CAPÍTULO 2

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Y eso me facilitaba las cosas, además en mis principios no estaba involucrarme con alguien comprometido, aunque Mauricio era otro asunto, él solo era novio de mi amiga y teníamos una edad similar, en cambio si el arquitecto estaba con una persona de seguro sería formal, se veía que no era hombre de aventuras y era lo que me convenía.

- ¿Y eso a que se debe? Usted es muy guapo, cualquier chica estaría con usted con los ojos cerrados. - pregunte con el afán de saber más.

- Gracias, Isabel, pero el tiempo para mí es muy reducido y no tengo tiempo para relaciones.

- ¿No me diga que le ha cerrado las puertas al amor, arquitecto?

- Es una historia complicada - en ese momento me di cuenta de que algo había detrás de esa frase, su corazón estaba cerrado y esto era una barrera para mi, debía despertarle el interés nuevamente, aunque sabía que estaba por buen camino, solo era tiempo de saber esperar - ¿Tienes novio? - pregunto después de unos minutos haciéndome volver la vista hacia él.

- No, primero son mis estudios, además no he encontrado a alguien que llene mis expectativas, son muy exigente.

- Todas las mujeres deben ser exigentes, valorarse a si mismas para no caer con cualquiera.

- Usted me impresiona, piensa exactamente igual que yo.

- He pasado una tarde muy agradable contigo, Isabel, nada de esto estaba en mis planes de hoy.

- Me alegra escuchar eso, arquitecto - mire al frente y me di cuenta de que ya habíamos llegado - que tenga una excelente noche. - me acerque a él y le di un beso en la mejilla, cerca del labio, el giro su rostro y nos quedamos frente a frente, sonreí y mantuve la mirada, dos miradas que decían mucho más, me aleje de él de la misma manera que me había acercado y baje del auto sin mirar atrás.

- Isa. - me detuve al reconocer la voz y voltee despacio.

- Mauricio, ¡que sorpresa! - camine hacia él para impedir que siguiera caminando por ese pasillo sucio - ¿que te trae por aquí? - me acerque y le di un beso en la mejilla mirando hacia los costados en busca del carro de mi arquitecto, para mí suerte ya no quedaba rastro de él.

- ¿Con quién venias, Isa? - apoyo sus manos en mis brazos siguiendo mi mirada.

- Salí con una amiga.

- ¿La conozco?

- ¿Es un interrogatorio, Mauricio? - me cruce de brazos.

- No, solo que me preocupas, Isa, es todo.

- ¿Qué sucede? ¿Paso algo con Michelle?

- No, con ella está todo bien, solo que quería que me ayudaras con la tarea del arquitecto Moncada. - sonrío con torpeza llevando su mano detrás de su cuello.

- No tengo problema - tome su mano y empezamos a caminar - vamos al parque de la esquina, mi casa no está acorde a tu estilo.

- Isa, sabes que eso a mí no me importa.

- A mí sí me importa, así que que vamos.

Seguimos caminando y yo no soltaba su mano, Mauricio lleva con mi amiga cerca de tres años, el era un chico muy lindo, pero lo más importante venia de una excelente familia, era hijo único, Michelle lo conoció primero, en uno de sus múltiples viajes, pero desde entonces el siempre me había mirado y si se había detenido era por mi amistad con ella, pero en el momento que yo quería eso cambiaría.

- Hola, mamá - le di un beso en la mejilla - hola, papá. - lo salude agitando la mano.

- ¿Cómo estuvo tu tarde con Michelle? - preguntó mamá.

EL ROSTRO DE LA AMBICIÓN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora