Evan.
No hay cosa que odie más que la clásica y siempre presente escena extremadamente deprimente de un personaje triste, con el corazón roto en un aeropuerto. Y la odio tanto que heme aquí, soy un puto manojo de retazos de mi mismo, y hay tanto caos en mi interior que nisiquiera logro organizar mi exterior, cosa que logra ponerme aún más nervioso.
Hace más de tres horas el taxi me dejó aquí, y no he podido reponerme, es como si una parte de mí aún se rehúsa a asimilar la cantidad inconmensurable de mierda que me fue echada encima, creo que lo único que evita que termine de romperme es que mi orgullo solo me susurra cosas tan retrogradas y horribles como: "se hombrecito, los hombres no lloran" o la mítica "debiste verla como una muñeca inflable". Y no le concedo nada, porque el hecho de que quiera llorar y acurrucarme viendo Game of thrones no me hace más o menos hombre, lo que sí me haría menos es rebajar la calidad humana de la "señora innombrable". (Mi corazón no está preparado para volver a pronunciar su nombre así que decidí ser bastante condescendiente conmigo mismo al evitarme ese dolor).
Me he aferrado a la jodida y estúpida notificación que me avisa que han intentado cambiar la contraseña de mi blog, y me burlo de ella por remarcar lo obvio, otra cosa a la que me aferro con rabia y resentimiento es la jodida publicación que me causó todo esto, y cada palabra se siente sucia y lúgubre, tan putrefacta, ajena a siquiera mi manera de escribir, y es obvio, no lo hice yo.
Jacqueline Bruces
Llamando...Mierda.
Permanezco callado una vez descuelgo la llamada.
—Señor Beily.—Escucho su tono serio y demasiado distante, y me cuesta entender la diferencia entre ahora y la tarde de ayer en la que conversamos y discutíamos gustos.—Voy a ser clara, estoy cuanto menos decepcionada de usted, esto es más doloroso que una puta puñalada, pero no dejaré entrever mis pensamientos en los cuales lo corto en pedazos, lo que sí voy a estipular y el cual es el motivo de esta llamada es para avisarle que si no elimina ese artículo, mañana mismo recibirá la notificación de la demanda que la señora Salvatore presentará.
—¿Me van a demandar por algo que no hice?—Mi voz sale pastosa y bastante afectada por el silencio que he mantenido durantes tantas horas.
—Ese no es mi problema, señor, elimine de cualquier plataforma ese estúpido artículo y evite mayores enfrentamientos.
—Me hackearon, apenas logré entrar...
La escucho bufar.—Bórralo, Evan, o consigue buenos abogados, porque no voy a dejar que salgas impune.
Cuelga.
Perfecto, justo ahora me siento tan vacío, es como si mi propio ser estuviera sorprendido.
Mamá
Llamando...¡Ay, por favor!
Suspiro y contesto.
—¿Que sucede?
Me pongo recto en cuanto escucho su llanto.—Es tu hermano, es Damian, está internado por sobredosis.
¿Como?
Y sí, dejo de respirar y creo que toda la jodida y maldita vida me cae encima, porque todo esto me supera, así que sufro un ataque y termino desplomado en el suelo, temblando.
—Estaré ahí lo más pronto posible, mamá, no te preocupes.—logro articular antes de colgar.
Me falta el aire, me duele el pecho y definitivamente mi corazón corre como loco, trato de mantenerme tranquilo, respirando profundamente, varias personas tratan de ayudarme, incluso llega a mí personal médico del aeropuerto.
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Bella Donna [COMPLETA]
RomanceAlexandra Salvatore, mejor conocida por todos como Lexy, suele estar públicamente expuesta. Evan, en su primera noche en España, escucha los comentarios sobre dicha empresaria y diseñadora. Su curiosidad de periodista pica ante ello. Dicen que no to...