El gran Día/ LAMS

17

Ellos solo querían pasear tranquilamente. Tienen una rutina de pasear los martes y viernes juntos y hablar un rato. Sin embargo, eso ya lo han descubierto unos cuantos cotillas. —¿Es verdad que fue un matrimonio arreglado?— Pregunta un muchacho a Hamilton, que, aunque sea obvio, tienen prohibido decir que, en el fondo, solo se juzgan a los pretendientes por aspecto y primera impresión, además de tratos etc. Se puede decir que, han empezado a encariñarse después del matrimonio. —¿Os queréis o solo por desesperación?

John deja que Alexander responda con tranquilidad y niega cualquier información que podría perjudicar el nombre de la familia. —No, yo le quiero mucho. No entiendo a qué te refieres con desesperación—. Contesta intentando convencer a esos cotillas y que les dejen en paz. —Estamos muy unidos—. Asegura tomando la mano de John también con la izquierda ya que, andaban tomados de la mano y le da un beso en la mano al rubio.

—Hamilton, ¿cómo se siente estar en la alta sociedad?— Cuestiona otra persona ya que la gente se interesa mucho en eso y será algo divertido que poner en el periódico más tarde.

—La verdad es que me siento igual, el dinero no cambia nada. Lo único que ha cambiado en mi vida es que tengo una persona que me ama—. Dice apachurrándose contra John, aunque sabe que su vida económicamente ha cambiado, prefiere no decirlo.

Esta vez alguien se acerca a preguntarle a John que siempre es algo más callado. —¿Habían malas conductas con el joven al principio?

Con un poco de timidez, el rubio intenta responder lo mejor que puede ya que su don no es hablar frente a la gente. —No, siempre se ha mostrado con unos modales excepcionales—. Asegura manteniendo su postura recta y sus pies juntos como siempre.

—¿Por qué hay un rumor tan grande que asegura que ustedes solo están juntos frente al público?— Preguntan, ya que al parecer se puso de moda. Es verdad que a John le cuesta un poco mostrar algo, pero si hace el intento de estar cerca de Alexander ya que le hace feliz al pelirrojo. —¿Por qué John no invierte tiempo en Alexander?

—Estamos juntos todo el día, nos encanta estar juntos e invertimos nuestro tiempo al otro en proporciones iguales—. Asegura el pecoso algo molesto de que sepan más de su vida que él mismo.

—Pero usted tiene que trabajar ¿no? Nunca se habla de partes iguales. Podríamos concluir que es un matrimonio público—. Dice uno de ellos sacando todo el rato de contexto las palabras de los jóvenes. —¿Qué pasó con aquel chico de pueblo cortejón?

—No existe—. Asegura Hamilton orgulloso. —Estoy felizmente casado, y tengo un marido al que estoy muy unido. ¿Ya dije que lo quiero mucho?

Ambos desean que los dejen en paz, así qué, Hamilton agradece la atención y se da media vuelta para retirarse del paseo junto con John. —Con que cortejón, eh—. Bromea un poco el rubio haciendo al otro sonrojarse.

—Fue una etapa rara—. Excusa llevando la mitad a sus pies mientras anda. —Ya no soy así—. Intenta olvidar esa parte de su vida, ahora está con el joven. —Te lo prometo—. Dice intentando estirarse para llegar a darle un beso en la mejilla al joven.

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—¡Me dan mucha rabia!— Se queja al igual que lleva haciéndolo desde que los hombres se fueron. —Me da rabia que te codifiquen tanto—. Explica el pelirrojo tomando de un abrazo al de ojos azules que asegura que no pasa nada. —Eso no está bien—. Dice tirándose encima del rubio. —O te defiendes tú, o lo haré yo.

—Relaja—. Pide el rubio de forma bastante tranquila. —Nadie me puede hacer eso.

Alexander suspira y mira al joven acostado, y el mismo se aparta un poquito para dejarle espacio personal. —Les partiré la cara—. Asegura el pelirrojo. —Todos te miran porque eres muy guapo, pero nadie se pregunta como eres.