Capítulo 3

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Subimos a mi departamento en silencio, la verdad es que iba pensando en cómo abordarlo sin asustarlo. Ya había notado que este era algo tímido y de verdad quería acostarme con él.

Pero es que tampoco tiene lógica que un hombre con ese cuerpo y esa cara sea tímido. Es como que el vino se compare con el agua de pera. Ilógico.

-Ponte cómodo- pedí y me dirigí a mi cocina.

Había dejado mis zapatillas en la entrada por lo que ahora era aún más baja a su lado.

Este tomó asiento luego de escucharme y me dirigiera a preparar lo que tomaríamos.

-¿Prefieres té o café?

-Café por favor

Coloqué la cafetera y saqué del refrigerador la torta fría que había comprado el día anterior, corté dos rebanadas y las coloqué en un plato.

-Disculpa el desorden. No acostumbro a tener invitados.

-Descuida, todo está en bastante orden para mi- eso quiere decir que es desordenado.

No me molesta, para que quiero orden en un acostón, a mi que me quite la ropa luego de penetrarme no me importa.

-¿Quien es ella? No parece de aquí- dijo cuando regresé con las cosas. Tenía una foto que me había tomado con Marie el día que nos fuimos de fiesta por primera y última vez, de hecho cuando la obligué a ir.

-Es una amiga- tomé la foto y la acomodé donde estaba, la extrañaba. Espero que cuando se recupere pueda volver a verla. -No la veo hace algún tiempo.

-Lamento oír eso ¿se distanciaron?

-Se mudó- dije sin ánimos de dar detalles, de pronto sentía algo de añoranza.

-Gracias- dijo cuando le tendí su bocadillo.

-Hablamos mucho de mí, pero no llegaste a decirme de qué va tu trabajo.

-Cierto. Soy algo así como investigador de mercado.

-Oh, tus clientes desean abrir un hotel. O algo así

-Restaurante de hecho. Por la zona del hotel, por eso necesito probar y visitar varios de ellos. Lo malo es que es incómodo comer solo y el compañero que suele acompañarme está algo ocupado.

-Lamento oír eso

-Quería preguntarte ¿Crees que podrías ayudarme?, te pagaría. Además de que visitaríamos varios restaurantes. Es que no conozco a nadie y tú pareces muy agradable.

-Me encantaría la verdad, pero trabajo en las noches. Mi horario es de 3 de la tarde a 1 de la madrugada, no podría serte de ayuda- a pesar de que era muy buena oferta había pensado que este se acercó a mí porque le gustaba.

Creo que me sentí algo decepcionada cuando me dijo lo de la propuesta.

-Podemos adaptarnos a ese horario, los desayunos y almuerzos y en tu día libre lo podemos hacerlo en las noches. Si estás dispuesta claro.

-Lo pensaré- di un sorbo a mi café y este hizo lo mismo. Luego probó su pastel.

-¿Tienes novio?- que se decida. ¿Le gusto o no le gusto?

Ahora no puedo lanzarme como la descarada que soy porque para que mentir, la propuesta del ingreso extra me estaba rompiendo los ojos y si hacía algo tan impulsivo como lanzarme sobre él podría volverse incómodo además de que podía retirar su oferta.

-No tengo- por otro lado. ¿Porque preguntaría algo como eso si no le intereso?

Pensé en preguntarle si él tenía una pero luego alejé la idea de mi cabeza, el trabajo.

-Lo tomaré. Podemos ponernos de acuerdo para visitar los lugares.

-Me alegra que te hayas decidido tan rápido.- sonrió -Debería irme, es algo tarde.

-Te acompaño- caminamos hacia la puerta en silencio y este pasó por mi lado para luego girarse.

Como deseaba besar esos labios, morderlos con morbo.

Su mirada se volvió intensa de repente, nos vimos por una largo rato o al menos para mí lo fue, su mano tomó la mía y me haló hacía él pero luego me hizo retroceder cuando sus labios y los míos impactaron de la manera más brusca y ruda que era posible.

Mi espalda chocó con la pared mientras su cuerpo me apegaba cada vez más a esta, sus manos yacían en mi rostro haciendo presión mientras me besaba, y comencé a sentir su creciente ereccion contra mi vientre.

Mis pezones amenazaban con perforar la tela de mi vestido mientras mis manos se sostenían con desespero de su cadera para atraerlo a mi.

Pocas veces en mi vida había sentido tanto placer por un simple beso. Me sentí húmeda a instantes y ahora estaba nadando en mi ropa interior.

Cuando su boca abandonó la mía mi respiración apenas me permitía entrar el aire a los pulmones. Sus labios estaban rojos e hinchados y los míos latían con intensidad.

Podría jurar que estaban aún peor, sus manos continuaban en mi rostro mientras nuestras frentes estaban unidas y nuestras miradas una sobre la otra.

-Debo irme- dijo este y abandonó a paso rápido mi piso. Apenas reaccioné cuando las puertas del ascensor se cerraban tras de sí.

Quizás se había arrepentido de hacerlo, pero yo no.

De lo único que me arrepiento es de haberme acobardado y no haberme quitado la ropa frente a él para que me tomara.




Las que querían pecado 🤡
En la imagen como le quedaron los labios al Jungkook 😋


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