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-Natasha-

Dejo algunas caricias en el cabello de la pequeña acostada sobre mi pecho metida en su quinto sueño tras haber comido, cambiando los canales de la televisión de la sala buscando una película para ver mientras intentando ocultar la risa que deseaba salir de mis labios al escuchar la voz frustrada de mi novia en la parte de arriba en la llamada con su socia, poniendo un canal al azar cuando escucho sus pisadas perezosas y pesadas comenzar a acercarse a donde me encuentro con nuestra hija.

Alzando la mirada para verla parada frente a mi con un puchero sobre sus labios, dándole una pequeña sonrisa palmeando mi lado libre en el sofá, viéndola negar antes de acercarse a mi lado para tomar a Zaria en brazos, arrullándola mientras se aleja de la sala para ir hasta la habitación de la niña, volviendo unos instantes más tarde con el monitor en su mano, dejándolo sobre la mesita de centro antes de subirse sobre mi cuerpo usando mis pechos como almohada para poder mirar el canal que puse al azar.

Estirando su mano para que le diera el control y pusiera un mejor canal que el de la misa.

Qué pasa cariño. -pregunte dejando caricias en su cabello.

Nada. -gruñó dejando el canal de dibujos animados.

Wanda sabes que me puedes decir lo que sea, ¿quien llamo? . -detuve mis caricias.

Era la estúpida de Marie. -tomo mi mano para llevarla a su espalda.

Y que te dijo para que te pusieras así. -puse mis par de manos en su espalda.

Dejando algunas caricias en esta sintiendo cómo su cuerpo se comenzaba a relajar.

Dijo que tenemos que hacer un viaje importante mañana y que se había olvidado de decirme el día del cumpleaños de Zaira hace un mes, pero yo no quiero ir a ese viaje si no estás a mi lado. -se giró para quedar con su rostro frente al mío.

¿Pero por qué no quieres ir a ese viaje sin mí?, te ha ido muy bien sin importar si yo no te acompaño Wanda, ¿que es diferente ahora?. -acomode unos mechones de su cabello.

Que es nuestro lugar especial y tu no podrás ir conmigo en este viaje, dijiste que tenias muchos pendientes en el trabajo esta semana. -escondió su cara en el valle de mis pechos.

No sabes si no te puedo acompañar esta vez al viaje si no me lo haz preguntado aún amor, si no preguntas jamás sabrás la respuesta. -suspire regresando mi mirada al televisor.

¿Natasha me acompañas a mi viaje?, y tú responderás con un ¡No!, lo lamento cariño pero tengo muchas cosas que hacer en la empresa y cuidar de nuestra pequeña, aun así no te preocupes que podremos tener sexo telefónico por las noche y... -me reí ante su manera infantil de intentar imitar mi voz.

Y yo que esta vez te diría que si. -acorte sus palabras encogiéndome de hombros.

Y claro que no me quejo del sexo telefónico por que con grabar la pantalla puedo tener esa imagen tuya de por vida, pero... que dijiste. -preguntó sentándose a horcajadas.

Así que grabas la pantalla pervertida. -me sonroje por lo que había dicho.

Si, lo soy cuando se trata de ti, pero ¿Qué fue lo que dijiste?. -movió sus manos con rapidez.

Sobre que eras una pervertida. -Quise jugar un poco con ella.

Antes, antes de eso Natasha. -se removió sobre mi regazo.

Oh si, que te puedo acompañar a tu viaje. -fingí restarle importancia.

Regresando mi vista a la televisión intentando ponerle atención al programa antes de soltar un pequeño grito de sorpresa al ser levantada del sofá, pasando mis brazos detrás del cuello de la castaña que me cargaba por lo muslos dando algunos saltos emocionada, dándome el soporte para no caer cuando comenzó a caminar hacia la habitación.

Privilegiados Donde viven las historias. Descúbrelo ahora