Capítulo 17

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Paseé mi lengua por todo el con lentitud tortuosa y luego engullí todo lo que pude, era grande.

Verlo desde abajo mientras trataba de sujetarse de las sábanas dejando así la cama desprotegida de estas por haberlas empuñado me dio las pautas para continuar.

Mis labios lo tocaban y rozaban y mi lengua se dedicaba a acariciar su glande. Engullí todo lo que pude dejando así a este rozar deliciosamente mi garganta  haciéndolo estremecerse apenas comencé a repetir la acción de forma rápida y constante.

Llevé una de mis manos a su pezón y lo toqué, luego repetí la acción con el contrario mientras me sentía escurrir y mi boca, lengua y garganta continuaban con su labor.

Mi mano restante fue a sus gemelos y los toqué y amasé a mi antojo, escucharlo gruñir como perro molesto me hacía ir de manera más frenética hacia él.

Ni siquiera noté cuando se dejó ir en mí hasta que sentí el cálido líquido pasar con agilidad por mi garganta, luego me percaté de que yacía rígido y sudoroso sobre la cama.

Lo tragué todo y luego lo solté,  lo hice dejando un escandaloso pop al liberarlo ya limpio. -¿Estás bien amor?- comencé a acariciar su rostro mientras yacía con los ojos cerrados.

Asintió -Eso fue- negó repetidas veces. -Es mucho mejor que tocarme yo- eso lo tengo claro mi amor.

-Lo es,- me arrodillé sobre la cama y me acerque hasta rozar sus piernas -¿Deseas un respiro o ya quieres continuar?

-Ven aquí- me llamó y a pesar de querer pararlo, porque mi deseo es hacerlo disfrutar solo a el, me dejé hacer.

Me tumbó sobre la cama y luego de acomodar su bóxer y deshacerse de su pantalón volvió a mi, sus labios tocaron la piel de mi rostro con tal ternura que me hizo suspirar, sus manos me acariciaban las piernas en un intento de hacerme calmar y cuando al fin llegó a mi boca estaba tan deseosa de el, de sentirlo, de tenerlo que me era imposible la tarea de quedarme quieta.

Sus manos bajaron a mis bragas y las arrancaron de mi piel de manera literal, mi sostén apenas quedo usable cuando abandono mi cuerpo, pues la urgencia con la que nos tocábamos nos hizo a ambos actuar de manera instintiva, animal.

Cuando sus labios tocaron la piel sensible de mi abdomen sentí mis piernas flaquear, este las sujetó y llevó su rostro un poco mas abajo, acción que me sacó mas que suspiros. Su lengua se dedicó a hacerme estremecer mientras sus dedos me daban placer.

Mis manos se encontraban sobre mis descubiertos senos tratando de aliviar el creciente orgasmo que se formaba con ímpetu en mi interior y cuando no pude estar de manera tranquila sus suaves y oscuros cabellos pagaron las consecuencias.

Mi cuerpo entero vibró entorno a el cuando los movimientos en sus dedos se hicieron aun mas rápidos, su lengua ya no solo me torturaba lenta y pausadamente, ahora acompañaba a sus dedos en movimientos tan frenticos que me hizo acabar en sus boca de manera ruidosa.

Mi vista se había empañado, y mis lagrimas desbordaban, mi rostro ardía en demasía por la intensidad con la que me había golpeado  el orgasmo y mis piernas dolían por el interminable temblor que no les permitía estar tranquilas.

Reí por lo absurdo que había dicho con anterioridad, se supone que quien quedaría rendido sobre la cama seria el ejemplar que aun recoge mis fluidos de mi intimidad, y resultó ser todo lo contrario, pues cuando sus ojos conectaron con los mis estos brillaban de deseo.

-Eres hermosa- salió de sus labios cuando acabó su labor, yo continuaba tumbada sobre la cama aun debilitada por tan intenso orgasmo pero aun así una sonrisa adornó mi rostro. -Muero de hambre,  ¿te importa si como algo antes de continuar?- negué, si me prometía continuar con tan maravilloso ejercicio a China lo seguiría.

Besó mi abdomen y se dirigió a la mesa, reí con ternura al verlo fruncir el ceño cuando probó la comida.

Cuando me sentí con mas fuerza me puse de pie y me dirigí al baño para asearme un poco. Aún sentía mi intimidad palpitar con intensidad por el placer antes dado y me estremecí completa al imaginarlo dentro de mi.

Sequé mi cuerpo con una toalla y me envolví en una bata de baño para saciar el hambre que mi cuerpo añoraba. Este estaba sentado en la mesa y prácticamente nada quedaba, me senté en sus piernas y acaricié su cabello mientras lo veía comer.

Era hermoso y nadie tenía el derecho de hacerle creer lo contrario, era aún más sexy y atractivo que la forma en la que se presenta a los demás y era porque ahora era el.

Solo él me hacía sentir así, con cada parte de mi cuerpo deseándolo y amándolo a partes iguales.

Solo él me hacía sentir así, con cada parte de mi cuerpo deseándolo y amándolo a partes iguales

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En la imagen como luce más o menos nuestro sexy vampíro

¿Huelen eso? Huele a final 🥰🥰




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