—¡Buenos días!— Habla Alexander feliz al oído de John para que se despierte. —¿Cómo está el esposo más bello del planeta?— Salta un brinco sobre John para despertarlo con emoción. El rubio abre sus azules ojos ante el fuerte abrazo del chico, aún es muy temprano por lo que se da cuenta, más de lo normal. —¡John! ¡Te felicito!
John mira al chico extrañado. —No es mi cumpleaños... Ni es nuestro aniversario—. Imposible, es imposible que sea su aniversario, ni llevan casados una semana.
—¡Claro que no, bobo, te felicito la mañana!— Dice algo hiperactivo dándole un beso a la mejilla.
—¿Por qué?— Pregunta sorprendido ante la felicidad del joven.
Hamilton se tumba bocabajo sobre John. —Solo quiero que tengas un buen día—. Asegura el pecoso. —Solo me parecía lindo darte los buenos días, un gesto lindo para alguien lindo.
—¡Eso pensaba el alemán!— Grita Martha que pasaba por el pasillo.
—¡Martha!— Regaña John harto del pique de su familia con aquel hombre alemán. Además, Martha nunca se ha levantado temprano, incluso piensa John que lo hace aposta con tal de molestar a su hermano.
—¿Hay algo que no me contaste del alemán?— Pregunta Alexander sin saber porque toda la familia parece bromear con aquello que a él no le parecía nada gracioso.
John suspira sabiendo a que viene la coña de su familia. —Bueno, él decía que yo era muy bonito. Claro, me lo decía en alemán y alguna vez me decía cosas que pues yo no entendía y respondía cualquier tontada. Qué vergüenza—. Asegura tapándose la cara. —Hubieron un par de malentendidos y puede ser que pronuncié mal una palabra y le insulté sin querer mientras me coqueteaba.
—Ouh, vaya—. Dice Hamilton anonadado.
—La cosa es que resultó que yo le "dije" un insulto que interpretó de una forma que invitaba a acciones obscenas y ya no quiero contar más—. Dice avergonzado. —Recordar esto es la peor forma de iniciar la mañana.
—Lo lamento... ¿Puedo solucionarlo?— Pregunta Alexander besando la barbilla del rubio.
—No te preocupes—. Dice Laurens levantándose con cuidado. —Iré a limpiar un par de cosas y preparar el...
Hamilton corta a John mientras este grita emocionadamente que él ofrece su ayuda. —Podemos empezar por hacer la cama—. Cuenta Hamilton sacando un par de almohadas.
—Está bien, sí así lo quieres—. Confiesa Laurens mientras Hamilton le lanza una almohada de plumas. —¡Hey!
—¡Lucha de almohadas!— Grita Alexander divertido tomando una almohada y tirándose el mismo encima del joven intentando sacarle una sonrisa como la del día pasado. John la toma con rapidez y el pelirrojo salta sobre el rubio. —¡Esto es como la patata caliente!
—La... ¿qué?— Pregunta John algo extrañado.
—¿Nunca has jugado a la patata caliente?— Dice Hamilton horrorizado. —Un poco más y me dices que no has jugado al juego del pollito inglés—. El rubio le mira un poco raro y el menor se sienta en la cama sin creerlo. —¿No has tenido infancia?— Pregunta pensando que todo el mundo conoce ese juego. —Yo jugaba en la calle con varios niños. No me caían bien, pero era divertido—. Explica Hamilton y procede a decir de qué trata el juego por si tal vez el rubio jugó aquello pero con otro nombre. —Ya sabes, una persona se coloca mirando a la pared y cuenta "un, dos, tres, pollito inglés", se da la vuelta y quién se mueva pierde. Los demás tienen que llegar a tocar la pared y...
—Nunca he jugado en la calle—. Dice John con obviedad ya que ahí cerca no hay apenas nada.
—Es cierto..—. maldice Hamilton dispuesto a enseñarle al joven la maravilla del juego. —Podemos jugar con tus hermanos. Seguro a James le encanta—. Dice tomando la mano de John con rapidez y dejando de nuevo la almohada en su lugar. Alexander camina por la casa reuniendo a unos cuantos de los hermanos y camina por el pasillo, de los menores, solo queda Harry por encontrar.
—¡Alex va a jugar con nosotros!— Grita James a la puerta de la habitación de su hermano y los jóvenes salen de la casa.
La verdad es que, los hermanos de John se llevan muy bien con con el pelirrojo. Él los cuida, juega con ellos, hablan... No es casualidad que los niños estén encariñados con el chico. —¿Y a qué jugabas?— Pregunta Hamilton tomando el brazo de John cariñosamente.
John responde al gesto positivamente y piensas sus entretenimientos de pequeño. —No jugaba—. Afirma bastante normal. —Pero recuerdo dibujar antes que caminar.
—¡VAMOS, ALEX!— Grita James jalando el brazo de este.
꧁༒៚࿇
—A mis hermanos se le hizo muy divertido. Estoy seguro— Asegura Johm mientras ambos vuelven hacia la habitación.
La verdad, es que, Alexander está bastante orgulloso de llevarse bien con todos los hermanos, es verdad que John es un poco raro, pero ya empieza a comprenderle mejor. —Por cierto. Me dijiste que te gustaba leer, ¿me recomiendas algún libro?— Pregunta intentando que su esposo baje a la realidad un rato.
John señala las estanterías de la habitación mientras se pone la casaca. —Los libros que hay en mi cuartos son mis favoritos. Los ordené por cuanto me gustaron. Creo que sí los vuelvo a leer cambiaría un poco el orden—. Asegura viendo cómo Alexander se acerca y los mira atento. —Puedes leer los que quieras.
Inesperadamente, el pecoso abraza con fuerza al otro y le da las gracias repetidas veces. Realmente le emociona tener libros a su disposición. —Con todo lo que has leído tiene sentido que seas tan inteligente.
—De nada, estos libros son para ti
Gracias por el cumplido pero no considero que yo sea una persona destacable en cuanto de inteligencia se habla—. Confiesa mientras aún el pequeño no le suelta del abrazo.
Besa la mejilla de John y le contradice un poco. —Inteligente y guapo. Lo tiene todo. — El mayor no lo quiere admitir, pero el chico empieza a hacerse un hueco en su corazón. —¿De dónde sacaste el broche?— Pregunta con curiosidad ya que no lo había visto, y, no es parecido a los demás del joven. —Es muy lindo.
El de ojos azules recuerda cuando la mujer le dio el broche y le cuenta a Alexander que, él lo limpio y reforzó un poco la cerradura. —Quisiera volver a la ciudad pronto—. Explica sus planes de intentar ver un poco la situación allí.
—No creo que debas volver allí. Sé que es mi lugar, pero no es el tuyo—. Confiesa Hamilton sintiendo algo mal por ser sincero con el joven. Solo quiere lo mejor para el muchacho.
—Oh..—. Dice sorprendido por las palabras de Alexander que estaba siendo tan permisivo con él. —Está bien—. Contesta siendo muy sumiso a su deseo de ir allí. Sí Hamilton quiere que se quede allí, él se quedará allí.
Alexander piensa en porque el chico no le ha debatido o algo, él hubiese hecho eso. No es que quiere que discutan, pero acepta todo. —No lo decía a malas..—. Comenta preocupado de haber vuelto al punto de partida. —No era una orden.
—¿No?
ESTÁS LEYENDO
El gran Día/ LAMS
FanfictionJohn Laurens está en busca de una persona con la que forjar matrimonio, pero ciertas dificultades se presentan y finalmente sucede lo inesperado minutos antes de su boda