C U A T R O

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Meto mi celular al bolso y bajo del auto cuando Matt abre la puerta para mi. Toco su hombro, despidiéndome de él. Suspiro antes de enderezar la espalda y caminar hasta la gran entrada del lugar.

Muchísima gente de la farándula invade el horizonte, una gigantesca cantidad de periodistas me hace sentir un leve arrepentimiento, y digo leve porque el que siento después me da incluso arcadas.

Mi madre, padre y tía sonríen a todos los que pasan a su alrededor. La primera en verme es mi madre, quien alza la mano para que la vea, a pesar de que lleva un vestido ridículamente brillante y llamativo, sería imposible no localizarla.

¡Bella! ¡figlia mia amore mio!—Sonríe y besa mis mejillas.

No es necesario este teatro, madre.

Su español es tan básico que no tengo el humor para estarle repitiendo a cada segundo lo que quiero decirle, así que simplemente se lo digo en nuestro idioma.

¿Teatro? ¿Qué teatro, cielo?

Mi padre deja de sonreírle a su nueva amante para después darme un simple beso en la mejilla que trato de esquivar.

—Este que tienes. Sonriendo como si no pasara nada.

Jan Marco ríe de mi comentario.

»¿Eso fue gracioso para ti, papá? Porque tu eres el primero en armar todo este...disparate.

Frunce el ceño con sus ojos brillando de enojo.

—No entiendo a lo que te refieres, hija.

Suelto una risita sarcástica, me acerco a su rostro.

—Claro que no, pero no importa, sigamos sonriendo como que mi hermana menor, es decir, tu hija, no murió hace poco.

Sostiene mi brazo con fuerza, pero no me detengo.

»Ignoremos también el hecho de que dejaste a mi madre cuando más te necesitaba para irte a revolcar con la zorra de su hermana. Y tu, tía...

Los tres me fulminan.—Ya basta. Deja de hablar de esa manera, Lexy.

Forcejeo con él para que me suelte y así lo hace.

—Pero tranquilos, yo también puedo fingir no estar junto a la zorra, la ilusa y el mentiroso, sino junto a los Salvatore. Que a la final es lo mismo.

Me planto a su lado a sonreír a cada persona que pasaba frente a nosotros. Mi padre me fulmina y se lleva a su nueva mujer a algún lado.

—Eso no era necesario, Lex.

Frunzo el ceño.—¿Como puedes estar tan normal? ¿Qué acaso no ves bien, madre?

—¿Qué hay de malo?

Suelto una risa sarcástica.—Esto, mamá. Sonreír, fingir todo el tiempo. ¡Papá trajo a su mujer con él! ¡Tu hermana y tu esposo!

—Tu padre solo pasa por un mal momento, cuando lo de Hope pase volverá a mi y todo volverá a ser como antes.

—¡¿Antes?! ¿Justo antes de que Hope muriera o después de ella?

Mira a nuestro alrededor. A pesar de que nadie puede entendernos.—Shhh, cállate. No es tan fácil, Lexy. Pero hay que dejar ir las cosas.

Chasqueo la lengua.—Dejé a mi hija sola por venir a esta farsa. No pretendo quedarme más tiempo a fingir. Abre los ojos madre, papá no va a volver contigo.

Su labio inferior tiembla. Suspiro cansada. A mi también me dolió, ¡era mi hermana! Pero no me dejé morir, ni dejé mis cosas.

—Eres una mal agrade-cimiento.

Quiero reír pero no es el momento. Me acerco a ella.

—Se dice mal agradecida y no lo soy solo por decirte la verdad.

Dejo que grite improperios y groserías en italiano que nadie más entiende, salgo del salón pero me detengo al escuchar mi nombre.

—¡Hija, espera!

Suspiro antes de voltear a ver a mi padre. Me abraza, no le devuelvo el gesto.

—Tengo que acostar a Mia, adiós.

Me toma de la muñeca sin lastimarme.—No puedes hablarme así, tu eres mi única hija ahora.

Sus ojos se llenan de lágrimas.—Déjame ir, no quiero seguir viendo como arruinas tu matrimonio y tu vida por esa...por mi ella.

—Podrás tener 80 años y aún deberías respetarme, Lexy.

Forcejeo con fuerza pero sin dejar la sutileza de lado, lo que menos necesito ahora es un estúpido chisme sobre que soy abusada u otras más mentiras.

—Que me sueltes te digo.

Me libera, acomodo mi ropa.—Ya hablaremos.

—Agenda con mi secretaria...—hago una mueca de desagrado.—Podrías ser el amo y señor de toda España e Italia pero seguirías siendo un cobarde, padre.

Hago un saludo militar y me voy con mi hija.

En cuanto Matt me recoge, subo al auto, tengo que parpadear varias veces para no soltarme a llorar. ¿En que momento mi vida se volvió una novela melodramática? ¿Donde fue que quedaron los padres normales, felices y estables?

—¿Está bien, señora?

Tapo con mi mano mis labios para no sollozar en alto. Limpio la única lágrima que me permito soltar.

Con la voz hecha una real nada le respondo.—Sí, estoy bien, Matt.

Nuevamente me mira por el retrovisor.—¿Quiere ir por un trago? Conozco un buen lu...

—Disculpa, Matheo pero la verdad solo quiero ir a casa.

Me tiende un pañuelo blanco y me sonríe cuando lo tomo.

—Muy bien.

Pone música de los 90's que logra hacerme relajar un poco, pero siento el pecho igual de vacío.

Cuando tuve a Mia entendí muchas de las acciones de mis padres con Hope y conmigo, sin embargo, luego de su muerte las cosas se desmoronaron de manera teatral, al parecer ella era lo único que mantenía unida a esta familia. Intenté durante los primeros meses seguir con nuestras tradiciones, pero ya no había vuelta atrás, todo estaba hecho trizas y eso no hay pegamento que lo reconstruya. Lastimosamente el amor no lo es todo, ni mucho menos lo puedo todo.

Mi hija esta vez duerme tranquilamente, la observo respirar. Acaricio su cabello, sus ojitos se abren perezosamente.

—Hola, mami.

Sonrío y sigo acariciando su rubia melena.

—Hola, cielo.—Beso su frente.—Sigue durmiendo.

Mi pequeña saca una de sus manitos de la cobija y toma la mía, para después quedarse dormida nuevamente.

Recuerdo que Hope gritó tanto cuando supo que estaba embarazada, me acompañó a cada cita, fue la primera en saberlo, la primera en comprar su ropita, y ella estuvo sosteniendo mi mano mientras Mia nacía.

Xx

Estoy trabajando demasiado en esta novela, solo espero que las personas las ame tanto como yo.

Hasta pronto!♡

Bella Donna [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora