CAPÍTULO 35

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(Drake)

Esta había sido nuestra tercera noche en la masía, me desperté con un leve dolor de cabeza, que se disolvió al ver a Kate aferrada a mi brazo como un koala, tuve que aguantar las ganas de reír.

No quise despertarla, por la luz que entraba en la habitación, supuse que debía ser tarde, la fiesta había dejado a muchos de los concursantes exhaustos, por lo que decidí quedarme en la cama haciendo una de mis actividades favoritas, observar a Kate.

Desde tan cerca, podía apreciar mucho mejor las pecas que empapaban su nariz, extendiéndose por las mejillas, tenía los labios más gruesos a causa de las largas horas de sueño, y, gracias a que permanecía con los ojos cerrados, pude darme cuanta de lo largas y oscuras que eran sus pestañas.

Me puse un poco tenso al ver como se revolvía y apretaba los ojos con fuerza para intentar decirle al sol que se apagara, que le molestaba, aunque este no hizo caso, por lo que cogió mi brazo y se lo puso en su rostro, tapándose así los ojos. Allí no pude evitar reírme.

-¿de qué te ríes?-preguntó confundida, sacándose mi brazo de la cara, parecía no darse cuenta de lo que había pasado y eso solo hizo que hacerme reír más.

-Si quieres que te deje mi brazo como sombrilla durante todo el concurso solo tienes que pedírmelo-dije formando una sonrisa, ella miró mi brazo y a mí alternativamente, para después ponerse un poco roja y formar una sonrisa.

-ups

Tuve que evitar bajar la mirada a sus labios, tenía demasiadas ganas de besarla, no podía apartar la mirada de ella.

(Kate)

Nos quedamos mirando lo que me pareció una eternidad, con nuestras piernas rozándose y nuestros rostros a apenas unos centímetros. Con la embarazosa conversación no me había dado cuenta de lo guapo que estaba, ¿pero él podía estar feo? No, era imposible. 

Sus ojos marrones brillaban con la luz del sol y su cabello adquiría destellos dorados haciendo que pareciera un dios griego, mentira, la descripción de dios griego se queda corta, un puto dios griego. Claro que no le dije, no quería parecer una loca chiflada por él.

Él me miraba tan intensamente que no sabía qué hacer, ¿podía besarlo? ¿O era demasiado pronto?. Opté por preguntar, no creo que él se apartara, la forma en la que me estaba mirando decía todo lo contrario. ¿Pero y si se apartaba y no quería nada conmigo todavía? ¿O si no quería nada nunca?

Kate, déjate de chorradas.

Mi conciencia tenía razón.

A la mierda.

-¿Drake pue...-empezé a decir, pero la presión de sus labios contra los mios no me permitió acabar.

Me relajé al instante en el que los labios de Drake entraron en contacto con los míos y abrí los labios para poder profundizar el beso y para que él tuviera mejor acceso a mi boca.

Drake puso una mano en mi nuca para guiarme y no sé cómo acabé encima de él, pero no me importó.

Más bien te gustó demasiado.

Cállate conciencia.

Yo solo digo la verdad.

Le acaricié el cabello, uniendo así nuestros labios en mayor profundidad y enroscando nuestras lenguas, sentí su sabor y su perfume, queriendo empaparme de él y dejar que su calor corporal me envolviera cada noche. En ese momento me sentí llena, y quería más, quería todo de él.

En ese momento me di cuenta, quería todo de él, y por ello, debíamos ir despacio, al fin y al cabo, hacía menos de un día que habíamos pactado volver a empezar, y pensaba demostrarle con todo el tiempo del mundo lo que significaba para mí. Y eso fue lo que me hizo detener el mejor beso que había tenido en mi vida.

El famoso y túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora