V E I N T I S I E T E

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Evan.

Sofía fue una parte importante de mi vida, casi nos casamos, íbamos a ser padres de un ser humano, y si, de cierta forma siento cariño, como Alexandra sugirió, sin embargo, sé que no es la persona más sana mentalmente del mundo, por lo que a pesar de darle alojamiento, cierro con cerrojo la puerta de mi habitación. Asimismo como hay cierto cariño, hay rencor, y un nuevo elemento, que tiene nombre y apellido, ojos verdes y sonrisa tan divina como ver un ángel descender de los paramos más gloriosos solo para mostrarse por segundos en su sonrisa.

Por la mañana siguiente, mi alarma de reclama que aún este dormido, por lo que levanto para quitarla, sonidos provenientes de la cocina me hacen ponerme en mis 5 sentidos, recordando que mi ex prometida también está bajo este techo.

Me ducho y visto, fijándome de no dejar nada.

Reviso el tiempo que tengo antes de ir al aeropuerto, así que decido bajar, para revisar que no esté en llamas la cocina o haya explosivos rodeando las salidas, lo cual realmente me asusta y me hace pensar en que tan mal pensamiento tengo sobre Sofía.

—Preparé un poco de desayuno, antes de irme.—hago un escaneo rápido de mi sala, no hay nada raro, y si lo hubiera, mi mala memoria no lo recordaría. Sofía limpia sus manos y sonríe, es hermosa, ciertamente, pero ahora, ni siquiera su hermosura puede dejarme cautivado por segundos, no como antes, al menos.

—¿Tiene algún tipo de veneno?

Al parecer la broma no le gusta porque frunce el ceño.

—¿Es enserio?—tira el trapo con el que secó sus manos sobre la mesa y sale de la cocina.

—¡Fue una broma!—le hago saber.—...o no.

Leo la publicación de La voz del informante, que parece estar aún siendo tendencia en Internet, a pesar de ser un periódico bastante común. Mientras desayuno y leo las noticias internacionales, me llega un mensaje de mi angelito que me pone a sonreír inmediatamente.

¿En que momento dejé de tener 31 a tener 15?

Mi señora Salvatore:

Que tenga buen viaje, Sr. Beily.

Evan:

¿Estás coqueteando conmigo?

Mi señora Salvatore:

¿No? Solo quería asegurarme de desearte buen viaje.

Evan:

¿Y porque mejor no vienes y nos besamos?

Mi señora Salvatore:

¿Estás coqueteando conmigo?

Evan:
Definitivamente SÍ.

Sonrío porque a veces su cabeza de alguna forma la traiciona y la hace ver más tierna e inocente, ya que no hace enlace inmediatamente.

—¿Es ella? La zo—La fulmino y se queda callada.

—No te atrevas.—Le advierto.—Y te dije, que no quería verte aquí al amanecer.

—¿Querías que saliera como una prostituta? A mitad de la noche.

Me encojo de hombros.—Ese es tu problema, Sofía. Voy a buscar mi maleta arriba y cuando baje, ya no debes estar aquí, ¿okay?

Bella Donna [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora