Capítulo 42

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Capítulo 42

Veía la escena desde un segundo plano

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Veía la escena desde un segundo plano. Aquello no podía estar pasando. No, no, no.

Sky le tenía pánico a las masas grandes de agua. Cuando era pequeña estuvo a punto de ahogarse y, desde entonces, había sido incapaz de superar el trauma que le había dejado.

¿Cómo había averiguado el gilipollas de James que Sky te temía al agua? ¿Cómo era capaz de hacerle algo así, de jugar con una fobia tan grande?

No supe qué hacer. Me quedé inmóvil viendo la escena. Sky pataleaba con fuerza, pero se hundía mientras los demás la observaban divertidos. Incluso varios de los asistentes sacaron sus teléfonos para grabarlo.

Logan tomó la iniciativa. De un movimiento rápido, se quitó el jersey y la camiseta y se lanzó al agua. Grité. Me había quedado sin respiración, el rostro bañado en lágrimas. ¿Por qué cada vez que ocurrían situaciones tan violentas me daba por llorar como un bebé y por no actuar? ¿Por qué mi cuerpo se paralizaba? Estaba harta de no ser capaz de hacer nada.

Si al menos Adam estuviera aquí...

Adam.

Cogí el móvil con dedos temblorosos. Marqué su número y lo llamé.

—Por favor, cógelo —supliqué mientras veía cómo Logan daba brazadas con movimientos rápidos y precisos, los músculos de su espalda moviéndose con cada uno de ellos.

Descolgó al de dos tonos.

—Lizzie, ¿ocurre al...?

Sollocé.

—Ven... por favor.

—¿Estás bien? —Sonaba muy alarmado.

—Es Sky. El idiota de tu primo la ha tirado a la piscina y... no sé qué hacer. Logan ha ido a rescatarla. Estoy muy asustada.

Sky seguía gritando a pleno pulmón; mientras, Logan por fin llegó a ella. Vi cómo le susurraba una palabras mientras ella pataleaba.

Adam llegó mucho antes de lo que esperaba y, al ver la escena, todo su semblante se ensombreció. Agarró a James del cuello y lo estampó contra la pared.

—¡¿Cómo se te ocurre hacer algo así?!

Mi mejor amigo no era de los que usaran la violencia para resolver los conflictos. Verlo tan enfadado me alteró mucho más. Lloré aún con más fuerza.

—¡Eres imbécil!

James parecía un cervatillo asustado. Se habían quedado pálido, tenía los ojos bien abiertos y murmuraba palabras que no llegaba a escuchar hasta que por fin dijo alto y claro:

—¡Yo no sabía que la pirada de tu novia le tuviera miedo al agua! ¡Qué paté...!

Pero Adam no lo dejó terminar. Le dio una gran patada en los huevos y un puñetazo en la mandíbula.

El no héroe del cuento (Trilogía Apariencias 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora