Sonríe, le doy una mirada rápida a su ropa, se veía muy guapo, engreído y arrogante en ese traje negro. Me acomodo en mi silla rojiza, lo invito a que se siente del otro lado de mi escritorio. Suelta los botones de su saco antes de sentarse. Dios, ¿porqué tenía que ser tan perfecto para algo tan sencillo como eso?—¿Qué desea?—Termino de firmar unos contratos con proveedores, al terminar, fijo mi vista en ese hombre que olía delicioso. Abre la boca para responder, pero la oportuna Joan, llama al teléfono.
—Señora, un periodista de la revista Nefertari quiere hacer una cita para una entrevista con usted.
Me ahorro el suspiro de frustración.—Como odio esta gente. Los periodistas son tan molestos. Dile que las entrevistas son con Jacqueline.
Quiero masajear mis sienes.
—¿Y bien?—El hombre frente a mi sonríe.
—La verdad, quiero un vestido para mi prometida.—Pero claro que semejante hombre tendría una chica.
Parece interesado en mi reacción, solo lo observo.
Carraspeo.—Eso en el área de diseño, en el tercer piso.
Fijo mi vista en el correo de un proveedor al cual debo visitar, apunto la dirección en un pequeño papel.
No veo intención por su parte de moverse, así que le doy una de mis famosas miradas, esa que hacía que todo este edificio me odiara, o eso dice Jackie.
—No es por ser descortés, pero tengo mucho trabajo que hacer.
Suelta una carcajada que me hace enfurecer. ¿Y ahora que le causa tanta gracia? Antes de que me levante y lo eche afuera, Joan vuelve a interrumpir, solo que esta vez trae mi delicioso chocolate matutino. Abro la tapa del recipiente y sonrío al ver el humo salir.
—Muchas gracias, Joan, retírate.
Mi secretaria sale casi corriendo después de darle una mirada a mi acompañante no tan agradable. Lo sé, te entiendo, es demasiado utópico.
Cruza sus piernas, viéndose aún más varonil.
—¿Qué sucede, tú no diseñas? Leí en internet que hiciste la primera colección de este lugar.
Sonrío con desagrado.—La única cosa que sí es verdad.
»Sería mucho más costoso.
Lo observo restarle importancia. Hace mucho no dibujaba nada.
—Bien, tendrá que traer a su prometida para tallaje.—quiero suspirar.—agenda con mi secretaria.
—Bien.
Me da una sonrisa ladeada y llena de arrogancia.
—¿Tiene alguna idea de como lo quiere?
Veo sus ojos brillar, como un niño haciendo una travesura.—Fácil de quitar.
Mierda, todo en él parecía que quisiera hacerme pecar. Todo lucía como una propuesta indecente.
—Que gracioso.—Suelta una carcajada que no comparto.
—Sí, lo sé, ríete un poco.—Alzo una de mis cejas. Voy a matarlo.—¿No podrías ir tu a mi casa?—lo fulmino.
—Podría, sin embargo...—me interrumpe poniéndose de pie y ata los botones de su saco.
—No se diga más, te paso la dirección.—Abro la boca, asombrada y un poco ofendida. Rodea mi escritorio, quiero huir, pero mi silla no me lo permite. Aprovechando mi distracción, toma mi mano, acaricia mis nudillos, lo observo mirarme con tanta perdición clara en sus ojos. Mis labios de pronto se siente resecos, así que los remojo un poco. Sonríe y besa suavemente mis nudillos, otra vez.—Un gusto verla, señora Salvatore.
¿Soy yo o hace calor de pronto? Me quedo mirando a la nada mientras ese hombre tan...arrogante sale de mi oficina con todo y su varonil porte.
El teléfono suena, así que descuelgo.
—¿Qué pasa, Joan?
Masajeo mis sienes.
—El señor Mauricio está esperando por usted, dice que si no lo atiende, no se irá hasta que lo haga.
Ay, lo que me faltaba.
—Hazlo pasar, y no más llamadas por hoy.—cuelga y pienso en distintas maneras de mandar al diablo a una persona. Y mis ganas de hacerlo aumentan en cuanto veo la estúpida cara del padre de mi hija. Hace seis años me enamoré de un chico de preparatoria y era una romántica empedernida, que creía en los cuentos de hadas y en los principes encantadores con caballos y espadas al rescate de una doncella, y él jugó con eso, hasta llevarme a la cama, dejarme embarazada y huyendo. Hasta hace unos años que quiso conocer a su hija. El problema no fue ese. El problema fue que yo estaba empezando la universidad. Tuve problemas con mis padres por él. Y él era sólo un riquillo en busca de una nueva conquista que apuntar en su lista.
Pasa sin tocar la puerta. Me pongo de pie y camino hasta estar frente a el.
—Mi bella doncella, he venido en tu caballo con mi capa y mi espada. Deja caer tu cabello.
Gruño.—Non venire con le tue cazzate da bambino, dimmi cosa vuoi
«No me vengas con tus chorradas de niño, y dime lo que quieres.»
Sonríe e intenta pasar a sentarse, no lo permito, lo detengo del traje gris caro.
—Ni lo pienses.
Sonríe y retrocede.—Muy bien, mi princesa enojada, vengo a hablar de la niña.
—¿Qué niña?
Observa mi oficina con desagrado.
—No seas estúpida, Lexy.—Doy un paso para romperle su perfilada nariz, retrocede con un gesto de rendición, riendo.—Vamos, quiero ver a nostra figlia.
Habla de nuestra hija con un italiano demasiado malo.
Muevo mis tacones.—No hables italiano, eres tan malo como siendo padre, Mauricio.
Sonríe, pasa su mano por su peinado y perfecto cabello rubio.
Vuelvo a sentarme en mi silla cuando escucho un nuevo mensaje en la bandeja de entrada.
De: Evan Beily.
Para: Lexy Salvatore.
Asunto: Espero muchas cosas...Señora Salvatore...Deseo y espero muchas cosas, pero sobre todo que esté teniendo un buen día.
El correo viene con un archivo adjunto que al entrar veo que es su dirección. Esa es un área exclusiva para habitar.
—¿Me estás escuchando, Lexy?—
Estoy empezando a molestarme y por su bien espero que no lo haga por completo.—Puedes ir a mi casa. Sabes que no me gusta que salga por ahí.
—Pero no quiero ir hasta tu casa.—y ahí está el niño berrinchudo que en verdad es.
—Pues que mal. Puedo llamar a Margaret y decirle que faltaste este mes y me encantará verte moreteado la próxima vez que te vea.—sonrío con sorna y el bufa asustado.
—Bien. Deja a mamá fuera de esto. Y ahora me iré, mi dulce princesa. Pronto llegará tu verdadero príncipe.— me tira un beso y se va.
Tomo el teléfono y le marco a mi ama de llaves y nana de mi hija.—Hola, esta semana va a ir Mauricio a ver a Mía. Díselo, no creo llegar para acostarla. Hazlo por mi por favor.
Xx
Buenaaaas♡
Espero que les haya gustado este capitulo.
Conozcan a Mauricio, el dolor en el culo ex novio de mi angelito.
No olviden dejar su estrellita♡
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Bella Donna [COMPLETA]
RomanceAlexandra Salvatore, mejor conocida por todos como Lexy, suele estar públicamente expuesta. Evan, en su primera noche en España, escucha los comentarios sobre dicha empresaria y diseñadora. Su curiosidad de periodista pica ante ello. Dicen que no to...