Volar como la aves

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—te ves linda Cuando lees ¿sabias?—su mano hacia presión en la mesa, su sonrisa era deslumbrante y su estúpido traje era perfecto, como siempre, como todos los días

—me veo linda siempre —y yo debía ser arrogante, solo por su sonrisa que cambiaba a una más coqueta y aunque quisiera que no fuera así me gustaba su sonrisa—¿puedo preguntar que haces aquí? —

Se encogió de hombros mientras se sentaba en la mesa-tengo la hora libre, tu no entras a etica imagine que estabas aquí al ir a tu habitación y no encontrarte ¿quieres salir conmigo? -

-que acosador-meditaba la idea de pasar una tarde con ella-sólo no me grites-

Luz aprendió a chasquear la lengua, algún detalle que creo nadie más había notado—lo siento mucho ¿por que no deja de pensar en eso? y me besa señorita blight—luz seguía hablando, pero mientras más hablaba más se veía interrumpida por unos golpes que parecían hacerla quedar muda.

Bien esto es extrañó

mi cabeza se levantó de golpe secó, era un sueño uno muy malo, mis pulmones tardaron en agarrar el aire más tiempo que mi expresión de desagrado en aparecer en mi rostro, y caí ¡literalmente me caí de mi cama!

Los golpes que callaban a San Flanders en la pesadilla aparecían ahora justo en mi puerta, ¿creen en la manifestación? Desde ahora yo sí, al diablo.

—hola—su voz salió en susurro inmediato, y por mas adorable que pudiera verse aún estaba enfadada—menos mal fuiste tu quien desperté no sé qué habría hecho si bri o willow lo hubieran hecho—

—¿que quieres San Flanders? Son las tres AM y quiero dormir—luz suspiró

—yo quería hablar contigo—maldita seas tu y tu sonrisa luz noceda—sé que es tarde y sé que has de tener sueño pero no puedo evitar pensar en ti y en las últimas noches eh venido aquí con la esperanza de poder golpear—

—desembucha—debía ignorar sus palabras por mi propio bienestar.

Luz tomó mi mano y me llevó a su lado a mis espaldas cerraba la puerta y me condujo por todo el internado.

Su tacto era agradable, quiero decir no es que como si no lo hubiera tocado ya, pero se sentía diferente, sentía un mareo ligero en mi cabeza, y de nuevo esa sensación entre mi estómago y pecho que sube y baja cual elevador, ¿era acaso una señal divina del daño que luz noceda me hacia? O ¿estaba volviendo esto más personal de lo debido?  Cuando me puso a su lado y miró mis ojos en la perpetua oscuridad de aquel frío pasillo, cuando puso mi mano en su pecho me respondí a mi misma la pregunta. Sí, si lo estaba haciendo más personal de lo debido.

—quiero mostrarte algo—susurró entre nuestra poca distancia, el pequeño corte de aire y sus palabras eran lo único que nos separaba—pero, necesitó que hagas todo lo que te diga —

Y lo sentí, una chispa encandesente que me llevaba a desear mas de ella se hacía presente, una qué pensaba y vivía por sí misma, que parecía actuar por instinto que parecía desesperarse si su instinto no se hacia realidad

—sí luz—el hilo de mi voz completamente cerrado, tan natural, tan indeseable a mi enojó, tan deseado por mi confundido subconsciente—haré lo que tú pidas—

Aún con la oscuridad pude ver su linda sonrisa confirmándome todo, se separó de mi, y diablos, esta vez lo sentí mucho más, busco entre sus bolsillos y abrió aquella puerta frente a nosotras la luces se encendieron siendo un caos para mis ojos, era ¿la biblioteca?

—sé que no es el sitio perfecto pero, son las tres de la mañana y no hay mucho donde ir ¿sabes? —

Alcé mi ceja en respuesta—¿no tenias algo planeado noceda? — luz hizo una mueca mientras caminaba

En Casa SantaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora