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-Natasha-

Tal vez no debí de haber dicho eso

Es lo que me repito una y otra vez en mi mente, sentada en esta cama cerca de aquella chica castaña que me mira fijamente sin emitir palabras, estando lo bastante cerca de mí cómo a una distancia que permite que un silencio tortuoso nos invada, apartando mi mirada para bajarla a nuestras manos entrelazadas, soltando un suspiro para intentar apartarla sintiendo como el agarre de la castaña aumenta impidiendo que lo haga.

Wanda. -pregunte alzando la mirada para toparme con sus esmeraldas más oscurecidas.

Quedando muda cuando quito cada una de las almohadas que nos separaban.

Wanda qué haces. -Mi voz fallo cuando la siento poner su mano en mi mejilla.

Solo le hago caso a mis cinco de valentía. -susurro acercándose mas a mi.

Y que te dicen esos cinco minutos. -sentí mi corazón latir como loco con su cercanía.

Que te calles y me beses antes de que me arrepienta. -su aliento choco con mis labios.

Sintiendo como en una milésima de segundo nuestros labios ya estaban unidos de nuevo, siendo un ligero choque de labios que soltaron corrientes eléctricas que pasaban por todo mi sistema nervioso, probando el sabor de aquellos labios que me volvieron loca desde la primera vez que los toque, escuchando como los latidos de mi corazón se aceleraban como los de un ratón cuando su mano me tomó de la nuca tirando ligeramente de mi cabello que me hizo jadear, dándole el acceso a aquella lengua traviesa de la castaña que invadió mi boca convirtiendo aquel tierno roce de labios en un beso voraz como necesitado.

Convirtiéndome en un funámbulo que camina en una cuerda situada entre el cielo y el infierno con cada sonido placentero que salía de sus labios en medio de la oscuridad de una habitación silenciosa y sus caricias en mi piel como si tocara algo delicado.

No dormimos nada. -murmure jugando con sus dedos mirando la ventana.

Los rayos del sol ya se comenzaban a colar por las cortinas cerradas.

Wanda. -pregunte mirando sobre mi hombro al no escuchar respuesta de su parte.

Sonriendo al ver como la castaña dormía con su cara enterrada en mi cuello.

Descansa cariño. -deje un caricia en su cabello sintiéndola moverse un moco.

Descansa princesita. -murmuró contra mi piel con su voz adormilada.

Soltando una pequeña risita regresando mi vista a la ventana frente a nosotras.

Concentrando mi vista en esta pensando en mucho y nada a la vez hasta que mis ojos comenzaron a pesar, acurrucándome mejor entre los brazos de la castaña que me tomaba como si tuviera miedo de que al despertar ya no estuviera en ese lugar, dándome la vuelta entre estos para quedar con mi rostro en su pecho impregnado mis fosas nasales de su dulce aroma, sintiendo como me apretaba contra ella recargando su cabeza en mi cabello.

Dejándome caer entre los brazos de Morfeo como no lo había hecho en tanto tiempo.

Buenos días mis queridas tortolitas, la luna de miel terminó. -La voz de la amiga de Wanda en la habitación me hizo despertar.

Marie deja dormir. -se quejó Wanda contra mi pecho enterrando más su cara en el lugar.

Pero mira que tu no necesitas desayunar, un poco más abierta la boca y dejas sin comer al pobre bebé por comerte a la gemela izquierda. -se burló abriendo las cortinas de golpe.

Sintiendo mi rostro arder de vergüenza llevándome las manos a la cara para esconderlo.

Marie déjalas en paz. -escuche la voz de Jean ingresando también a la habitación.

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