistente mientras ingresaba a la cocina

―Buenos días ¿Cómo dormiste?

―Bien―dijo aceptando la taza de café que le tendía el escritor.

― ¿Listo para volver a la universidad?

―Ansioso.

William le dedico una sonrisa antes de volver a concentrarse en el desayuno, tenían veinte minutos antes de tener que despertar a Oliver para que desayunara y fuera al colegio, luego de ello Arley estaría toda la mañana fuera por la universidad. Ambos adultos habían pasado la tarde anterior coordinando una rutina y mirando opciones de departamento. El joven estudiante había encontrado tres buenos departamentos muy cerca de la casa del autor y de la universidad, por lo que estaban acorde con lo que habían prometido en el juicio, también estaban dentro del rango de presupuesto por lo que Arley estaba más que contento, la idea de poder darle una habitación a su hermano menor era una perspectiva que lo motivaba.

Volver a la universidad fue caótico, si bien se había podido mantener al día con los estudios, la rutina y las clases no eran lo mismo que estudiar en el sofá de William, Arley comenzó a notar con el correr de los días que probablemente lo que más extrañaba era la rutina y la constante presencia del escritor a quien el parecía adaptado, William tenia la rutina de salir dos veces de su estudio antes de la tarde, una era para buscar café y el otro para el almuerzo. En su primera parada el escritor le acercaba una taza de té mientras el continuaba sumido en sus apuntes, para el segundo Arley tenía listo el almuerzo y se sentaban juntos, muchas veces en silencio. Con la nueva rutina en la que prácticamente habían vuelto a la normalidad antes del horrible incidente, el joven estudiante comenzó a notar que extrañaba cada vez más al escritor, la primera vez pensó que solo era costumbre, pero cuando su mente iba constantemente a los momentos compartidos durante las semanas previas Arley comenzaba a preguntarse si era algo más que solo comodidad.

Fue dos semanas después de haber vuelto a la universidad y al trabajo a tiempo completo, que Arley encontró su departamento, la casera había estado de acuerdo con que el contrato se hiciera a su nombre y recibir el dinero de quien tenía el historial laboral, hasta que él pudiera pagarlo. Ella le había dicho que no era la primera persona en hacerlo así. El departamento estaba literalmente una cuadra de la casa del autor, era más económico porque estaba dos cuadras lejos de la avenida principal y eso era mucho en Londres. A Oliver le había encantado la perspectiva de tener su propia habitación.

William estaba parado en la puerta del que había sido proclamado cuarto de Arley mientras veía al joven deshacer su maleta de ropa y colocarla en el armario, era fin de semana, Oliver estaba disfrutando de una pijamada en casa de uno de sus compañeros de clase, y ambos habían aprovechado esos días para hacer la mudanza y conseguir lo necesario.

A tu ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora