- Me siento orgulloso de tener a mi lado a la mujer más bella del mundo.
- Gracias. - tomo mi mano y la beso suavemente.
- He reservado una cena especial para ambos. - el chófer cerró la puerta del carro.
- Estoy ansiosa por llegar.
- Entonces, vámonos. - el recorrido fue de unos 30 minutos aproximadamente y cuando llegamos a nuestro destino me quedé impresionada, a pesar de ser lunes el restaurante estaba lleno por personas de la alta sociedad, ante mí estaba el mundo que tanto había ansiado, ¿estaba dispuesta a pagar el precio?
- ¿Te gusta? - preguntó retirando la silla para que me sentara.
- Por supuesto que sí.
- Esta es nuestra primera cena como esposos, por eso he querido que sea especial, quiero pasar todos los días de mi vida complaciéndote.
- Es lo que merezco.
- Mereces el mundo entero, mi amor. - el anfitrión llego y dejo el vino sobre la mesa par después servir dos copas - por nosotros - brindo Luis Fernando alzando la suya.
- Por nosotros. - lo mire fijamente y tome de mi copa de manera seductora.
- Es una verdadera sorpresa encontrarlos aquí. - escuche una voz a mi espalda.
- Juan Pablo. - gruño Luis Fernando haciendo que volteara inmediatamente.
- Pero que pequeño es Caracas, frecuentar el mismo sitio.
- Te voy a pedir que te retires.
- ¿Tienes miedo acaso de que dañe tu noche? - miro hacia la esquina - he venido acompañado no te preocupes, solo quise saludar. - mire hacia donde se refería Juan Pablo y efectivamente estaba Cady ahí.
- Retírate, Juan Pablo.
- No tienes ni que pedirlo, ya me iba - sentí su mirada con más convicción pero ni aun así lo mire - que pasen una excelente velada.
- ¿Es que ese hombre no se piensa detenerse? - murmuro Luis Fernando una vez estuvimos solos.
- No lo sé, pero no es mi culpa. - me concentré en mi copa vacía.
- Isabel, vámonos a Chile, será lo mejor, tenemos que hacer nuestra vida lejos de aquí. -
- Por supuesto que no, Luis Fernando, no pienso escapar de nada. - lo enfrente.
- ¡Es que acaso quieres seguir viéndolo! ¿Disfrutas de que te siga a todos lados? - grito.
- Cállate - algunos presentes nos miraron - no se puede conversar contigo, cada vez que se toca el tema de Juan Pablo es como si te transformaran.
- ¿Y cómo quieres que actué si lo veo en todos lados? - golpeo ligeramente la mesa.
- Caracas es pequeño, él lo hay dicho, yo no voy a dejar mi vida solo porque tu así lo decides, ya deje muchas cosas por ti y no pienso seguir haciéndolo.
- ¿Qué dices?
- ¿Pues te parece poco? Me distancie de mis padres, de mis amigos, de mis allegados, solo por defender el amor que sentía por ti y parece que ni lo valoras. - me levante de la silla dejando a un lado la servilleta.
- ¿Dónde vas?
- Al baño, ¿hasta para eso debo pedirte permiso? - tome mi cartera y me dirigí hacia los sanitarios, por suerte estaban vacíos, una vez ahí respire con paciencia y mire mi reflejo.
¿De verdad valía la pena seguir así? Ya tenía el suficiente dinero como para vivir por el resto de mi vida, podía buscar a Juan Pablo y volver con él, ser feliz y ayudarle a trabajar ahora que contaba con los recursos económicos para hacerlo, el divorcio me traería más dinero, más si era por infidelidad, al no casarnos por bienes separados tenía el derecho a la mitad de todo, suspire cerrando los ojos, ya no quería seguir así, él estaba aquí y no era conmigo, lo amaba y ese sentimiento era más fuerte que todo.
ESTÁS LEYENDO
EL ROSTRO DE LA AMBICIÓN
Lãng mạnEl dinero es todo lo que ella busca y es lo único que tomara en cuenta cuando conozca a su profesor de arquitectura, su objetivo es claro, desea ser millonaria al precio que sea. Isabel Arismendi es bella, inteligente, talentosa y decidida, la muje...