Marina.

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Como un líquido se cae entre mis dedos, podía ver su alma deslizarse de mis manos.

La llama de sus ojos lentamente se apaga.
La alegría se había evaporado, un manto de agonía cubre su rostro.
Sus manos estaban atadas tras su espalda y un alambre sostenía su sonrisa.

Ahora vive sola en una cabaña, lejos de la ciudad y falsas amistades, en donde nadie puede verla morir.
Con la sola compañía de un gato y sus viejos libros.

Dicen que su corazón falla y que ya no camina con la misma gracia.
Oh, querida Marina, ¿acaso te acuerdas de mi?

La pequeña niña del extranjero se ha quedado sin sueños ni expectativas.
Ella se quiere ir con el viento y las hojas de otoño.
Dice que huir es la solución, esta cansada de ser conocida por una falsa máscara.
Pero siempre me vas a conocer a mi.
Yo te cuidare, Marina.

Nunca estaras sola.
¿Acaso no me ves sosteniéndote en la oscuridad de tus pensamientos?
Ella me pide perdón por sus pecados entre lagrimas.
Tan dulce y bella como el amanecer, ahora el brillo de tu sol es opacado por la luna.
No te quiero olvidar, ni recordarte de esta manera.

Un apocalipsis ante sus pies.
Un cigarrillo ente sus manos, no te quiero despedir.

Ella baila entre mis sueños, comete los mismo errores y llora con una sonrisa en la cara.

Prométeme que estarás bien.
Cuando ya no me veas entre la neblina, por favor, no te rindas.

No te lleves mis secretos y me conviertas en tu única testigo de que alguna vez tu existencia camino entre nosotros.
Me llevare tus desgracias y limpiare tu alma en el río, lejos de este mundo al que llamas infierno.

Tan viva como la primavera,
Colorida como una rosa,
Fuerte como el océano.
¿Por qué mejor no te quedas, Marina?

Tu casa está embrujada, y siempre estás cansada.
Hay ciertas cosas de las que no te atreves a hablar.
Sientes el mundo en tu contra y quizá es por ello que estas tan enojada.
Tus recuerdos son agrios y quieres arrancarlos como si de carne se tratarán.
Mis brazos te darán estabilidad, huyamos del bosque a un lugar donde ya no tengas que preocuparte.
Haremos del dolor un hogar, y llenaré de rosas tus andenes para que vuelvas a ser una niña alegre.
Mi dulce, Marina. Este es el último paso al cielo.

Meet Me At The ForestDonde viven las historias. Descúbrelo ahora