Capítulo 46

1.4K 362 51
                                    

Nunca pensé que sería él.

Como la sombra de un caballo que cruza una cueva, el tiempo transcurrió rápidamente.

En el quinto mes lunar del año, Mu Zhiming ya tenía 20 años. Ya había realizado la Ceremonia de Coronación, rezando tributo a los Cielos y la Tierra así como a sus ancestros en el Salón Ancestral.

Fue en ese mismo año que, en un callejón, Cai Wei chocó accidentalmente con un erudito de túnica verde y cayó en sus brazos, cayendo así también en su propio destino.

Y en ese mismo año, la guerra fuera de las murallas había terminado, pero el brazo derecho de Gu Heyan había sido herido por una flecha con veneno. Debido a sus incidentes lesiones, la herida no llegó a curarse durante varios meses. Debido a esto, los soldados y oficiales del ejército de Rong Yan le aconsejaron que descansara para permitir que sus heridas sanaran adecuadamente. Sin embargo, Gu Heyan se negó a aceptar su consejo y haciendo caso omiso de sus heridas, insistió en seguir ocupándose de los asuntos militares. Por lo tanto, los dieciséis Grandes Generales del Ejército decidieron escribir una carta al Emperador, pidiéndole un decreto con una Orden Imperial para presionar a Gu Heyan para que descanse y se recupere.

El Emperador ordenó: Es suficiente. ¡Regresa a Zhen sin demora!

Cuando los soldados recibieron el decreto, metieron a su Comandante dentro de un carruaje y lo enviaron de regreso a la Capital durante la noche.

El quinceavo día del sexto mes lunar, tarde en la noche, cuando las urracas ya estaban cansadas [1] y las pocas estrellas en el cielo se reflejaban en las casas bermellón. Debido al toque de queda, el silencio reinaba en la inmensa Capital. En medio de esa tranquilidad, el sonido de un carruaje escoltado por decenas de soldados con armadura negra ingresó a la ciudad. Y a pesar del toque de queda, nadie se atrevió a detenerlos.

El carruaje se detuvo justo en frente de la Residencia Gu, y un joven soldado se adelantó para levantar la cortina del carruaje: "General, hemos llegado".

Entonces, un joven vestido con túnicas de brocado blanco se asomó desde el interior del carruaje. Sus cejas tan afiladas como una espada, y sus hermosos ojos estrellados, reflejaban su hermoso rostro. Sin embargo, ese hermoso rostro se veía cansado y sus labios estaban pálidos, haciéndolo lucir letárgico. Su brazo derecho estaba claramente lesionado, descansando de forma antinatural contra su pecho, haciéndolo incapaz de usar ningún tipo de fuerza. Un soldado se adelantó para ayudarlo a bajar del carruaje sin embargo, Gu Heyan negó con la cabeza y se negó.

Gu Heyan se paró frente a la Residencia Gu y observó la placa bermellón con profundos sentimientos: Ya habían pasado cinco años desde cuando todavía era un niño y se había ido de casa. A pesar de que había estado familiarizado con todo, también sentía que todo lo que le rodeaba era desconocido.

La tía Lian y su familia ya sabían que Gu Heyan volvería a casa este día, por lo que desde temprano lo habían estado esperando frente al salón principal. Tan pronto como lo vieron, los tres lo saludaron y lo llamaron 'Joven Maestro'. Sus ojos estaban rojos por las lágrimas, y no podían expresar palabra alguna..

El médico militar del ejército de Rong Yan que lo acompañaba, Xia Tianwu, se adelantó para decir: "General, el viaje ha sido difícil y se está haciendo tarde. Después de cambiar sus vendajes y aplicar medicina en sus heridas, puede descansar".

Cuando la tía Liang escuchó esto, supo que no era el momento de estar triste. Entonces ella dijo apresuradamente: "Joven maestro, su habitación está lista. Vaya y descanse."

Después de que Gu Heyan le indicó a la tía Liang que acomodara a los soldados del ejército de Rong Yan que lo habían acompañado, le dijo a Xia Tianwu: "Vamos, vayamos a mi habitación para cambiar los vendajes y aplicar la medicina".

El general renacido siempre se usa a sí mismo como sustituto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora