Capítulo 1

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|| Playlist||

01 - Nevada - Vicetone feat Cozi Zuehlsdorff
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Un estornudo llamó la atención del pequeño grupo de chicas que charlaban animadamente en el salón. Las féminas dirigieron su mirada a la causa de la interrupción de su conversación, la cual no se hallaba demasiado lejos. Una chica de hebras [c/c] se encontraba en su asiento, estirando sus manos todo lo que podía después de haberse quedado dormida durante toda una hora de clases. Ocupaba el asiento intermedio de la cuarta fila, justo a un lado de una de las ventanas. Usaba un par de cascos negros con líneas azul neón y mantenía su flequillo en su sitio con varios fijadores para el pelo de color negro con distintas y pequeñas forma, estrellas en su mayoría. Usaba algunas pulseras del mismo color y uno que otro anillo de plata de manera discontinua en los dedos de sus manos. Las chicas rieron por lo bajo y llamaron por su compañera, quien retiró sus cascos, bajándolos hasta colocarlos alrededor de su cuello y de paso remover sus cabellos del interior de estos, pues se le hacía realmente molesto. La susodicha volteó a ver a sus compañeras y agitó su mano a modo de respuesta mientras usaba la otra para cubrir su boca ante su reciente bostezo. Luego, las chicas se acercaron a ella e iniciaron una conversación:

—¿Durmiendo de nuevo en las clases? —cuestionó entre risas una de ellas, la fémina ladeó su cabeza, fingiendo no saber de lo que hablaba.

—¿Qué dices? Yo soy una alumna ejemplar y siempre atiendo a clases. —dijo la peli[c/c], las chicas rieron ante su gran actuación.

—Por supuesto que sí, eres la mejor cuando se trata de tomar la siesta.

—Obviamente. —rió ella mientras miraba la hora en su móvil. Sus compañeras no contuvieron unas exclamaciones de sorpresa al ver la carcasa que usaba en su celular.

—Lo veo y no lo creo. ¿Cómo has podido ser tan cruel como para diseñar una carcasa nueva y no decirnos nada?

—Injusta... —se quejó una segunda mientras arrastraba la última vocal de la palabra dicha y zarandeaba suavemente a la peli[c/c], quien se reía de su actitud.

—Si querían una nueva podían haberlo dicho. De todos modos, no hace ni tres meses que les hice unas nuevas.

—Durante las vacaciones hay accidentes, ¿sabes?

—Como que tu móvil caiga al agua y su carcasa sufra daños...

—O caiga al suelo por causa de algún idiota que no sabe cómo caminar decentemente...

—O que tu gato se ponga a rasguñarla y acabe con su diseño...

—Bien, ya entendí, pasado mañana les traeré otras nuevas. —suspiró resignada mientras dejaba su móvil sobre la mesa.

—Eres la mejor. —festejaron las tres al unísono mientras se lanzaban a abrazarle.

—Debería abrir un negocio haciendo carcasas para móviles, ya que son tan populares hoy en día.

—¿Y por qué no acabas de firmar un contrato con alguna empresa? Talento te sobra, bien puedes ganar millones con tus diseños y vestuarios.

—No tengo ninguna intención de dejar que alguien más venga a mandar en mi vida e imponerme horarios ridículos.

—Así se habla, jefa.

Antes de que pudiesen seguir su charla, la campana sonó, anunciando una nueva hora de clases. El profesor entró pasados unos minutos mientras los estudiantes, que hasta ahora estuvieron vagando por los pasillos, regresaban a sus asientos y sacaban sus cuadernos. Las clases de historia eran un total muermo para ella, lo único que alguna vez le interesó de la historia fueron los vestuarios antiguos. Solamente porque su clase necesitaba diseños decentes para un festival cultural en el que hicieron una casa del horror. Un trabajo perfecto de su parte como siempre, los vestuarios fueron asombrosos a pesar de su diseño, aparentemente, simple. Se distrajo hojeando su libro de historia mientras el profesor se sumía gustosamente en su larga explicación de los hechos y los demás prestaban atención a su relato. Este profesor hacía arte cuando se trataba de que los demás prestasen atención, pues a veces se ponía a contar la historia como si estuviese frente a un grupo de niños curiosos y, debía admitirlo, más de una vez se había quedado absorta en la historia de tan bien que la contaba. Su móvil vibró, alertando de una llamada entrante, lo tomó y revisó de quién podía tratarse, pero al no reconocer el número simplemente canceló la llamada si fijó su mirada en lo que había del otro lado del cristal de la ventana.

Hold on, movie star! [Kokichi Ouma x fem!reader]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora