—Y tampoco hay mucho más—. Asegura Alexander. —Era un poco salvaje. Ya sabes.
—Entonces..—. Intenta concluir John sin haber entendido demasiado.
—Nada, un par de parejas por ahí. Pero nada muy formal—. Acaba por explicar. —Allí es normal ir cambiando de relación o simplemente que sea algo de una noche... Está bien. Un poco mal visto, pero tampoco te criticarán muchos.
John se queda apoyado en Alexander escuchando la historia. Sería divertido estar por allí. Las cosas son diferentes y, como buena persona desesperada que es, le gustaría cambiar de aires. Seguro puede vivir sin lujos... O no. Con delicadeza besa con cariño y se acurruca bien. —Ay..—. suspira —Hoy no me apetece hacer nada...
—No hagamos nada—. Asegura Hamilton con una sonrisa. —Estemos aquí... Relajados..—. Dice sintiendo como el colchón le abraza. —Creo que sería una buena idea..—. Asegura besando los labios de John delicadamente. —Además... ¿no que tu hermano se quejó que nuestra privacidad no tenía que estar en el salón?
Laurens solo ríe un poco del joven y le mira tiernamente. —Tienes mucha razón—. Confiesa uniendo con un dedo las pecas más notables de su cara.
—La tengo..—. Alexander toma con una mano el hombro de John y con la otra enlaza sus manos. —Me encanta bailar contigo..—. Recuerda cambiando de tema aquel día. Cada baile y como poco a poco son más cercanos. Ojalá haber bailado con ese cariño el día de su boda.
—Pronto llegarán las fiestas de invierno. Bailarás mucho ¿no?— Ríe un poco ya que, seguro el pelirrojo está emocionado por aquellas fiestas. —Tal vez encontramos otros condes o vizcondes que nos caigan bien—. Asegura Laurens. —Bueno, sus hijos, seguramente.
—¿Qué?— Cuestiona Alexander.
John mira sorprendido la reacción del joven y aclara lo que, supone que él ya sabía—.Bueno, sí, hay más condes en el mundo, Alex.
—¿Fiestas de invierno? ¿Fiesta, fiesta?— Dice sorprendidos. —¿Ropas de príncipes y peinados bonitos?
—Claro, como todos los años—. Dice siendo más que obvio. —Ya sabes, la gente aprovecha para buscar con quién casarse, se come bastante, a no ser que estés a dieta...
Alexander tiene muchas preguntas. ¿Por qué John no se casó con alguien de más alta sociedad? ¿Cómo celebran todos los años eso? ¿Será el que peor baila del lugar? Está muy nervioso. —¿Debería aprender algo? No habrán más tenedores que en esta casa ¿no?— Pregunta ya que, siempre se agobia con los tenedores.
—No, ya sabes, como siempre. Vino y poco más. Simple, Alex—. Asegura John.
—¿Sabes ya como te vas a vestir?— Pregunta viendo al chico.
—¿De blanco te parece bien?— Responde sabiendo que es el color por excelencia que siempre lleva.
—Solo si a ti te gusta—. John asiente y Alexander le deja un beso en la mejilla. —Seguro que vas muy guapo elijas lo que elijas.
El rubio sonríe y, empieza a jugar con su trenza delicadamente. Le gustan esos piropos, aunque se sonroja un poco. —¿Crees que allá en el pueblo me odian? A Peggy no parecen odiarla y ella es hija de un conde.
—No te odian, Jack—. Afirma Alexander. —No todos son como esos estúpidos. Ya viste que hay gente muy buena, de hecho, cuando todos éramos niños, hay que decir que, queríamos venir a estos lugares y ser de aquí. Recuerdo que jugaban a en que casa vivirían y por qué—. Intenta Explicar empezando a jugar delicadamente también con la trenza de Alexander. —No me gusta que pienses que alguien te puede odiar. Es verdad que la gente está muy interesada por tu vida, pero al igual que la de todos los ricos. Deberías dejar de preocuparte por eso y disfrutar.
