- Buenos días, señor, señorita, en la sala esta la señorita Cady esperándolo.
- ¿Hace cuánto llego?
- Más o menos hace 20 minutos.
- ¿Ella no sabía que no estaríamos? - pregunte mientras la empleada se alejaba de la entrada principal.
- No lo sé, yo no se lo comente, vamos a trabajar.
- Juan Pablo, ¿qué te sucede?
- ¿Por qué?
- Porque todo quieres hacerlo con ella, a pesar de las cosas que ha dicho de mí.
- ¿Lo escuchaste?
- Por supuesto y no voy a tolerar que nadie hable mal de mí. - estaba seria.
- Buenos días. - apareció Cady con su sonrisa de zorra, no le había dado cuenta que había salido de la sala.
- Adiós. - me solté de la mano de Juan Pablo y abrí la puerta nuevamente, no iba a tolerar su presencia, cerré la puerta con un gran golpe.
- Isa. - saludo Emiliano llegando de algún lugar.
- Hola. - respondí sin ninguna gracia pasando por su lado.
- ¡Hey! ¿Qué sucede? No estaban en el sepelio de tu amigo.
- Pues ya no, si quieres saber que sucede pregúntale a tu hermano.
- Espera - me tomo del brazo - cuéntame.
- Tu hermano esta con Cady ¡feliz!
- ¿Otra vez?
- Si, otra vez, ya me voy.
- ¿A dónde?
- No se, lejos de aquí, no quiero estar cerca de esa.
- Te acompaño.
- De acuerdo. - Emiliano abrió el coche en el que habíamos llegado con Juan Pablo ya que era el único que quedaba y yo entre, el rodeo el carro y segundos después ya estábamos por el camino, en ningún momento lo había visto salir de la casa.
-¿A ti también te molesta, Cady? - Emiliano dejó la vista de la carretera por unos segundos.
- ¿También?
- Si, a mi también, al principio no, pero ahora la veo muy apegada de mi hermano.
- Y tú hermano muy apegada de ella. - desvié mi vista a la ventana y me apoye en ella.
- ¿Por qué lo dices?
- Porque ella hablo de mí, dijo cosas realmente malas y el no dijo nada, ni siquiera me defendió.
- No lo puedo creer.
- Pues créelo porque yo lo presencie, además hoy que le dije ni siquiera se molestó en defenderse y ahora que me fui ni siquiera me siguió.
- Yo también he visto algunas cosas. -
Una punzada sentí en mi corazón y lo encare - ¿Qué cosas?
- Bueno, algunas veces han estado demasiados juntos, se lo he dicho pero el afirma que solo hay trabajo entre ellos.
- Lo mismo que había entre nosotros.
- Isa, él de verdad te ama.
- No lo comprendo - recline mi cabeza en la ventana nuevamente - últimamente ha estado bebiendo de nuevo.
- ¡De nuevo!
- Si, él no sabe que lo he visto, sé que esta situación es desesperante pero el trago no es la solución a nada.
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EL ROSTRO DE LA AMBICIÓN
RomanceEl dinero es todo lo que ella busca y es lo único que tomara en cuenta cuando conozca a su profesor de arquitectura, su objetivo es claro, desea ser millonaria al precio que sea. Isabel Arismendi es bella, inteligente, talentosa y decidida, la muje...