Trampas en el escenario

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Me encontraba algo cansada, después de la conversación que tuve con Cristopher, Joaquin me llamo, me comento que el viaje de los representantes de la empresa sería al día siguiente y desde ese momento hemos estamos trabajando para el desfile de hoy, el tan esperado desfile de la señora Luz McAdams.

La cantidad de personas reunidas es impresionante, algunas aún se encuentran en la entrada esperando ser ingresadas; cada diseñador junto con su comitiva dispone de un cuarto para organizar y guardar los diseños antes del desfile, no dejo de mover las manos sobre mis costados, los nervios han hecho que sude un poco.

Veo a Joaquin hablar con Julia y Claudia a un costado del cuarto, mientras termino la observación de cada prenda, determino la salida de cada modelo para su posterior salida y reviso algunos documentos en mi celular. Cuando me enteré que Julia podía acompañarnos no cabía de la felicidad, este sería su último trabajo de temporada para después tomar unas vacaciones junto con Enrique y así prepararse para la llegada del bebé.

—Disculpe —reconozco esa voz, la asistente de la organizadora, se presento apenas llegamos al edificio—, pero la señora McAdams quiere hablar con usted antes de dar inicio al desfile.

Dejo a las cuatro modelos y acompaño a la mujer, pasamos frente al salón donde se llevará a cabo la exposición de la prendas y todo se encuentra listo, sobre la tarima dos presentadores están terminado de arreglarse y frente a ellos, al final de la pasarela cuatro grandes cámaras y múltiples luces; cuando estamos cerca veo a unos de los diseñadores invitados salir de la habitación a la cual nos dirigimos, nos saludamos de manera breve e ingreso a la habitación.

Cuando entro noto que hay varias personas en la estancia, dos jóvenes, uno a cada lado del escritorio donde se encuentra la señora McAdams, un hombre de edad con traje ubicado cerca de la puerta y la mujer rubia de hace cuatro días, me mira despectivamente, pero la ignoro por completo.

—¿Aún no te encuentras lista? —la pregunta es de asombro y negativa, el rostro de la anfitriona luce inexpresivo, pero con un notorio desconcierto.

—Me estaban ultimando los detalles de las prendas y organizando a las modelos, antes que me llamara me disponía a arreglarme —comento tranquila, no sé si eran necesarias las explicaciones, pero decidí que era mejor darlas y dejar todo en claro.

—Espero que así sea, salimos dentro de treinta minutos —informa son severidad— No me gusta la impuntualidad, el desorden y la desobediencia, creo que ya lo sabes; quiero que me acompañes a la apertura del evento —habla claro— solo serán unos minutos, no tendrás que decir nada y después se procederá al desfile.

—Por supuesto —confirmo su deseo; la miro por unos segundos y ella vuelve a centrar su atención a los jóvenes que la acompañan, doy por terminada la reunión y salgo del lugar.

En la puerta se encuentra la misma mujer que me busco, es algo baja, creo que mide un poco más de los 1.45 metros y su cabello castaño ondulado llega sobre sus hombros, siento que su apariencia es similar a la de su empleadora, solo que utiliza unas grandes gafas sobre su rostro.

—Acompáñeme, por acá —No espera una afirmación o comentario de mi parte, así que solo la sigo.

Llegamos al área de los camerinos, varios de ellos se encontraban ocupados, los maquilladores al máximo de su trabajo e incluso algunos de los diseñadores terminaban de ajustar las prendas sobre las modelos, de seguro imprevistos de último momento. Seguimos caminando, hasta encontrar un pequeño cuarto, algo alejado de los demás y al mirarlo quedo anonadada, es realmente pulcro, con detalles femeninos muy delicados y algunos objetos que, sin duda alguna, son caros. A quien sea que pertenezca este espacio, posee mucho dinero.

A Fuego Lento [Sin editar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora