CAPÍTULO 16

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- Buenos días, señor, señorita, en la sala esta la señorita Cady esperándolo.

- ¿Hace cuánto llego?

- Más o menos hace 20 minutos.

- ¿Ella no sabía que no estaríamos? - pregunte mientras la empleada se alejaba de la entrada principal.

- No lo sé, yo no se lo comente, vamos a trabajar.

- Juan Pablo, ¿qué te sucede?

- ¿Por qué?

- Porque todo quieres hacerlo con ella, a pesar de las cosas que ha dicho de mí.

- ¿Lo escuchaste?

- Por supuesto y no voy a tolerar que nadie hable mal de mí. - estaba seria.

- Buenos días. - apareció Cady con su sonrisa de zorra, no le había dado cuenta que había salido de la sala.

- Adiós. - me solté de la mano de Juan Pablo y abrí la puerta nuevamente, no iba a tolerar su presencia, cerré la puerta con un gran golpe.

- Isa. - saludo Emiliano llegando de algún lugar.

- Hola. - respondí sin ninguna gracia pasando por su lado.

- ¡Hey! ¿Qué sucede? No estaban en el sepelio de tu amigo.

- Pues ya no, si quieres saber que sucede pregúntale a tu hermano.

- Espera - me tomo del brazo - cuéntame.

- Tu hermano esta con Cady ¡feliz!

- ¿Otra vez?

- Si, otra vez, ya me voy.

- ¿A dónde?

- No se, lejos de aquí, no quiero estar cerca de esa.

- Te acompaño.

- De acuerdo. - Emiliano abrió el coche en el que habíamos llegado con Juan Pablo ya que era el único que quedaba y yo entre, el rodeo el carro y segundos después ya estábamos por el camino, en ningún momento lo había visto salir de la casa.

-¿A ti también te molesta, Cady? - Emiliano dejó la vista de la carretera por unos segundos.

- ¿También?

- Si, a mi también, al principio no, pero ahora la veo muy apegada de mi hermano.

- Y tú hermano muy apegada de ella. - desvié mi vista a la ventana y me apoye en ella.

- ¿Por qué lo dices?

- Porque ella hablo de mí, dijo cosas realmente malas y el no dijo nada, ni siquiera me defendió.

- No lo puedo creer.

- Pues créelo porque yo lo presencie, además hoy que le dije ni siquiera se molestó en defenderse y ahora que me fui ni siquiera me siguió.

- Yo también he visto algunas cosas. -

Una punzada sentí en mi corazón y lo encare - ¿Qué cosas?

- Bueno, algunas veces han estado demasiados juntos, se lo he dicho pero el afirma que solo hay trabajo entre ellos.

- Lo mismo que había entre nosotros.

- Isa, él de verdad te ama.

- No lo comprendo - recline mi cabeza en la ventana nuevamente - últimamente ha estado bebiendo de nuevo.

- ¡De nuevo!

- Si, él no sabe que lo he visto, sé que esta situación es desesperante pero el trago no es la solución a nada.

EL ROSTRO DE LA AMBICIÓN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora