CAPÍTULO 11

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- ¿Cómo está Juan Pablo? - Fernando me saco de mis pensamientos.

- Muy bien, preparando la inauguración para el parque central, como arquitecto de la obra debe cuidar hasta el último detalle.

- Es una verdadera obra de arte, cuando supe que estaba a cargo de Juan Pablo me di cuenta del nivel profesional que tiene, aparte de que cuenta contigo.

- Gracias, yo he aprendido mucho de él.

- Y dime, ¿cómo así aquí?

- Estoy con Mauricio en la misma universidad y él me ha invitado, ¿y tú?

- Soy amigo de la familia.

- No sabía que tenias un hijo.

- Esta aquí porque ha venido a vigilar uno de mis negocios, se va la próxima semana. - desvié mi mirada hacia la mesa y vi como Mauricio y sus padres discutían con un hombre, la sangre se me vino a la cabeza cuando reconocí al anciano.

- Me disculpas, por favor. - me aleje de Fernando y camine en dirección a Mauricio con el alma en un hilo.

-La salida no por aquí - Magdalena hablaba amablemente. - los sirvientes salen por la puerta trasera.

-Disculpe y gracias, su pedido a quedado en la cocina. - el hombre volteo y los tres siguieron en lo suyo.

-¿Isabel? - el anciano me reconoció - ¿qué haces aquí? - me miró totalmente - ¿vestida así?

-¿Lo conoces? - Renato se volteó enseguida en busca de una explicación por la manera de hablar del anciano.

Estaba en una encrucijada ¿cómo mi papá podía hacerme esto? - Claro que me conoce - hablo mi padre - es mi hija, lo que no entiendo es que hace aquí, respóndeme, Isabel.

-¿Este hombre es tu padre? - esta vez fue Magdalena la que hablo y su mirada cambio rotundamente - ¿Con qué clase de persona te juntas, Mauricio?

- Tú no sabes cómo es ella, es mi novia y yo... Yo la amo y nada me hará cambiar de opinión. - dijo Mauricio un poco inseguro mientras mi padre lo miraba desconcertado y yo no sabía cómo acabar con esta situación.

- ¡Claro que no! - Rogelio estaba molesto - ¿No me digas que tú dejaste a Michelle por ese rostro bonito? - continuó sin importarle mi presencia.

- Ustedes no pueden juzgarme - hable finalmente con la ira contenida - ni siquiera me conocen y deberían respetar la decisión de su hijo y dejar de tratarlo como un bebe.

- Isabel, mi amor. - me tomo por la cintura.

- Es obvio que ustedes no están contentos con mi presencia - continúe - pero mi único pecado aquí es amar a Mauricio.

- No me interesa si tu amas o no a mi hijo - hablo Renato - el no va a estar contigo, la mujer ideal para él es Michelle, no la hija de un vendedor de empanadas.

- A mi hija la respetan - mi padre intervino de nuevo - el hecho de que ustedes tengan más dinero no los hace superiores.

- Tú no eres de la misma clase social y yo no puedo permitir que mi hijo tome una relación en serio con alguien como tú que de seguro solo busca su dinero.

- No le voy a permitir que me insulte, o dígame ¿usted nació en cuna de oro? Por supuesto que no, yo sé cuál es su historial y usted fue pobre, con esfuerzo y trabajo salió adelante y es eso lo que yo quiero hacer. - dije firme.

- Mira, niña, tu a mi no me vas a tratar así - me miro fijamente tomándome del brazo - no estamos al mismo nivel.

- A mi me suelta - hable bruscamente - nadie me ha puesto una mano encima y usted no va a ser el primero, grabe mi rostro en su memoria, porque le juro que se acordara de mi. - mire a Mauricio molesta por no haberme defendido y me aleje del trió, Fernando observaba toda la situación y me sonrió amablemente, no me detuve a ser amable y salí de los jardines dejando a todos atrás, en este momento lo que pensará era lo que menos me importaba.

EL ROSTRO DE LA AMBICIÓN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora