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-Wanda-

Cuando tomé la decisión de darle una nueva oportunidad al amor con aquella chica caprichosa de la universidad a la que me encantaba hacer repelar en donde la encontrara de frente, jamás pensé que sería tener una relación con una niña de cinco años que desea parar en cada lugar en donde el aroma de comida la llame para poder alimentar al pequeño ser que lleva en su interior, pero a pesar de los berrinches, los antojos, las explosiones de sentimientos que tiene y los momentos melosos en donde solo quiere estar colgada de mi brazo cada vez que salimos.

Mis momentos favoritos a su lado son estos, en donde ella duerme plácidamente con su cabeza sobre mi pecho, en este sillón reclinable cuando me acompaña a visitar a mi pequeño hermano desde el primer día que volvimos de la playa, contándome cómo le fue en su día de trabajo o al menos intentarlo antes de caer rendida, aferrándose a mi torso mientras yo leo algún libro que traiga conmigo o veo las caricaturas que se reproducen en la televisión de la habitación en un volumen que no la haga despertar.

Convirtiéndolo en una rutina a la que nos estábamos acostumbrando desde hace un mes que todo esto inicio para las dos al pisar de nuevo New York.

Wanda. -escuche un susurro a mi lado interrumpiendo mi lectura.

Dime extraño. -baje el libro poniéndolo en el reposabrazos de mi lado.

Puedes cambiar las caricaturas. -preguntó el pequeño castaño en la camilla a mi lado.

Y que deseas ver cariño. -acomode mi cabello tomando el control de la mesita.

Podemos ver el Grinch, es navidad y no he visto la película. -abultó sus labios girando levemente su cabeza para poder verme.

Hablando de navidad, ya decidiste qué le pedirías a Santa. -apague la televisión para sacar mi tableta de trabajo y ponerla en ese lugar.

Natasha dijo que me ayudara a escribir mi carta, es un secreto. -hizo sus labios en una sola línea negando con delicadeza.

Mi pequeño hermano y la pelirroja en mi regazo se llevaban bastante bien desde el día en que me ayudó a darle la noticia de que había pasado con nuestra madre y Oleg.

Aún no lo asimila del todo pero al menos ya no despierta gritando sus nombres hasta el punto de tener que sedarlo para que se relaje.

Me estás diciendo que le vas a confiar eso a ella que a tu propia hermana. -pregunte con un puchero buscando la película en alguna plataforma.

Wanda, llorar es chantaje. -se comenzó a reír despertando a la chica en mi regazo.

Que es chantaje. -preguntó con la voz adormilada tallando su ojo.

Wanda quiere saber que hemos escrito en mi carta para santa. -respondió haciendo que la pelirroja se sentara mirándome con un puchero.

Wanda eso no se pregunta, es un secreto que solo Santa debe de saber. -murmuró levantándose de mi regazo guiñandome un ojo.

Eso quiere decir que ya la escribieron, eso es traición. -señale a los dos levantándome del sillón reclinable para acercarme a mi pequeño hermano.

Wanda basta, si sigues poniendo cara de Mischa no me podré negar. -gruño mi pequeño hermano cerrando los ojos con fuerza.

Está bien, ya no haré nada. -deje la tableta en la mesita frente a él con la película.

Me das agüita. -pregunto estirando sus labios abriendo los ojos.

Claro que si extraño. -tome el vaso para poner la pajita metálica en sus labios.

Su cara y cuello era lo único que podía mover por el momento.

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