Capítulo 41

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Capítulo 41

Cuatro meses después

Cuatro meses después

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Todo había cambiado.

Desde que se hizo la WattCon en diciembre no había vuelto a ser el mismo de siempre. Era otro Logan, más seguro y mucho más famoso.

La vuelta al mundo real supuso un cambio radical. De entrada, descubrí que tenía un par de lectoras en mi misma carrera. Además, las chicas se me acercaban constantemente y me pedían autógrafos y fotografías.

Eso no les gustó nada a James y a los idiotas de sus amigos. En un par de ocasiones los pillé mirándome con disimulo, pero no me hicieron nada y su silencio me estaba asustando.

A finales de abril hubo una fiesta en honor al equipo de los Golden Scorpions que había pasado a la final del concurso Multidisciplinar entre universidades. Por ello, ninguno de mis amigos tuvo que insistirme mucho para que me animara a ir con ellos.

La fiesta se daba en una de esas casas de campo de uno de los ricachones del equipo de baloncesto de la NCU. Era enorme, de dos plantas, con un jardín inmenso y una piscina kilométrica. En cuanto la vi, una parte de mí cosquilleó ante la idea de volver a meterme en el agua. Anhelaba los entrenamientos de natación.

Hacía una tarde muy bonita. Los días de lluvia nos habían dado una pequeña tregua y el sol brillaba con todo su esplendor. Felicity estaba a unos metros de mí, con Sky, Adam y Garret junto a ella. Bebían a-saber-que-bebida de unos vasos de plástico rojos. Me uní a ellos.

—Sky, no te va a comer —le estaba recriminando Felicity—. No te acerques a ella y ya está.

La rubia tenía la mirada perdida en el agua cristalina de la piscina, tensa.

—Yo... —Resopló. Hinchó mucho las mejillas—. Sé que es una tontería, pero me asusta y me trae muy malos recuerdos. No pienso acercarme en un radio de un kilómetro por lo menos.

Adam se rió. La acercó a él y le dio un beso en la coronilla.

—¿Te he dicho alguna vez lo mucho que me gustan tus ocurrencias?

—Solo un par de veces.

Los había visto interactuar en las ocasiones suficientes como para saber que él estaba loco por ella y viceversa. Se notaba lo mucho que se querían y lo que ella confiaba en él. Me gustaba verlos tan felices.

En un momento dado, intercepté a James junto al billar. Se estaba jactando de haber ganado la partida. Cuando sus ojos marrones se clavaron en los míos y esbozó esa sonrisa que me puso los pelos de punta, supe que no trama a nada bueno.

En fin, decidí que no quería que me amargara la existencia y lo mejor que podía hacer era pasar de él. Así que bebí, bailé con mis amigos, me aferré a Felicity en las canciones más lentas y me lo pasé genial.

El no héroe del cuento (Trilogía Apariencias 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora