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-Natasha-

Sonrió jugando con mis dedos en el volante mirando a través del espejo retrovisor a la pequeña bebe dormida en su sillita en el asiento trasero del auto, tarareando las canciones que suenan en la radio sintiendo el viento golpear mi costado debido a la ventana abierta de mi lado, bajando el volumen de esta cuando llego a la entrada de aquella gran casa en donde me abren las puertas para ingresar, pasando por el gran jardín rodeando la fuente de la entrada para estacionar mi auto frente a las escaleras de la casa en donde ya se encuentran el par de adultos mayores esperando junto a la castaña que juega ansiosa con sus anillos hasta que levantan la mirada bajando los escalones cuando apago el motor.

Regresándole la sonrisa que me regala cuando bajó del auto con la pañalera al hombro.

Todas sus cosas están en la pañalera, también sus horarios de comida como de medicina y no dejes que pase tanto tiempo al sol, por favor. -le pedí a la castaña dándole la pañalera.

Estás segura de esto Natasha. -preguntó mientras sus padres entraban con nuestra hija.

Mi doctora autorizo que podía volver a trabajar, creo que es momento de volver a iniciar de cero también en eso, no lo crees. -le sonreí ligeramente viéndola asentir.

Y seguirás con tu puesto de presidenta. -acomodo la correa sobre su hombro.

No, tomaré el puesto que Yelena tenía sobre vicepresidenta de la empresa de mis padres y creo que eso es mejor que nada, aunque igual mandaría mi curriculum a otros lugares si ya no tenía trabajo en la empresa familiar. -me encogí de hombros acomodando mi cabello.

Si ya no tenías trabajo con tus padres de igual manera yo te hubiera ofrecido un puesto. -se cruzó de brazos pasando su pie sobre las piedras de la entrada.

Y de que sería ese puesto. -pregunte alzando una ceja divertida.

No lo sé, tal vez de mi asistente. -bajo la mirada dándome una sonrisa de lado.

De tu asistente. -pregunte cruzándome de igual forma de brazos.

Si, tendrías un buen seguro médico, también un sueldo alto, me acompañarías a mis viajes junto a Marie y tendrás la oportunidad de tener más tiempo para compartir con nuestra hija y no perderte nada de ella. -descruzo sus brazos para jugar con sus dedos alzando la mirada.

No lo sé, no creo que sea buena idea estar a tu lado. -murmure con una pequeña sonrisa.

Por qué. -pregunto cómo una niña pequeña con un puchero.

Porque tener a una mujer a tu lado asustaría a futuros prospectos de citas, asustaría a las chicas que se te acerquen para tener una cita, por que quien no quisiera salir con una joven mamá sexi, soltera y millonaria. -le guiñe el ojo mirando como se sonrojaba.

Yo... yo no tengo la intención de salir con nadie. -balbuceo agachando de nuevo la cabeza.

Me gusta como Wanda algunas veces se seguía poniendo nerviosa conmigo.

Era una broma Wanda, tendré en cuenta tu propuesta. -le di un apretón en el brazo.

Sintiendo de nuevo aquella corriente eléctrica pasar por mi cuerpo cuando nuestra miradas se volvieran a cruzar sin ninguna tener la intención de apartarla.

Ella me tenía enamorada de una forma que me hacía sentir enfermera de no poder tenerla a mi lado como tanto lo había deseado durante nuestra separación.

Lo único que me quedaba en estos momentos era tragarme esos sentimientos dolorosos y solo disfrutar de tenerla a mi lado como una gran amiga.

Conformarme con sus abrazos y besos en la mejilla que eran mejor que tener nada de ella.

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