T R E I N T A Y C I N C O

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Evan.

—¿Hola?—murmuro aún medio dormido.

Evan.—Inmediatamente al escuchar el tono serio de mi jefe me siento, preocupado.

—Hola, buenos días, Sr. Lawrence.

¿Sigues de vacaciones?

—Señor...ayer fue día de acción de gracias, y estaba terminando de arreglarme para ir a la oficina, ¿pasó algo?

Sí, hijo, me gustaría que habláramos pero prefiero que no sea en la oficina, ¿que te parece si te invito un café?

¿Y ahora qué? Por Dios, ya es suficiente, ya no quiero perder más nada...

—Claro, sr. Ahí estaré, envíeme la dirección y nos vemos allá.

Ya yo estoy aquí, te espero en 5 minutos.—Y cuelga. Corro a alistarme, y a pesar de sentirme torpemente rápido, me retraso por 10 minutos más.

Al llegar al lugar lo veo a través de la ventana, bebiendo ya una taza de café.

—Buenos días, sr. Disculpe la tardanza, había mucho tráfico.

Sonríe.—No hace falta, hijo, sé que estabas levantándote.

—Disculpe.

Mi jefe quien me mira bastante tranquilo ordena otra taza de café para mí.

—¿Estás bien? Te ves cansado, raro, algo...diferente.

Me ahorro el suspiro.—Sí, mi hermano está en el hospital y estuve todo el día con él.

—¿Pero está bien?

Asiento mientras recibo la taza.—Sí, gracias, todo está mejor ahora. ¿Usted como está?

Sonríe con tristeza.—Bueno, Evan tu sabes...los días como navidad o acción de gracias son demasiado difíciles para mí, ya sabes, por la pérdida de mi amada esposa.

—Lo sé, señor.—Le concedo y también veo como se pierde durante unos minutos en sus propios pensamientos mientras da vueltas a su café.

—¿Tú usaste información privilegiada para escribir en tu página?

Me atraganto con su arrebato, sin embargo, el tono bajo y cálido con el que murmura la pregunta me atraviesa aún más.

—¿Señor?

Por supuesto que de este lío mi jefe se iba a enterar.

—¿Usaste a esa mujer y a su familia para corroborar tu artículo?

—Señor Lawrence...

—Recibí un correo con una advertencia de demanda contra ti por difamación y además uso información privilegiada, especialmente por que usó a la mujer.

No, por favor.

—¿Jerry usted en serio está poniendo en duda mi transparencia, mis principios, mis valores? Señor, yo a usted lo veo como otro padre, como una guía. ¿En serio usted está haciéndome está pregunta?

El bebe de su café y me observa, sus ojos son tan expresivos y le duele, puedo verlo.

—Evan, es algo que debo preguntar.

Me recuesto a la silla, mirando hacia afuera a través del ventanal, viendo mi vida frente a mí.

—Yo jamás haría algo así. Pero entiendo que usted no quiera a alguien con esos problemas legales tan graves en su empresa y mucho menos con esas posibles acusaciones.

Bella Donna [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora