La reunión había salido tal y como William esperaba pasaron casi tres horas tomando café y hablando de la película que se había estrenado, el escritor se sorprendió al saber que su asistente había visto el trabajo cinematográfico, pero luego recordó que el mismo joven estaba leyendo sus libros a manos de su hermano menor y también estaba interactuando con sus fans en la web como todo un profesional, aumentando y contestando las teorías que sus seguidores proponían, llegando incluso a conspirar con ellos generando más expectativa en la trama.
Arley estaba muy contento, había podido desenvolverse muy bien cómodamente con los tres productores y el director de la película, todos le resultaron muy agradables y muy similares a su jefe ya que parecían más enfocados en su trabajo que en cualquier otra circunstancia o consecuencia de su éxito, bastante similares a la mayoría de las personas con fama y riqueza que él había conocido en el hotel, a sus ojos mil veces más agradables y cálidos.
Escritor y asistente se subieron al auto en un cómodo silencio, cada quien sumido en sus propios pensamientos que los estaban llevando por un recorrido de memorias que parecía interminable.
― ¿Quieres que busquemos a tu hermano de camino?―indago William cuando el auto frenó en el segundo semáforo.
―No se moleste Señor Floyd―Arley le regaló una pequeña sonrisa.
Tanto hablar y gesticular había hecho que su herida doliera mucho más.
―No es molestia, por eso pregunto― Insistió él.
Arley suspiro sabiendo que el hombre rara vez cambia de opinión sobre algo en particular, sabiendo que a él le quedaba más cómodo así, le indico la dirección y le explico que era la casa de su mejor amigo, quien trabajaba como secretario del jefe de la editorial donde él publicaba. William vio cómo el joven de cabello castaño se apoyaba en el vidrio mirando por la ventana casi perdido en sus pensamientos.
― ¿Has denunciado?―pregunto luego de un momento.
William había estado dudando si hacer la pregunta.
―No.
― ¿Sabes que es denunciable verdad?―volvió a preguntar.
―Sí, lo sé―contesto Arley un poco molesto, luego hizo una pausa recordando con quien estaba hablando y respiro―. En dos meses más estaré fuera―le dijo más calmado pero sin mirarlo.
― ¿Por qué dos meses?― volvió a preguntar William que no se sentía muy cómodo con la idea de llevar a dos personas una de ellas un niño a esa casa.
―Es lo que necesito para poder alquilar un lugar propio y llevarme a Oliver... solo dos meses más, no se preocupe señor Floyd.
Arley le dedicó otra pequeña sonrisa cuando el auto estacionó frente a la ya conocida casa de Cristian. William vio desde dentro del auto como el de ojos chocolate se acercaba a la puerta y luego de tocar esperaba que alguien abriera, desde dentro de la casa salió una mujer de una edad similar a la de Ana, la casera de la casa de su madre, la señora abrió la puerta y recibió al joven Arley con un abrazo, William pudo ver como su asistente le dedicaba una de sus más brillantes sonrisas mientras correspondía el abrazo, la mujer que llevaba puesto un bonito delantal celeste con un decorado de margaritas bordadas intentó hacerlo pasar en la casa, pero el escritor pudo ver como se negaba mientras señalaba en su dirección, probablemente explicado que alguien los estaba esperando, la mujer asintió aunque William juraría que más triste. Instantes después mientras ella se adentraba en la casa un chico rubio salió por la puerta para recibirlo, William supuso a simple vista que este era el amigo del cual Arley había hablado, el rubio le había puesto una mano en el hombro al joven y estaba revisando su herida para luego fruncir el ceño y negar con la cabeza, parecía una discusión recurrente entre ellos, Arley se rasco la nuca nervioso o molesto por las acciones de su amigo, pero no pudo responder a lo que parecía ser un reproche ya que el joven estudiante de abogacía se vio envuelto por los brazos de un pequeño de nueve años quien parecía hiperactivo y feliz por ese día fuera de casa, William pudo observar desde la ventanilla como Arley se arrodillaba en el suelo mientras le colocaba correctamente la campera y tomaba su mochila, lo cual el escritor reconoció como una acción paternal, la misma que tenía su padre cuando él era pequeño. Oliver saludo a todos de forma exaltada, William noto que joven rubio estaba molesto por su amigo, pero le dedico una sonrisa al niño y la señora que antes se había metido a la casa salió secándose las manos en un trapo y con una bolsa que le entregó a Arley con clara insistencia de que la tomara. Luego de unos instantes ambos hermanos se encaminaron al auto mientras William podía observar como ninguno, ni la mujer ni el rubio se apartaban de la puerta, con la mirada fija en los jóvenes como para asegurarse que estuvieran bien.
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A tu lado
RomanceArley un estudiante de derecho sobresaliente con muchos problemas en casa, vive para proteger a su hermano de nueve años de las manos de un padre alcohólico. William es el escritor del momento, con una vida estable y una ex asistente un poco loca...