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-Wanda-

Camino con mi pequeña maleta en la mano mirando por última vez nuestro departamento antes de que las puertas del elevador se cierren frente a mis ojos, haciendo que esa mezcla de sentimientos en mi interior aumente ganando las positivas que llevaba tanto tiempo sin experimentar, sabiendo que tal vez al cruzar las puertas del aeropuerto ya no habrá marcha atrás para iniciar con la nueva vida que me espera en Sicilia.

Suspiro observando mi teléfono para mirar los últimos mensajes que me mando con Natasha formando un sonrisa en mis labios, bajo del elevador despidiéndome del joven portero antes de salir del edificio esperando a Kate quien se encargará de llevarme hoy al aeropuerto, el cálido viento pega en mi rostro logrando que mis sentimientos positivos se conviertan en nervios cuando veo el auto de mi pelinegra amiga estacionarse, nervios que tienen un nombre y un apellido que lleva días robándome el sueño.

El nombre de la única persona que espero evite el subirme hoy a ese avión que cambiará todos los planes que solía tener para mi vida.

Emocionada por esto Wandis. -preguntó Kate en cuanto subí a la parte trasera de su auto.

Solo es el otro lado del mundo y otro idioma del que solo se decir buenos días, que mal podría estar. -respondí poniéndome el cinturón de seguridad escuchándola reír.

No creo que llegues a tu puerta de embarque si no le avisaste a cierta pelirroja que tu vuelo se retrasó dos horas, aun así... es la actitud bruja. -festejo Yelena mirándome por el espejo retrovisor haciéndome reír mientras negaba.

Sigue soñando que ella llegará para detenerme, Yelena. -dije pasando las manos por mi cabello para hacerme una coleta, el día de hoy el clima estaba fresco.

No lo se Wandis, tal vez y en una de esas te sorprendas. -murmuró Kate dándose miradas cómplices con su novia a la par que prendía el auto.

Eso es lo que espero. -susurre para mi misma fijando mi vista hacia la ventana observando mi edificio por última vez con nostalgia.

Y es que no es que no confiara en las palabras de Natalia, si no que algo muy en mis adentros gritaba que no me ilusionara con sus mensajes.

Durante el camino el auto se llenó de música, pláticas, risas y malos chistes de parte de la pareja frente a mi que se quedarían guardados en mi memoria, Kate tomó otro camino para que pudiéramos pasar a comer algo antes de que mi vuelo saliera, revise mi teléfono varias veces con la espera de tener al menos una señal de Natasha, sin embargo tenía mensajes de muchas personas pero ninguno de ella y eso solo significaba una cosa de la que mi estúpido corazón tanto me estaba advirtiendo.

Los besos de esa noche solo se trataba de un juego.

Última llamada para los pasajeros del vuelo con destino a Palermo, Sicilia, por favor, diríjanse a la puerta de embarque. -informó la voz en los altavoces mientras yo caminaba entre las personas para dirigirme a mi puerta de embarque.

Es que no entiendo qué fue lo que pasó, Wanda te juro que estaba muy emocionada hablando sobre esto esta mañana. -hablo Yelena con la respiración agitada poniéndose frente a mí impidiendo que siguiera caminando.

Yelena ya déjalo así por favor. -le pedí por quinta vez a la rubia intentando pasar a su lado para seguir con mi camino a la puerta con fila a pocos pasos de mi.

Wanda, solo espera unos minutos más tal vez pasó algo y por eso no ha llegado. -dijo Kate intentando quitarme mi maleta de mano como en los anteriores intentos.

¡Chicas ya fue suficiente!. -grité con la voz algo gastada y los ojos picando por las lágrimas acumuladas, llamando la atención de varias personas a nuestro alrededor.

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