Capítulo 28

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Capítulo 28

—¿Qué quería Adam? —Metí las manos en los bolsillos de la chaqueta

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—¿Qué quería Adam? —Metí las manos en los bolsillos de la chaqueta. El frío de finales de noviembre era notorio. Pronto llegaría el invierno y, con él, las nevadas copiosas. Amaba ver nevar; donde vivía no nevaba nunca—. Dime que no te ha dado la típica charla de hombre Neanderthal.

Logan se veía muy tranquilo para haber mantenido una charla tan seria. Sí, había observado cada uno de los movimientos de ambos mientras hablaban, hasta cuando habían venido hacia donde estaba yo sentada en un banco, esperando a que esos dos idiotas terminaran.

—Ya sabes, él solo quiere lo mejor para ti y... ha visto... —Se aclaró la garganta—... el casi beso. Se piensa... que... hummm...

¡Qué mono se veía cuando se ponía nervioso! Me entraban tantas ganas de enredar los dedos en su pelo espeso y fundirme en él.

—¿Hummm? —lo piqué.

Se le tiñeron las mejillas de rojo. Irresistible.

—Jo, no seas tan cruel conmigo —se quejó—. Me pongo muy nervioso y tú no ayudas en nada. Yo...

Enarqué una ceja.

—¿Tú qué?

Resopló. Miró a nuestro alrededor, como si temiera que lo escucharan. Se pasó las manos por el rostro.

—Mira, no quiero ser un bruto, pero no me estás poniendo las cosas fáciles. Me... Me gustas, ¿vale? Eres una chica muy guapa y me lo paso genial contigo. Adam solo quería asegurarse que tenía los cojones de decírtelo. ¡Hala, ya lo he soltado! Eres increíble, maravillosa, hermosa, dulce y atrevida. Me vuelves loco.

Vale, confieso que me había quedado sin habla, pero es que ni en un millón de años me había esperado una confesión así. Porque, sí, había sido una señora confesión, en mayúsculas y subrayado.

Me sentí halagada y, al mismo tiempo, muy asustada. Me habían lastimado tanto en el pasado que temía volver a salir lastimada.

Si no te lanzas a la piscina, jamás podrás vivir de verdad. El miedo te mata lentamente. Vive, siente, se feliz.

Genial, ahora Sky se me había metido en la cabeza. Porque eso sería algo que me diría ella de haber estado ahí. Desde que Kyle murió, mi hermana valoraba mucho más la vida y el vivir cada momento intensamente. Ojalá tuviera su fuerza y su mismo valor. Desde que había pasado lo del idiota de Aaron, vivía la vida en una escala de grises, sin apenas ver el color.

Pero cuando Logan apareció en ella, todo cambió. Empecé a ver el mundo de otro modo. Había colores, olores y sabores que quería probar. Ya no quería vivir con miedo, quería comerme el mundo y que nadie me parara.

Sin embargo, el dolor seguía ahí. Escocía como nunca.

—Yo... no puedo. No... No estoy lista. —Se me llenaron los ojos de lágrimas—. No puedo darte lo que quieres.

El no héroe del cuento (Trilogía Apariencias 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora