A Fuego Lento [Sin editar]

Acosador

Una rata muerta junto con dos rosas negras secas, ese era el contenido de la estúpida caja que había sido enviada para mi. No puedo apartar la mirada de aquello, me siento paralizada y a medida que pasan los segundos se me dificulta respirar; la mano de Cristopher toma mi mentón, hace que lo mire con fijeza.

—¿Por qué no me hiciste caso? —murmura mientras besa mi frente y lleva mi cuerpo hacia el suyo, en un abrazo.

A pesar del lugar donde nos encontramos siento frío, lo siento tan insano que por un momento pensé enfermar. Él me ayuda a levantarme, caminamos hasta su alcoba y nos acostamos juntos, creo que oír el latido de su corazón me tranquiliza, pero ¿hasta cuándo?

Pasan los segundos y cuando mi cuerpo se calma un poco, Cristopher sale de la alcoba; cuando miraba las noticias sobre robos pensaba que nunca me pasaría o que no llegaría hasta esos extremos. Pienso en posibles personas que me odien, sin embargo, no los creo capaz de hacer algo de esa magnitud; me levanto de la cama, camino hacia la ventana y observo la escena nocturna, a lo lejos puedo divisar Central Park.

—No debiste salir de la cama —Veo su reflejo por medio del vidrio, trae una bandeja con dos tazas, al parecer humeantes, junto con un plato de galletas.

—No quiero estar en la cama ahora —comento seria, nuestras miradas se conectan, pero decido dejar de verlo.

Lo escucho a mi espalda, de reojo lo observo dejar la bandeja sobre una de las mesas al costado de la cama para acercarse a mi, lleva mi cabello hacia un lado y siento sus manos acariciar mis brazos, reparte leves besos sobre mi cuello descubierto, lo que él hace es dulce, negar que me agrada tanto como a él sería irónico, pero ahora no siento más que eso.

—Todo va a salir bien, me estoy encargando de eso —comenta y decide dejar de tocarme para situarse a mi lado, los dos mirando hacia la ciudad.

Lo miro por un momento ¿acaba de decir que se está encargando de eso?

—No tienes porque hacerlo, es la policía quienes deben buscar respuestas —refuto ante su comentario.

Espero una respuesta, pero no obtengo nada, su mirada permanece neutral como si mis palabras e incluso mi presencia fueran invisibles; trato de mantener dentro de mí la rabia y el mal genio, niego con la cabeza, me fastidia su comportamiento, soy consciente que esta es su casa, pero no puede actuar siempre con superioridad. Decido salir de la habitación, pero él me detiene.

—¿Acaso no entiendes que te encuentras en peligro? —Me hielo, trago grueso al oír su voz fuerte— ¿Ya olvidaste cómo quedó tu apartamento?

Me reclina, lo noto en el tono de su voz.

—¿Me crees idiota? —murmuro, siento las lágrimas contenidas en mis ojos, respiro con profundidad y antes que diga algo mas sigo mi camino.

—¿Para dónde vas? —Vuelve a preguntar y me giro para verlo, esta vez estamos frente a frente.

—Iré a dormir en la habitación de huéspedes, ¿o eso también te molesta? —comento con hostilidad— Sabes, si es así me puedo ir de aquí —Termino de hablar y noto como Cristopher aprieta su mandíbula, se contiene.

Da media vuelta y regresa su mirada hacia el vidrio, aprieta su manos en puños y ante que él diga algo más o yo cambie de opinión, busco mis cosas y camino hacia el cuarto, alejado de la recamara principal. Me quito la ropa para quedar en prenda interior, en el baño encuentro un bata y me la pongo; estando en la cama doy varias vueltas, no creo que pueda dormir esta noche o las que sigan.

Logro oír algunos sonidos provenientes de mi teléfono celular, es leve, pero logro escucharlos, sé que son mensajes de texto, sin embargo, ahora no me apetece leer o saber algo más, mañana recibirán mi atención y si es necesario un mensaje de vuelta.