Meet Me At The Forest

El vacio.

  No se ni como comenzar. El vacío lo ha cubierto todo pero parezco solo percibirlo ahora.

  El comienzo de la primavera, casi el termino de un año. No entiendo qué es lo que estoy haciendo o hacia dónde me estoy dirigiendo. Cerré algunas heridas y todavía recuerdo algunas otras. Me pregunto si fue correcto dejar de hablarle a alguna personas que alguna vez lo significaron todo, que eran mi hogar. Es el segundo año que no te digo feliz cumpleaños y que sigo esperando que me feliciten a mi. Pero los días pasan y me doy cuenta que nuestra distancia es significativamente más grande de lo que pensaba, te convertiste en una persona que ya no reconozco incluso si nos encontráramos donde crecimos y profesamos no olvidarnos.

Antes de que me desvanezca quiero que sepas cómo me siento en noches como estas, donde el calor se hace tímidamente presente y las personas parecen estar más alegres.
  Es difícil salir del rincón, del eterno hueco de la miseria de mi alma. Lo puedo sentir en todo mi cuerpo, pero siempre se centro como un flechazo en el estómago.
  Vuelvo constantemente en el tiempo, he madurado, pero puedo afirmar con convicciones concretas que quién era ayer no es quien soy hoy, pero me siento igual.
  Reemplazo hombres como prendas y pongo mi atención en cosas banales para llenar el vacio, sanar la herida, sentir algo más que tristeza, llámalo como quieras. Y últimamente no tengo apetito, ni por comida ni por el futuro.
  Desearía no existir mañana, nada tiene sentido. Escucho la música de siempre, estudio y me descompongo en una rutina que no me lleva a ningún lado.
   Trate desesperadamente hacer amigos y romantizar la poca cordura que todavía creí tener. Pero nada es suficiente. Porque no siento nada, nada me hace feliz como desearía estarlo. Puede ser expectativas altas o estoy muy traumada.
  Ya no puedo culpar a más nadie que a mi misma por no sentirme satisfecha. Hay algo que falta y parece que permanecerá desaparecido por la eternidad de mis días.