Hamilton acaricia la espalda de John y se apoya en su pecho sintiendo los latidos del corazón del otro. —Estoy seguro de que tu eres maravilloso y punto—. Dice el pelirrojo tomando la barbilla del mayor y pasando sus dedos por ahí. —Y yo te quiero mucho—. Afirma dándole un beso en los labios al mayor. —Lo que pasa es que tienen envidia porque eres muy bueno, y guapo, y rico, y cariñoso, y pintas, y tienes modales, eres elegante, y muy bien portado...
—Alexander..—. Dice algo sonrojado. Está bien un halago paro eso ya es excesivo.
—Jackie— sonríe el más pequeño dándole un pequeño toque en la nariz. Muy dispuesto, se acerca a la cara de John y decide darle un largo beso que delicadamente lo intensifica un poco más. —Me gustas mucho ¿cómo te lo puedo demostrar?— Cuestiona algo preocupado por los choques de tradiciones.
|!| Contenido libido
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—Yo lo acepto como quieras—. Contesta en un murmuro con una pequeña sonrisa mientras ya siente las manos del chico apoyadas en sus pectorales mientras le da otro beso y como juega con si rodilla un poco y de paso entrada sus pies en las piernas del otro, porque tampoco llega a rozar sus pies, le falta al menos cuarenta centímetros.
Alexander está totalmente tumbado sobre el rubio, por suerte pesa poco. Le gusta achuchar al mayor tomándole a besos, aunque le puede las ganas de besarlo más desesperadamente a veces. Le gusta que John le acaricie, sabe que en el fondo él también puede que busque deseos carnosos, pero lo disimula bastante. Espera a que Alexander inicie los movimientos y las jugadas. Es lo que quiere hacer. Esperar.
Pasea su mano por el cuello de John haciéndole pequeñas cosquillas que este ríe un poquito. Alexander cuela su mano por el escote del otro y le acaricia sutilmente. —Eres muy lindo. Te lo dije. Y cariñoso—. Dice por la mano del mayor entrelazada en su cabello del mejor modo posible para masajear cariñosamente.
John flexiona las rodillas para estar un poco más cómodo, ya que, se le están durmiendo las piernas. Aunque no había tenido en cuenta que, así, haría que Alexander se sentase sobre sus caderas. —Perdón—. Se disculpa volviendo a estar las piernas.
—¡No, no! Así está bien—. Dice aún sentado sobre el rubio. —Me gusta que muestres tu otro lado.
—¿Seguro?
—Sí— dice contento. —Aquí hay ya confianza. Conmigo no hay modales.
—No sé. Es que es raro. Me da como miedo—. Afirma abrazándole.
—Te da miedo ser independiente ¿verdad?
—Puede ser—. Dice algo decepcionado de él mismo.
—No te preocupes, estás conmigo—. Asegura besando de nuevo al mayor mientras le desabotona un poco la camisa. —Eres un hombre independiente, casado y estás bien. Si necesitas ayuda estoy aquí.
—Quiero que me ayudes..—. Murmura y Alexander le mira atentamente olvidando la incómoda posición para la situación.
—¿En qué?— Pregunta preocupado hasta que John toma las caderas del menor y pone su espalda derecha para besar a Alexander mientras le toca sus curvas.
John le da la vuelta dejando al chico bajo de su cuerpo pero sin aplastarlo. Los besos le atrapan y hace lo posible para ver las señales de Alexander. —¿Dominante? Me da que habrá que turnarse—. Ríe un poco volviendo a sonrojar al otro que, esta vez prefiere ignorarlo.
—Cuando quieras—. Sigue un poco la conversación notando ahora los dientes de su esposo en su cuello.
—Me gusta cuando eres tú mismo.
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El gran Día/ LAMS
FanfictionJohn Laurens está en busca de una persona con la que forjar matrimonio, pero ciertas dificultades se presentan y finalmente sucede lo inesperado minutos antes de su boda