Prólogo

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El cursor descendió hasta una ventana del navegador, desplegando la misma en toda la pantalla. Su vista viajó por cada comentario que aparecía bajo un anuncio que había sido puesto en su página hacía apenas unas horas. Cada vez que pestañeaba aparecía uno nuevo. Se detuvo a ver la cifra, hacía poco que había superado el millón de vistas, más de 500 mil comentarios y ya había quien lo estaba compartiendo en otras plataformas. Bufó con cierto desgano, ¿qué le emocionaba tanto a la gente? Dio un sorbo a su bebida mientras leía algún que otro comentario: "No puedo creer que tenga que esperar un año para esto", decía uno de ellos. Rió por lo bajo y desvió su mirada a otro que recién aparecía: "¿Y es una colaboración? De por sí con él solamente pueden hacer una película excelente, ¿no estarán exagerando?". Se preguntaba lo mismo, ¿para qué aceptó una colaboración cuando él siempre había trabajado por su cuenta, no estaba mal variar de vez en cuando, pero después de pensarlo se le estaba haciendo un tanto aburrido. Accedió a firmar aquel contrato solo porque le pareció un cambio interesante. Un comentario nuevo interrumpió sus pensamientos: "¿Estás demente? Será la mejor película de todo el maldito año", dijo alguien en respuesta al último comentario. Cerró la ventana al no tener ganas de seguir leyendo, se dedicó a hacer búsquedas aleatorias en internet para obviar su aburrimiento. Su móvil sonó, avisando de un mensaje entrante. Estiró su mano para tomarlo sin apartar la mirada de aquella pantalla. Intentó hacerlo varias veces, palmeando sobre su cama hasta dar con el aparato y desbloqueó la pantalla de este para leer el mensaje. Era su manager avisando que iba siendo hora de que se fuera a dormir. Olvidaba a veces que este tenía sus horarios controlados y sabía exactamente a qué hora se levantaba o a qué hora se dormía. Dejó su bebida a un lado y apagó su ordenador, lo mismo con su móvil y lo dejó en el escritorio de su habitación. No queriendo recibir un sermón a través de una llamada por desobedecer, finalmente se dispuso a dormir.

Al cabo de unas horas su despertador sonó, recibiendo como pago por su gran trabajo un manotazo que lo hizo ir a parar al suelo. Soltó un gruñido a modo de queja y usó su almohada como escudo a prueba de ruido, colocándola sobre su cabeza mientras se escondía bajo sus sábanas. Pasos se escucharon fuera de la gran habitación que ocupaba para su descanso y toques realmente sonoros le hicieron gruñir de nuevo con molestia.

—Ouma, arriba. Como no te levantes en 5 minutos te saco con sábanas incluidas. —advirtió su manager del otro lado de la puerta, pero solo recibió un vago "Ok" como respuesta.

El aludido no se inmutó siquiera en abrir sus ojos, los cuales le ardían por la falta de descanso. ¿Por qué pensó que era una buena idea quedarse despierto hasta las 2 de la mañana sabiendo que tenía que levantarse temprano? Se maldijo internamente, apartó la almohada de su cabeza y se sentó sobre la cama, las sábanas cayeron ante su movimiento. Poco después se levantó, muy apenas viendo lo que hacía. Su cabello era un desastre y ni hablar de su ropa. Ni siquiera se colocó sus pantuflas, solamente comenzó a caminar como un muerto en vida hasta la puerta y abrió la misma. Un sujeto de enorme estatura le esperaba afuera. Su cabello negro formaba un peculiar peinado que asemejaba dos pequeños cuernos, vestía un elegante traje y portaba en su mano una tableta. A pesar de que el más bajo se encontraba aún somnoliento, le saludó y luego siguió de largo. Su manager se había encargado de preparar su desayuno, el cual comió sin muchas ganas y entre bostezos.

—Ya hablamos de tus horarios, Ouma. No puedes quedarte hasta tan altas horas de la noche despierto sabiendo lo apretada que es tu agenda. —le reprochó, como era costumbre cada vez que el aludido se saltaba sus horarios.

—No puedes pedirme eso después de haberme bebido como dos o tres botellas de panta casi a media noche... —musitó, tomando su vaso de leche tibia y bebiendo la misma lentamente. El más alto estuvo a punto de reprocharle su pequeña indisciplina referente a su exceso de gaseosa y azúcar a altas horas de la noche, pero su tableta vibró, anunciando la llegada de un mensaje. Inmediatamente revisó el dispositivo, informando de lo leído segundos después.

Hold on, movie star! [Kokichi Ouma x fem!reader]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora