Otro acompañante

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Evito hablar más de la cuenta, sobre todo el tocar parte de mi vida personal y privada, sin embargo, la insistencia de Américo en tocar parte de esta me demuestra que ha indagado sobre mi, algo que no disimula y se escuda en decir que aquello es algo que encontró en mis redes sociales.

—Así que ¿tú no manejas tus cuentas y lo hacen otras personas? —pregunta curioso y con incredulidad.

—Es correcto, mi manager se encarga de ello junto con dos personas altamente calificadas para saber qué es lo que más conviene publicar —comento a su respuesta y al parecer poco a poco va asimilando lo que acaba de oír.

Hace algunas señas con su boca, provocando que cada línea de su rostro se mueva de forma curiosa y algo cómica, haciendo que ría en baja voz y que su mirada recaiga sobre mi.

—Deberías reír más a menudo —inquiere con una voz baja, dejando a un lado al hombre risueño de hace algunos segundos para ser más serio.

Señor Américo, hemos llegado —La voz del conductor proviene de nuestro frente, transmitida por medio de la red metálica del altavoz.

Uno de los hombres abre la puerta para que Américo logre salir de allí y él me ofrece su mano para hacer lo mismo. Al ver el lugar logro reconocerlo, ya que ya había estado aquí antes, en algunas ocasiones con Mariana y en otras con Jose.

Quedo enmudecida al ver que no se necesitó de algún registro para que uno de los camareros nos llevara hacia una de las mesas libres. Américo toma la silla y me invita para que me siente sobre esta y tan pronto como nos encontramos acomodados, otro hombre del lugar llega a la mesa con una botella de vino y dos copas.

—Cortesía de la casa —Nos informa el joven antes de marcharse.

Miro a Américo tomar la botella para abrirla y tan pronto la botella se encuentra destapada, toma las dos copa y sirve un poco de la bebida dentro, donde el color amarillo pálido parece brillar al contraste del vidrio transparente.

—Brindemos —Américo deja la botella a un lado, me ofrece una de las copas y la tomo con lentitud—, por nuestro trabajo juntos.

Paso saliva ante su acto y lo dejo con su brazo extendido, al inicio no reacciona por lo hecho hasta que levanta los hombros para restarle importancia y llevar la copa a su boca.

—¿Por qué actúas como si esto fuera una cita? —pregunto al tiempo que deposito la copa sobre la mesa sin beberla.

—Es una cita después de unas horas laborales, pero una cita sin connotaciones románticas, creo que es mejor decir que es una reunión de trabajo, si te parece más cómodo —habla, su mirada se posa sobre la mía por leves momentos para rellenar de nuevo su copa.

—Recuerdo haber tenido este tipo de reuniones y créeme, no son a las cuales estás acostumbrado —comento, y la seriedad se toma mis palabras para dejarle claro la realidad de la cosas, ya que al parecer le gusta bromear o mezclar las cosas.

—Y tú deberías creerme cuando te dije que esta no es una "reunión" —mueve sus dedos para hacer alusión a comillas en el aire— y no tiene nada que ver con algo afectivo entre los dos.

Lo observo de arriba a abajo hasta que llega el camarero con el menú, pido lo primero que leo y dejo la carta sobre la mesa, un empanizado de filete de pescado con verduras, una variante de lo que en ocasiones anteriores consumí aquí.

—Eres de las mujeres algo difíciles de predecir, por momentos dulce e inocente, para ser seria y con baja tolerancia a tu alrededor —comenta y sonríe para mostrar su dientes blancos; al parecer le gusta ser una persona bromista, una muy mala, para mi gusto.

A Fuego Lento [Sin editar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora