V E I N T I N U E V E

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Enjuago su espalda, con masajes en su nuca y omóplatos, en silencio Alexandra se deja hacer, peino sus cabellos llenos de shampoo de manzanilla.

Se da la vuelta y acaricia mi pecho, me regala una mirada intensa, bastante seria, analizándome. Sube sus manos a mi nuca.

Termino de quitarle el jabón y shampoo en su cuerpo y luego le paso la bata. Salimos hasta la habitación, donde ella se pone una pijama roja, seca su cabello, mientras yo termino de ponerme mi ropa interior.

Cuando la máquina con la que se seca su cabello, se apaga, la sigo hasta la cama y ambos nos acostamos.

Ni siquiera tengo que invitarla porque inmediatamente se pega a mi costado, parece pensativa, en su mundo, tomando decisiones y no me corresponde empujarla a hablarlas conmigo, así que espero pacientemente, mientras acaricio su hombro.

—Mis padres no son malas personas.—admito que sus palabras me sacan un susto, había desecho la idea de que ella se abriera conmigo, así que estaba por quedarme dormido.—Lo siento, sí, duerme, mejor.

—Te escucho.—susurro y beso su cabello.

Suspira y continúa.—Mis padres no son malas personas, solo no saben como controlar lo que sienten. Nunca fuimos amorosos, mi padre nunca se sentó a cepillarme el cabello o solo a mirar la televisión. Mamá siempre estaba en algún evento de moda o de fiesta, así que siempre fuimos Hope y yo. Te lo dije antes, ella era el pegamento que unía a la familia, papá la miraba con tal adoración, siempre se lo decía, "eres mi princesa, Hope", y era todo, lo decía y se iba a alimentar su hambre de dinero y fama. Nunca sentí algo similar a celos, de hecho, dejé que ella recibiera ese afecto, pero yo dejaba mis sentimientos de lado cada vez más, según iba creciendo. Con el paso de los años, ni siquiera fui capaz de decirle a mi propia hermana que la amaba. Las palabras arden.
Se lo dije a Mauro, me enamoré de él, y él solo pensaba en desvirgar a la más sangrona y engreída de la universidad. Una vez lo consiguió, olvidé siquiera el significado de esas letras.

Siento mi pecho húmedo por lo que puedo entender que sus lágrimas fueron incontrolables.

Para mí, esto que está haciendo vale más que palabras, porque sé está abriendo, está siendo ella misma, pero la pequeña, asustadiza y tierna Alexandra Salvatore.

—Luego, supe que estaba embarazada, Hope murió, Mauricio se negó a responder, mis padres se fueron por la borda, decidí que necesitaba aumentar el tamaño de mis muros. Cuando supe lo de Hope, me rompí en tantos fragmentos, Evan, fui tan jodidamente triste. Y pensé, quizás, y solo quizás, mis padres buscaran apoyo en mí, y crearemos un vínculo especial, yo tomaré el papel de Hope, yo uniré a la familia. Pero solo fue una decepción más porque estaban tan rotos o más que yo, y se odiaron el uno al otro, buscaron dañarse a tal grado de que mi madre encontró a mi padre siéndole infiel, en su cama, en su casa, con su propia hermana.

—Joder.—Murmuro.

—Y pensarías, pues amerita un divorcio esa situación, pero no, mi madre solo fingió demencia porque ama su vida de rica y famosa, dejó que papá durmiera con la estúpida esa en su cara, pero discreto, hasta que un día, el muy inteligente, la llevó a una gala, dejando a mamá en vergüenza, pero ella tampoco reaccionó, así que solo se acopló a ser una burla, y realmente, desconocí a quienes me dieron la vida.

—Pero estás bien ahora, ángel.

Un pequeño sollozo deja sus labios.—No lo estoy, estoy hecha una absoluta nada, y quiero decir algo, quiero expresar por lo menos una de las cosas, pero no soy capaz, siento vértigo, miedo, pánico, Evan, lamento no poder ser tan transparente, lamento no poder siquiera mirarte a los ojos cuando puedo ver lo que tu sientes en los tuyos.

Bella Donna [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora