-Natasha-
Cuando llegamos a aquella mesa de restaurante con la intención de tener una agradable cena llena de temas que salieran al azar, pasando un gran momento en donde solo éramos dos amigas con una hija en común cenando en una mesa de un restaurante sin lujo riendo de los malos chistes contados por la castaña o verla regañarme con la mirada cuando apartaba alguna cosa de mi plato pasándolo discretamente al suyo.
Jamás creí que las dos terminaríamos en este lugar en un momento determinado de la noche mientras la llevaba de vuelta a casa de su padre.
En donde tengo el privilegio de poder acariciar de nuevo sus relajadas facciones delicadas, teniéndola entre mis brazos mientras ella deja tímidas caricias sobre mis brazos cubiertos por la sudadera que me prestó, acariciando su nariz con la mía con ternura mientras ambas soltamos pequeñas risas bajas, sintiéndola besar mi mejilla varias veces antes de que yo esconda su rostro en el hueco entre mi cuello y hombro, sintiéndola soltar un suspiro perezoso que me indica que está a nada de caer dormida, enterrando mi cara entre sus hebras castañas de cabello aspirando su suave aroma dulce que me calma.
Dejando que el sueño se apodere de mí como lo está haciendo con ella.
Buenas noches Natasha. -susurro dejando un beso en mi mentón.
Buenas noches Wanda. -fue lo último que salió de mis labios.
Quedándome dormida con ella entre mis brazos en una noche en donde ninguna de las dos cruzamos aquella línea invisible que ambas pusimos para no pasar más allá de un par de caricias inocentes y abrazos acompañados de besos en las mejillas.
Despertando la mañana siguiente por la poca luz del sol que se colaba por la pequeña rendija que tenía abierta del edredón de la cama que me cubría por completo, frunciendo el ceño dándome la vuelta para quedar con mi rostro pegado al pecho de la castaña que me tenía entre sus tonificados brazos pegada a su cuerpo.
Aspirando el aroma de la piel de su pecho expuesta por la camisa de su pijama con algunos botones abiertos que dejaban en evidencia su falta de sujetador para dormir.
Removiendo mi cuerpo entre sus brazos un poco cuando sentí una mano comenzar a colarse debajo de las cobijas, soltando una pequeña risa cuando aquella mano pasó por mi planta del pie hasta mi tobillo el cual tomo con algo de fuerza, soltando un bajo chillido de sorpresa cuando aquella mano jalo mi tobillo sacando mi pie de debajo de la cobija, despertando a la castaña a mi lado que me soltó sentándose en la cama con rapidez.
Haciendo que jalara mi pie intentando quitarlo de la mano de la persona que lo sostenía.
Este no es tu pie, tu no te pintas las uñas de los pies, ni los tienes tan bonitos, de quien es este pie Wanda. -escuché la voz de Marie que me hizo palidecer un poco.
Desde lo sucedido con Wanda yo no soy tan del agrado de su familia Siciliana.
Deja ese pie en paz Marie, no es parte de un maniquí. -le pidió Wanda algo adormilada.
Aguanté la risa cuando la sentí comenzar a ver tocar cada uno de mis dedos.
Pues quien sea su pedicurista me lo debería recomendar, se ve que sabe hacer muy bien su trabajo. -lo jalo un poco más tocando mi talón con una mano.
Marie ya basta, cómo es que entraste a mi habitación. -la sentí levantarse de la cama.
Pero se lo impedí tomando su mano aún bajo de la cobija para que se volviera a sentar, sintiéndola entrelazar nuestros dedos dando un apretón para que me calmara.
Te dije que hoy vendría a New York junto a Jean para unas pequeñas vacaciones antes de la reunión con nuestros socios aquí, me dijiste que iríamos a desayunar el primer día que yo estuviera aquí, o acaso ya lo olvidaste. -su pregunta sonaba un poco dolida.
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Privilegiados
Fanfiction-Te odio por que eres todo lo bueno que me ha pasado en la vida -Entonces es un si o mejor me bajo del tejado de tu casa antes de que algo malo pase estando aquí -Pero lo que más odio de ti es tu manera tan estúpida de demostrarme lo tanto que pue...