CAPÍTULO 12

671 28 4
                                    

Me sonrió con cordialidad - Pase - abrió más la puerta - el señor Moncada está en el despacho, es a la derecha.

- Muchas gracias. - le di una sonrisa y toqué la puerta.

- Adelante.

Abrí la puerta y él estaba agachado en su ordenador - Hola. - alzo la vista al reconocer mi voz.

- Isabel, ¿sucedió algo? - se levantó del escritorio.

- Juan Pablo - corrí hasta su lado y lo abrace - te necesito. - lágrimas corrieron por mi rostro.

- ¿Qué te pasa? - pregunto asustado tomándome por la barbilla, mi mirada transmitía miedo era parte del plan para quedarme en esta casa.

- Mi papá se enteró de lo nuestro, no sé quién se lo dijo y se molestó tanto que me quito el departamento, piensa que soy una mala mujer por enamorarme de ti.

- Isa, no - se escuchaba apenado - yo te quiero y puedo ir a hablar con tus papas, yo quiero algo serio contigo, no quiero que nadie te señale. - me abrazo fuerte.

- No, él está furioso, no entenderá razones y no quiere que vuelva a la casa, no sé qué hacer, no sé dónde ir, me quito todo, el carro, teléfono, todo, estoy sin nada, Juan Pablo. - lo aferre con más fuerza porque era la verdad, estaba sin nada y me daba rabia, pero mas valía mi dignidad.

- Mi amor - me separo un poco para mirarme a los ojos - no sé si tú quieras, pero las puertas de mi casa están abiertas para ti, esta casa como ves es grande y hay espacio de sobra.

- No - me separe completamente - yo no podría incomodar, Emiliano también tiene derecho y no quiero que él se sienta agobiado en su espacio, además no es lo correcto, no quiero dañar su imagen, de saber esto en la Universidad las cosas se saldrían de control.

- A mi no me importa eso, la gente no me da comer, tu y yo sabemos que el único pecado que hemos cometido es enamorarnos, si puedo ayudarte lo voy a hacer, no voy a permitir que nadie te humille.

- Te quiero tanto, Juan Pablo - lo abrace nuevamente - pero de verdad solo quiero saber que estamos juntos y nadie nos va a separar, yo veré donde paso la noche, puedo llamar a Katty o a Michelle.

- No, quédate aquí, de verdad, este lugar es grande, si te preocupa nuestra relación yo te voy a respetar como hasta ahora lo he hecho, pero, por favor, quédate, estoy segura de que Emiliano estará feliz de tenerte aquí.

- Gracias. - lo mire y me acerque para besarlo, me tomo firmemente por la cintura para profundizar el beso.

- Emiliano, está arriba - se separó y se alejó - iré a llamarlo para darle la noticia, veras que se alegrara.

- Muy bien. - me quede en el despacho y el salió, me senté en el gran sofá a la derecha y me relaje, al fin estaba en esta casa, donde seria tratada como una verdadera reina, esto era lo que yo merecía, esa era la vida donde me quería quedar, muchas cosas cambiarían, adiós, Mauricio, hola, Luis Fernando, Juan Pablo y Emiliano.

- Isabel - entro sonriente Emiliano - me da gusto que estés aquí, mi hermano me conto la noticia, de verdad que yo no tengo ningún inconveniente.

- Gracias, Emiliano - me levante y lo abrace mirando a Juan Pablo que estaba en la puerta - les prometo que solo será temporal, buscare un lugar donde irme.

- Por supuesto que no - Emiliano se separó - tú te quedas con nosotros, no tienes por qué buscar otro lugar, le diré a una de las empleadas que te arregle la habitación. - se aproximó a la salida y le dio un toque a Juan Pablo para salir del despacho.

EL ROSTRO DE LA AMBICIÓN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora